domingo, 13 de septiembre de 2020

IV Vuelta ¿Macedonia? al Mar Menor

 



Los meses van pasando y a todo nos acostumbramos. Lo hemos hecho para reducir las relaciones sociales, los viajes, el contacto personal....¡¡como no lo íbamos a hacer con las correr carreras¡¡. No digo que antes o después vuelva a colocarme un dorsal para participar en alguna ultra pero por ahora no sólo ha pasado a segundo plano, si no que no tengo nostalgia. No veo necesario participar en carreras para disfrutar corriendo y mucho menos con tantas normas y restricciones que las desnaturalizan. Cuanto mas tiempo pasa disfruto más de los entrenamientos y de retos los particulares. Y pasados tres meses desde la tercera Vuelta Macedonia al Mar Menor, me dejé embarcar en la cuarta, aunque de macedonia venía a tener poco. Mi camiseta y el abuelo Pepe, que ni tan siquiera portaba la bandera. Corrió con su camiseta naranja de correbirro.



Todo se forjó hace poco más de un mes desde el grupo de corredores de Cabezo de Torres. Las ganas de Pepe de repetirla se juntó con el ímpetu de Paco y la connivencia de Jaguar y José Antonio Megías. En la última semana el zamarro se borró por una inflamación de rodilla pero seguramente mas por vergüenza torera que por deseo deportivo, decidió hacerla, pero en bicicleta trayendo de compadre a otro cabezotorrense, Toledo, al cual no tenía el gusto de conocer hasta la fecha.


4:00 de la madrugada. Sábado 12 de septiembre. Tras una semana estresante de trabajo, me levanté para desayunar. Como siempre que voy a correr de mañana, zumo de pomelo y tostadas de pan integral con aceite.


5:00, cita previa de los cuatro corredores. Para cumplir con la nueva normalidad, dos coches y bien pertrechados de mascarillas.


6:00 llegamos al Molino Quintín en Lo Pagán, habitual punto de partida y llegada de la Vuelta al Mar Menor, la macedonia. Ya antes de empezar mi estómago no carburaba bien. Intenté, sin éxito, hacer un chelfi de los cuatro antes de salir. Y es que no lo consigo, cuando no es que no encuadro, es que me tiembla el pulso, o no enfoco, el caso es fracasar. Ni una foto de la salida.




Los compañeros de esta edición son mas duchos en asfalto y eso me daba yu-yu mucho yu-yu, por que no me van los ritmos altos. No me gusta apretar y mucho menos de salida. Prefiero ir de menos a mas. Ellos, en cambio, se les veía ligeros, sueltos. Primeros metros por los paseos al borde del Mar Menor. Playa de Villa Nanitos en Lo Pagán. Ni un ruido, ni un alma. De noche. Y como solo me había llevado las gafas de sol tuve que escoger entre correr a oscuras o a ciegas. Pues fue a oscuras. Cual ristomejide, me coloqué las gafas de sol desde el principio, prefería verlo negro a verme en el suelo.




La Puntica, con los restos del club marítimo quemado. En una valla me enganché la visera que llevaba colgada y la rompí, con esta edición, me ha rendido su último servicio. Largo paseo de Santiago de la Ribera. Primero grupitos de paseantes. Íbamos a buen ritmo, quizás demasiado, prefiero ir de menos a mas, correr por debajo de 6:30 o incluso a 7:00 para ir entrando en calor. Ya me conozco y sé que hasta que no pasan 20-30 kms, o voy al trotecillo, o sufro de más.




Es la cuarta edición pero sigo disfrutando de los largos paseos de Lo Pagán, Santiago de la Ribera, Ciudad del Aire, que mantiene el aroma del veraneo del siglo XX, que no viví en persona, pero que se puede ver en cada recodo, cada casa, cada balneario de madera. No muy bien, con dolores de estómago, me callo y troto.






Primera edición sin Salva el Sherpa, así que nos tocaba a Pepe y a mí hacer de cicerones pero mas concentrados en otras cosas, saliendo Santiago de la Ribera, absortos en las historietas de la mili de Pepe, nos pasamos la ruta, así que acabamos haciendo mas asfalto y menos senda. En aquellos restos de cuarteles pude imaginar a Pepe, más de 40 años atrás, echando mal de ojo a aquel capitán que le arrestó sin saber que acaba de firmar su triste destino en Sevilla. Pepe es mucho Pepe.




En la parte final del paseo, han debido echar miles de euros en cuatro o cinco réplicas en hierro-bronce-lo-que-sea, de modelos de aviones de la Patrulla Águila. Otra vez, con más tiempo, volveré para pararme a fotografiarlos, ver los modelos y su uso.




