miércoles, 12 de octubre de 2016

VIII Botamarges 2016





Hora de Salida: Sábado, 8 de octubre, a las 06:00 desde la plaza de Forna (Alicante).

Distancia: 70 kms., con 3.700 de desnivel positivo.

Tiempo máximo: 16 horas.

Número de Dorsal: 136.

Precio Inscripción: 55 €.

Total Inscritos: 304, de los cuales 112 eran de mi categoría.

Primer Clasificado: Daniel Martínez Rufete en 7:58:06.
                
Mi Clasificación: Bueeeenoooo, un poco después. En 13:44:49, el 173 de los 304 que salimos, el 63 de mi categoría.
  
El Perfil, venga, que hay que ser valientes






Aquí estamos, en la línea de salida de mi siguiente aventura, en Forna. ¿Forna?. Si, reconozco que no tenía ni idea donde estaba. Es un coqueto puebluco en la parte norte de la provincia de Alicante cerca de Pego. Tiene un castillo templario que ya era una alquería en época islámica, de un caudillo musulmán al que llamaban Al-Azraq, "el Azul", al parecer, por su intensos ojos azules. 


Botamarges, la carrera, según nos dijeron un adjetivo en valenciano que literal significa "salta márgenes", en castellano algo así como "saltimbanqui". Pues nada, preparados para dar saltos.





En esta ocasión fuimos 3, y medio, los macedonios llamados a la aventura. Tres corrimos y el medio corrió de lo lindo siguiéndonos de avituallamiento en avituallamiento en su coche. Salva corrió. Richy y servidor nos arrastramos hasta meta. Y el gran Fausto nos fue dando algo más que apoyo.


Viajamos la noche anterior y gracias a la gentileza de Esteban, ¡gracias zagal¡, pudimos dormir en su casa para descansar algo antes de la batalla. Una buena cena de pasta junto a los Zumbaos, un rato de charla, muchas risas y pronto a dormir que el despertador sonaría a las 4:00.


Empiezan las tradiciones de rigor. Vaselina en la planta de los pies para evitar ampollas. Tiritas de gran tamaño en los pezones, para evitar las rozaduras. "Réflex" en los muslos. La mochila con todo el material. Creo que ya está todo. Al final, como siempre, uso poca cosa. El agua, el magnesio para recuperar sales y algún anti-inflamatorio para los dolores.


Cogimos los coches camino de línea de salida. A mi lado, Salva. El Etíope. No sé cuantas ultras en 2016, entre ellas Mont Blanc, y de nuevo hizo, ¡como no¡, otro carrerón. Luego me dijo que estaba saturado de tantas ultras, pero claro, alma de cántaro, ¡si te has hecho 6 o 7 en un año¡. Nada, nada, ahora dedícate a la vida "interesante y apasionante", a desconectar, que dentro de nada estarás de vuelta. Richy, en su coche.

Té, un acharla rápida con el Señor Roca y a las 6:00 en punto, pistoletazo de salida, aún de noche.


Cumpliendo otra tradición, Richy y yo salimos los últimos. Así, todo sería ir para arriba en la clasificaciòn. ¡¡¡Que inocentes¡¡.


Desde el primer momento Salva iba a otro ritmo. En el momento que había que correr, nos sacaba de rueda a la mínima. Coincidimos con los Zumbaos en la primera subida. Otra tradición cumplida, hablar de política durante un rato no podía faltar. Nunca nos pondremos de acuerdo, por que hay opiniones para todos los gustos, muchas naranjas y alguna morada.


La subida entre la Sierra de la Gallinera y El Castell era pedregosa pero ancha. Todos muy juntos. Salvo los corredores, los populares íbamos a nuestra marcha que el camino es muy largo. En los tramos en los que se estrechaba, en fila india, todos a una.




Salva siempre delante. La impaciencia por la lentitud le devoraba, no lo podrá negar. Richy sospechosamente callado. Yo, pegando la hebra con todos con los que nos íbamos topando. Es una de las partes mas reconfortantes de estas pruebas, esa fraternidad que se forma entre los adictos a estas aventuras. Pagamos por ellas, no recibimos nada a cambio. Pero esos momentos de charla con corredores desconocidos, contándonos nuestras batallitas cuales abuelos cebolletas, son para el recuerdo.


La bajada camino del primer avituallamiento, Villalonga, estrecha y sin ser muy técnica, hay que ser cuidadoso, máxime cuando un tropezón te puede echar encima del corredor que te antecede y provocar un efecto dominó. ¡¡¡No me caí ni una vez¡¡¡.




