lunes, 10 de noviembre de 2014

V Yeti Trail 08-11-14

Yeti Trail 08-11-2014

Ficha Técnica:


Hora de la Salida: 08:00                                                  Lugar: El Berro, Sierra Espuña

Distancia y desnivel : 44 kms y 2600+ (con 5.200 acumulado)

Precio de la inscripción: 31 euros (federado)

Número de Dorsal: 121           Total Inscritos: 184        Total Inscritos Veteranos Masculinos: 45

Primer Clasificado General: Juan Miguel Cuenca Martínez en 4:16:06

Primer Clasificado Veteranos Masculinos: Fulgencio Vilar Sánchez en 5:13:23

Mi tiempo: 7:11:14

Mi puesto en la General: 99 de 184 inscritos (126 finalizadores)

Mi puesto en los Veteranos Masculinos: 12 de 45 inscritos (22 finalizadores)







La última de la temporada. Yeti Trail. Tras 10 carreras, 430 kms competidos y mas de 2.500 de entrenamientos, esta es la última de 2014. Mi cuerpo lo pide a gritos y mi fecha de nacimiento, más. No estoy para tanta paliza, así que voy a dosificar para poder disfrutar un mayor número de años.

Ya desde hace dos años decidí no repetir carreras, salvo excepciones ocasionales. Quisiera participar en todo el calendario, para lo que cada año me he propuesto retos nuevos.

Para esta segunda mitad del 2014 me propuse la Ultra de Sierra Nevada, la Al-Mudayna y la Yeti Trail. 157 kms entre las tres, en un lapso de algo menos de dos meses. Mucha tela, los esfuerzos se pagan.

He llegado al final muy deteriorado y el Morrón Chico lo ha certificado.

No es la falta de "fuelle" lo mas preocupante, sino mi estado muscular, con calambres, tirones y sobrecarga general.

A mis casi 47 años, tengo que espaciar algo mas mis esfuerzos. Otros u otras podrán afrontar con mas asiduidad este tipo de carreras, yo no. No pasa nada, prefiero 4, 6 u 8 carreras buenas al año que sufrir en demasía, aunque ya lo dice mi medio pomelo, "palos con gusto no pican".


En esto de la ruta, y mas últimamente, con la variedad y los medios de información, no podemos negar que hay algo de narcisismo, de querer contar cada éxito o cada fracaso, pero hay una cosa innegable, que al final, la carrera la haces tú mismo, la sufres tú mismo, la dueles tú mismo e incluso, la lloras tú mismo.

Si, aquí va este ladrillo de crónica, pero para poder compartirla, antes hay que haberla sufrido. Cualquiera que se ponga los aperos de correr para afrontar pruebas de este estilo, ha vencido ya con el solo deseo de intentarlo, no digo ya, si sale a correr y si termina.



Ocho en punto, en el centro de El Berro, nos aprestamos a comenzar la batalla. A mi lado, dos grandes del fondo levantino, Rai y Fausto.





Estos dos sí que merecen el aplauso. El uno Rai, ha estado 6 meses parado y termina la temporada por todo lo alto, como el luchador que es. El otro, Fausto, que tiene mas kilómetros encima que el transiberiano, que pese a sus propias dolencias, no se pierde una y en todas da el máximo de si mismo. No sé si son leyendas de este deporte, pero si merecen el reconocimiento de este palmero, dado que tiene muchas y grandes gestas que contar.



Salimos de El Berro, puebluco coquetón al pié de la sierra, que nos acogió con cariño. Esto es lo que hace grandes a estos pueblos, se convierten en tu casa nada mas llegar.






Tras unos primeros kilómetros de llano, iniciamos la larga ascensión a la Peña Apartada y Las Cunas.

Subida sin un desnivel muy pronunciado, pero sí muy continuo. Intento marcarme un trotecillo continuo que me permita ver pasar kilómetros sin mucho desgaste.

El sendero, y en general, todo el recorrido, espectacular. Parafraseando a mi amigo Diego, era un entorno "bucólico pastoril" de primer grado. Pinares infinitos, veredas serpenteantes, arroyuelos colmados y sobre todo, paisajes espléndidos, que te hacen sentir minúsculo ante una naturaleza viva y milenaria.

Solo por ello ha valido la pena el esfuerzo. Son imágenes y sensaciones sin precio.




Ya no me pillan de novato, y desde la meta hago los deberes. Plátano en meta y llegando al avituallamiento del 7,5 me zampo la primera porción de membrillo, bebiendo agua cada 10 minutos a lo sumo. A lo largo del resto del recorrido, mas membrillo y orejones.