Pasando por la Academia General del Aire, km 5, observamos los restos de las construcciones que otrora acogieron a adolescentes aspirantes a pilotos que ahora Megías propone convertir en ¡¡campo de concentración¡¡. Yo no llegaré a tanto, pero es una pena la decrepitud de los edificios que podrían reutilizar de muchas maneras pero por esta desidia tan española de no hacer nada hasta que se viene abajo, pues acabará cayéndose a trozos de pura inacción. 




Más fantasmas, el aeropuerto de San Javier, sin movimiento. Mi estómago dijo basta y tuve que pararme a balizar. Al empezar a trotar, me dolía todo. Los tres galgos, muy tranquilos, iban a buen trote o yo iba hecho un ¿caracol?. Km 10, amaneciendo, primera parada para tomar un té que me vino muy bien, me sentó el estómago. Primer mensaje a mis pomelos. Todo bien. 




Retornamos a la carretera para, en seguida, coger los puentes sobre las cañas para entrar en el paseo eterno de Los Narejos y Los Alcázares, kms 12 a 15. De vuelta a 1970. Pepe, abuelo cebolleta, nos contó sus años de veraneo, cuando la orilla estaba 10 metros más arriba, justo al borde de las casas. A un lado, paseo, espigones de cemento y nuevo mobiliario urbano. Al otro, casas de veraneo de cuando Franquito era corneta. 




Saliendo de Los Alcázares, en lugar de coger la orilla como hicimos en las anteriores ediciones, cogimos la carretera directa hacia El Carmolí atravesando la Rambla del Albujón, recuperando en tiempo que perdimos en los kms de asfalto que cogimos por error. Y evitamos el fango, mosquitos y agua estancada que nos tragamos en la edición de junio. 




Km 21, Playa de Punta Brava. A partir de ahí, macedonia combinación de casas pequeñas, antiguas, horteras tal vez, con nuevos chalé con piscina, ventanales y playa a 20 metros. ¡¡Que viva la ley de costas¡¡...para el vulgo, no para los señoritos.




Paco empezó a dar señales de vida. Varias llamadas. Empezaron a las 8:00 desde Santiago de la Ribera. Poco a poco nos fueron acortando distancia. ¡¡Que viene el Zamarro¡¡.




Entre Los Urrutias y Estrella de Mar, un par de kms de tierra, algo de fango, un mucho de peste a agua estancada y buen ritmo de carrera. Para evitar abrasarme antes de tiempo, intenté controlar el ritmo, no muy rápido, que los 16 kms de La Manga luego se pegan y mas en esta ocasión, en la que además de humedad, hacía mas calor.






Segunda parada, primera chispa-de-la-vida. Sacamos los bocadillos. Pan integral con chorizo pamplonica. Me encanta. Los geles, para la ducha. El camero, muy simpático, nos dijo; "no se puede comer comida de fuera, por esta vez os vamos a dejar, pero no la próxima". Tomo nota...para no volver a pararnos allí. Será por bares. El bocata que cayó de lujo. El otro que llevaba, pues aquí de vuelta, a espera de que me lo meriende hoy. 




Km 26, comienzo de Los Nietos. Unificación del grupo. Paco y Toledo llegan a nuestra altura. Paco nos enseña un móvil Manzana que encontró tirado. 800-1000 €. Tirándose de los pelos estará el dueño. Con buen criterio, se lo llevó por si apareciera el dueño. Y hasta ahí puedo leer. Desde ese momento, Paco y Toledo, hicieron la goma, iban venían.


Tras los kms por la parte oeste del Mar Menor, entramos en la parte este, desde Los Urrutias hasta Cabo de Palos. Empecé a carburar. Y como cambia ese tramo. De hacerlo de noche, parece que Cabo de Palos no va a llegar nunca, a hacerlo de día, que si no te das cuenta, te lo pasas. De forma consecutiva Islas Menores, Mar de Cristal, Las Lomas, Playa Honda y Playa Paraíso. Y con restos romanos, para que nuestra legión rinda pleitesía a la ciudad eterna, el yacimiento de El Castillico. Cuarta ocasión y es la primera vez en que me doy cuenta de que Roma también estaba allí. Punto para Jaguar.




Entre el 32 y el 36, el giro desde Las Lomas al comienzo de La Manga, mi zona preferida del recorrido. A alguno ya se le empezaba a notar el cansancio. Megías, empapado en sudor, pedía cuartelillo. De forma consecutiva, Playa de los Alemanes que supongo que será por decenas de teutones cerveceros que invadan el arenal, Playa del Vivero hasta Puerto Bello, que no tanto. Por el club náutico, a la Goa de Marchamalo, atravesando el puente del mismo nombre hasta llegar al 24H en que siempre nos paramos, km 2 de La Manga.