Entrando en Villalonga, quizás el pueblo más grande por el que pasamos, ya km 11, Fausto ya está allí para hacernos las primeras fotos e informarnos del siguiente tramo.


Ya era de día. Llega la hora del desayuno ¡voto a bríos, maese compañero, que cumplí¡. Durante todo el recorrido los avituallamientos fueron abundantes, quizás algo repetitivos, pero tenían siempre fruta, frutos secos, dulces, algunos bocadillos, gominolas, membrillo, agua y mucha-mucha chispadelavida. Eché en falta un avituallamiento con una comida contundente como pasta o arroz, pero no tengo queja.


Salimos de Villalonga bien aleccionados por Fausto de como era el segundo tramo. Primero, un llano para correr y después la subida a la Safor.


Por partes, en el llano, muchos kms de camino ancho. Salva poco a poco se iba alejando. ¿Para que frenarlo?. Se fue, llegó dos horas antes a meta. Richy y yo seguimos a nuestra marcheta. Pasamos por los túneles escabados en la roca, alguno de ellos, totalmente a oscuras.





Juanfran nos dió alcance en este tramo. Durante muchos kms fue haciendo "la goma". Decía "no ir fino", pero eso lo dice siempre. Que no tenía la cabeza preparada para este reto, pero claro, tanta saturación de carreras no puede ser buena. Finalmente, otro que echó lo que fuera, pero llegó a meta.


Empieza la Safor. Subida en tres tramos. Uno primero pindio, estrecho, en tierra y piedra, pero corto. El segundo, en carretera, que se te pegaba a las piernas. Y el último, el más largo, nuevamente entre tierra y piedras. Entre medio, dos pequeñas zonas de descanso.


Entre el primero y segundo tramo estaba el avituallamiento del km 21, Casa Tarzán, ¡verídico¡. 3:14 desde la salida. Según nos contaron, antiguamente era un restaurante donde podías comer todo tipo de carne, desde jabalí a gato y quien sabe si a la mona Chita. Allí, el infatigable Fausto. Foto. "Mirad al pajarito"- oí que dijo alguien. Yo, obedecí.




Tras los avisos del "peligro" que nos trasladaron los Zumbaos, cogí la última subida con tanta prevención que no se me hizo ni muy larga ni excesivamente dura. Eso sí, el color pajizo de la cara de Richy era muy mala señal. Me dijo que no se encontraba bien ni mental ni físicamente. Me quedo solo. Me paré en un recodo a esperarle. Tardó en llegar casi 10 minutos. Muy mala pinta. Seguimos juntos pero enseguida se descuelga. No puede. Aunque luego sí pudo. Una pastilla de magnesio, mucha moral, pundonor e importantes dosis de testiculitis le llevó a meta. Ese es el espíritu macedonio.


Total, que en el km 20 me encuentro totalmente solo con otros 50 kms más por delante. No quiero pensar, enciendo el mp3. Cuando la música que oyes y recuerdas tiene más de 30 años, te das cuenta de que ya no eres un chaval. Eso sí, algunos "clásicos" son incombustibles y levantan el ánimo a cualquiera.





La bajada, para olvidar. Mas piedras que en Atenas. Además, tiradas de aquella manera, como en Atenas. Había que ir con 100 ojos para evitar una caída o una torcedura.


Al final de la larguísima bajada, empiezo a notar dolores musculares. Esperaba que fueran pasajeros. Llego al avituallamiento del km 30 en Benisiva en 5:14 desde la salida. Y ¡como no¡, ¿Quién estaba allí?. Fausto que ya había recogido a varios Zumbaos que habían dicho basta.






El que iba a mi lado corrió con chanclas.....¡¡¡ainsss, que dolor¡¡¡.


Juanfran llegó justo detrás con ganas de retirarse pero Fausto lo "echó" al camino y no le quedó mas remedio que seguir corriendo.


Instrucciones de Fausto para el siguiente tramo. Mucho sube y baja pero con menos piedras. Y cuando el camino parecía el mas sencillo, empieza mi doble calvario. Dolores musculares en los sartorios y el calor.


Hasta no hace mucho, sartorio me sonaba a personaje de la antigua Roma, pero varios problemas en estos músculos de la cara interna de los muslos me los han puesto de moda. Notaba calambres que me hacían ralentizar mi marcha hasta, en algunos casos, hacerme parar. Gelocatil y sigo. Al menos el terreno era semillano, propicio para la recuperación.