Me veo bien, quizás demasiado bien, y me confié. Creo, no, estoy seguro, subestimé mi estado de forma. Corrí de más al principio, y al final, las fuerzas que allí gasté las eché a faltar.




A por la primera cota, Las Cunas a 1.406 metros de altitud. Subo bien, trotando como he dicho, confiado.....¡¡¡¡ayayayayay¡¡¡¡....¿no hemos quedado que hay que pensar con la cabeza?.

Una vez en la cumbre, me asomo a disfrutar de la vista. Pese a que el día ha amanecido nublado, se ve todo el parque natural de Sierra Espuña en su esplendor otoñal. No hago fotos.

Si, la mochila está muy bien para llevar cosas, pero, ¡¡¡vaya follón cada vez que quieres coger algo¡¡¡. Suéltate esto, quitate lo otro, desata aquí, baja la cremallera allá......si, parece una escena caliente-caliente....pero no es mas que la lucha para sacar de la mochila el móvil o las almendras. Por pura pereza, dejas pasar los kilómetros.

En la bajada empieza a caer "calabobos", que siendo cántabro agradezco....ahora....luego, de gracias nada.

Bajada rápida. Terreno húmedo y resbaladizo, pero, hasta el momento firme.

Alcanzo el segundo avituallamiento, previo a la subida al Morrón de Espuña (1.586 metros) rodeando los pozos de la nieve.


Vista desde los pozos de nieve


Llevo mas de dos horas solo, así que busco un corredor de referencia. De rosa, no me preguntéis más, soy así de "despegau", ni le pregunté el nombre. Eso sí, era un veterano, me estuvo contando su últimos retos, y viendo su ritmo, no era una aprendiz de montañero.

Lo veo algo fuerte de más para mi gusto, pero me ciño a su ritmo.

En el avituallamiento....¡¡¡¡ayayayay, los avituallamientos¡¡¡¡. Si, he dicho que el recorrido era espectacular, no debo de olvidar que el balizamiento era perfecto, pero los avituallamientos, pobrones como mínimo. Es cierto que corro por que quiero, que la cuota de inscripción es secundario, pero no me gusta tampoco regalar por que sí. 

Por 31 euros, cuatro trozos de plátanos verdes, galletas duras que con el dolor de garganta no pasaban del "galillo", maiz tostado, agua e isótonico a morro (nos ahorramos hasta los vasos) en tres puntos en todo el recorrido, no es que me parezca poco, me parece misero.

Si a ello sumamos que en meta ni un detalle para los finalizadores salvo mas agua y arroz de hace media hora, pues, le hace a uno meditar, ¿que ha hecho la Organización con los fácilmente 10.000 euros en inscripciones?. Algo no cuadra, y no, no me vale que se me diga que el recorrido era precioso, que lo era, por que ese parque natural lleva allí miles o millones de años, y seguirá allí otros tantos hasta que exista el yeti de verdad. 

Llegamos al collado Mangueta




Empieza a llover de verdad. Saco la visera para, al menos, poder ver. Y empieza mi via crucis.

Bajada por el Barranco del Gallego. Camino muy estrecho, y cuando digo estrecho, es que en muchos casos el ancho superaba escasamente un metro, con caída lateral en caso de traspiés.

Vereda de piedra, que con la lluvia, era una pista de patinaje. Y, claro, como no iba a dar yo la nota. Por dos veces caí. La primera, con enganchada de pierna incluida, me fui de bruces al suelo. La segunda, la que más dolió. Heridas en brazos y piernas, que en principio, eran superables. Golpetazo tremendo en el culo, que te deja sin aire, y esto se nota al seguir corriendo, pero lo peor, y para quien corre largas distancias sabe lo duro que es, pinchazo en el isquio izquierdo por la contractura al caer.

Me levanto como un muelle. Heridas, bien; rasponazos, bien-bien; pero el dolor en el isquio ni se va, ni el músculo vuelve a su sitio.

Empiezo a caminar, y al isquio izquierdo, se le solidarizan el resto de músculos de las piernas.

Estiro como puedo, hago piña, y sigo.

Se palpa el miedo. Bajo con pies de plomo. Sufro mas resbalones, sin caídas, pero que ahonda el problema isquiotibal. Cualquier movimiento brusco, me provoca la sobrecarga del músculo.

Tropiezo con cada piedra, cada rama, torpe como un borracho de madrugada.

Si la subida a Las Cunas se me hizo larga, la bajada del Gallego hasta el parque de la Perdiz se me hizo eterna.