Y estábamos tranquilamente almorzando cuando un treintañero, con camisa verde pistacho, fue directamente hacia Paco y preguntó: "Vosotros no habréis encontrado un móvil?". Paco, todo parsimonia, sin responder, abrió la riñonera y sacó el móvil Manzana. La cara de alivio del pistachero era un poema, todo alegría. Hablaba atropelladamente sobre como había perseguido la señal gps del móvil. Para que luego digan que el covid es un invento para controlarnos. ¡¡Si no les hace falta¡¡. Perla final, "podías haberlo dejado en un cuartel de la guardia civil". Con buen criterio, Paco calló y no dijo nada ante la sombra de la duda que quería hacer caer sobre él.


La Manga, 16 kms por delante de asfalto, gente, calor, vía única. Mejías reventó. Salimos del 24H corriendo. Pepe y yo marcábamos buen ritmo. Los primeros 4 kms a una media 5 o 5:30, quizás demasiado rápido y los gemelos de Megías dijeron que ¡¡hasta aquí¡¡. A partir de ahí, desde el 7 hasta el 18 anduvimos mucho mas rato del que corrimos. Pero esto es así. Si uno cae, los otros le esperan. Paco y Toledo fueron y vinieron varias veces. 






La Manga en sí, es un disparate urbanístico de juzgado de guardia. En una barra de arena de 20 kms de largo, por unos centenares de metros de ancho, se han dejado caer edificios, hoteles, casas y chalés por doquier. Sin orden, sin control. Pura especulación. Alguien se ha hecho muy rico, la naturaleza muy pobre. Los primeros kms, desde el Zoco hasta la Punta del Galán, insufrible de aglomeración. Mejora desde la Playa de Poniente hasta la del Pedrucho, con edificaciones a un solo lado, atisbando lo que debió ser la zona antes de los años 60. Megías sufriendo. Los demás, aguantando. Paco apareció con "flí" efecto frío. Playa de las Gaviotas y del Estacio. Playas estrechas, arena negra. Mucha gente tomando el sol, otros bañándose y demasiada gente sin mascarilla. Luego a quejarnos. 






Puente levadizo del Estacio, con las obras del pelotazo valcarciano del nuevo puerto que ahora la Justicia obliga a derruir pero que nadie va a devolver la mascá atesorada. Se intuía ya el final. Desde la Playa de la Ensenada del Esparto hasta el Veneziola, mucho mas espacio. Chalés de lujo, con piscina y jardín, pero tan adentro de La Manga, que solo pensar en el tiempo desde Murcia, no vale la pena ir salvo que vayas para quedarte varias semanas. Veneziola, esqueleto de lo que quisieron que fuera un mallamibich, torciendo a la derecha por el restaurante de lujo Collados Beach.




Y llega el momento de cruzar por la encañizada. Cada vez lo veo mas lejos. Nos quitamos la ropa, todo en bolsas de basura. En el primer tramo, mucha vegetación, se hundían los pies. Opté por una ruta en diagonal al ver al fondo, a la derecha, flamencos de pié. Con ello nos hundíamos como mucho hasta la cintura. Momentazo ver a Paco y Toledo cargando con la bicicleta. Al otro lado, una señora nos vio salir ojiplática. "Alguna vez habías visto algo así", le preguntó Paco. "No, y mucho menos cargando una bici".






Km 55. A cuatro kms de meta, sálvese quien pueda. Corriendo a tope con Pepe, en muchos momentos a 4:45. Llegamos a meta. Megías se recuperó y llegó a los 3-4 minutos. Y Jaguar, pues con su reportaje fotográfico. 




Otra vez, gran experiencia, que habrá que repetir. La próxima ocasión, en invierno. Encañizada incluida. Dorsales olvidados, ¡¡será por retos¡¡. Próxima parada, 17/10 I Ruta Macedonia de las Fortalezas. Para otra ocasión, ruta desde Cabo de Palos a Cartagena por la orilla. Como dice el bosnio, no digas que no puedes hacerlo....


¡¡¡ Roma Victrix  ¡¡¡







2 comentarios:

  1. El bosnio dice unas cosas...ten cuidado con el asfalto que engancha o ya no te acuerdas?

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  2. Con aventuras de estas ¿quien echa de menos los dorsales? Un placer acompañaros y como digo, menos mal que la hice en la bici que sino...menuda mañana os hubiera dado jeje. Un saludico.

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