Tras lo que parecieron horas, llego al avituallamiento previo a la última ascensión, la del Morrón Chico.

Repaso la situación del "material" y sé que estoy liquidado. Las dudas llegan a su punto culminante. El cabreo conmigo mismo por estar en esa situación, busco una excusa, pero sé que todo es culpa mía. Llámadlo soberbia, llámadlo suficiencia, si decías estupidez no falláis.

Si, mi medio pomelo, "palos con gusto, no pican", y si, fue la imagen de Inmaculda, mi medio pomelo, diciéndome eso, la que me hizo seguir. Ya era por orgullo, testiculitis, chulería, o para poder contarlo después, pero, ahí vamos, a subir.




La primera parte de la ascensión, era un cortafuego de esos que le ves la punta, pero no atinas la distancia que es. Me viene a la memoria un clásico del cine, Ben-Hur, la escena de la batalla naval, la galera de Quinto Arrio....boga de ataque.....boga de ariete....yo pongo boga de no rendirme.

Un pié detrás de otro. Veo gente a lo lejos, parece que no los tengo lejos, pero no los volví a ver. Cada vez iban mas lejos.....lejosss....lejosssssss.

Los minutos son eternos. De repente llovía, como salía el sol. Las condiciones meteorológicas fueron muy dispares todo el día, y esto endureció mucho un recorrido ya duro de por sí.

En 40 minutos termina el cortafuegos. ¿Tanto hablar para ésto? ¿esto está "chupau"?. Voy viendo las Paredes de Leiva, es-pec-ta-cu-lar.


Paredes de Leiva


Cansado pero contento cojo la vereda de piedras. Resbalan. Miedo escénico no, lo siguiente. Me cuesta correr, tengo pánico a otra caída. Y la tercera tiene pinta de que sería la última ahora que me tiene acobardado el isquio traicionero.

Reduzco el ritmo a un trote poco mas que paseante.

Y cuando creo que va empezar la bajada me encuentro con esto....




...si, es lo que parece, un zig-zag extenuante, que junto con la humedad, el viento que soplaba fuerte por esos lares, el frío y mi agotamiento, me supuso un sobre-esfuerzo inhumano...."palos con gusto no pican".....pero en ese momento, si hubiera tenido fuerzas para llorar....nada, que se le va a hacer, un pasico tras otro. Es llegar allí y, a bajar.

Otros 30 minutos se me van en lo que debía ser escasamente 500 metros de subida, 750 a lo máximo.

Hago "cumbre" y veo un punto de encuentro en la bajada, y me "alegran" el momento, tengo que subir hasta arriba del todo para control de dorsal. 




Si me quedaba algo de isquios, cuadriceps, gemelos o lo que sea que hubiera por ahí dentro, aquí me rematé.

Cuando inicié la bajada, "no siento las piennassss", pura gelatina. Tropezones a mansalva.

Llegó al último avituallamiento y me dicen que 9 kms de bajada a meta. Y no mienten, así fueron, pero ahora se me suma el dolor lumbar. Me echo hacia adelante para ir mas cómodo, y se me cargan los abdominales. Me estiro, y me abrasan los lumbares. Alterno trote con paseo. No hay para más.

Si hubiera encontrado en ese momento al yeti-ese-de-las-narices, me lo como con patatas.

Final agónico, por una senda pedregosa que te machacaba tobillos y planta de los pies.

Salgo al fín de la tortura, para darme de frente con la policía local. En un tris de subirme al coche patrulla, para que me llevaran a meta. ¡Que harto¡.

300 metros a meta.

Venga, ahora sí. Veo el arco de meta, voy fundido, pero contento, por que, "palos con gusto no pican".

Meta. Mi reloj marca 7:11:14, mas tiempo del esperado, pero, tras el frío, viento, lluvia, por un lado, y mi cansancio por otro, gran triunfo. Se pudo hacer mejor, pero se pudo hacer peor.





Yeti conquistado.

Ni un mal coca-cola en meta, pese a que eran patrocinadores. Una camiseta entre amarillo y pistacho fea, pero fea-fea, y para casa. Lo dicho, Organización, carrera sí, negocio, no.

Ahora, a pensar en retos para 2015. No muchos 5 o 6, pero de los buenos.

En mente la GR10, la RDLF-111 si al final se hace, la Ultra de los Bosques del Sur (Ramonius, sabes que este año sí), y alguna maratón en asfalto.

Quizás algo más caerá, o no, pero eso, será el próximo año.

Y entonces, volveré a reír, disfrutar, sufrir, y gritar......


Roma Victrix¡