El físico empieza a dejar paso a lo mental. Ante los dolores, doy vueltas a posibles soluciones. La primera, cambiar la pisada. Evitar pisar de puntera y cargar más de tacón. No hace milagros, pero mejora la situación. Es un apaño a corto plazo, por que si lo mantienes muchos kms, serán los isquios quiénes se resientan, y si me quedo sin isquios, no hay carrera posible.


Cambio la música. Pongo Barricada. Rememoro al "hombre blanco", la rabia me hace seguir. Mi móvil echa humo de los más de 40 guasás que recibo sobre un artículo de prensa sobre mi empresa. No miro ninguno. No es el momento.




Me tranquiliza darme cuenta que si bien es cierto que la situación muscular es preocupante, mi situación mental es inmejorable. Ni una duda, ni un cabreo. Convencido de seguir. Ha sido la mejor carrera a nivel mental de las que he participado.




El sol empieza a apretar. Sobrellevo muy mal el calor. Me cubro la cabeza con un buff para evitar una insolación. Bebo agua cada 5 o 10 minutos. Poco más puedo hacer contra Lorenzo.


Veo una población al fondo. Un pequeño puente y los Zumbaos esperando, me jalean al llegar. Es el km 39, avitullamiento de Benisili. Fausto me da crema solar para no quemarme el cuello y frío para las piernas. Llevo 6:52 horas desde la salida y tengo por delante lo que llaman "el cresteo".




Como mucho, no quiero desfallecer en la subida. El sol aprieta. Me mojo la cabeza, buff, guantes y todo lo que puedo. Fausto me dice que llevo a Jesús a 5 minutos, pero es que no doy a más. De hecho, viendo los pasos intermedios, casi todos los corredores fuimos en los mismos puestos desde casi el principio.


Salgo para la subida. Dura, pero que se me hizo muy dura. Lo era, aunque he "toreado" en plazas peores, pero los sartorios me estaban torturando. Tuve que hacer paradas cada poco tiempo. Una hora y 20 minutos en hacer cumbre y una vez arriba, me senté y puse las piernas en oblicuo para relajarme. Así aproveché para disfrutar de la vista durante 10 minutos.




El recorrido fue espectacular, mezcla de cumbres, paisajes, pequeños pueblos y el mar al fondo. Si a eso añades que estaba muy bien balizado para no perderse, éxito de la Organización.


El cresteo fue muy largo. En otra situación física lo habría disfrutado más, por que aunque había muchas piedras, había zonas donde trotar. Casi una hora después, empecé la bajada que casi fue peor que la subida y el cresteo. Literalmente, no podía ni dar un paso. Paré varias veces. Probé a correr de tacón, de puntera, de lado o haciendo el pino, pero el resultado era el mismo. No podía.


Cuando llegué al asfalto antes de la siguiente población, noté ya la mejoría. Y la cabeza, perfecta. Iba a acabar, ¡y lo sabes¡, pero a ver si puede ser sufriendo algo menos.


Benisiva, km 49, nuevo avituallamiento. Van ya 9:20 desde la salida. Fausto y los Zumbaos felizmente comiendo en una terraza en la cual servía Esteban. Sabiendo que iba muy justo, pregunto a Fausto, a sabiendas que no me va a dulcificar la situación. Un sube y baja y en otros 4 kms, mas avituallamiento.




Tengo claro que sin el apoyo de Fausto, habría llegado a meta, pero con su apoyo no solo llegué, si no que disfruté como un enano, dado que me indicaba exactamente lo que tenía por delante y junto con los Zumbaos, me animaba como si fuera en cabeza, no a horas del ganador.


Sin demora, salgo. Una pequeña subida, me dijeron, pero se me hizo muy pesada y eso que no debían llegar ni a dos kms. Felizmente en el 53 un nuevo avituallamiento en Benirrama. Por supuesto, Fausto y los Zumbaos, y Jesús al que doy alcance.





Me queda la última subida, un par de kms, escalonada en piedra. Me dicen que Richy viene por detrás, a ver si me alcanza y llegamos juntos, pero no pudo ser.



Salimos Jesús y servidor. En las primeras estribaciones me planteo como hacer para llegar a la cumbre. Cambio el paso. Adopto el paso del pato, con los pies muy abiertos. No es muy "atlético", pero si muy efectivo. Descargo por completo los sartorios. Subo ligero, de hecho, Jesús se va quedando. La mejor subida de todas, de hecho.




A lo lejos veo la cumbre y ¡regalo¡ de la Organización. La baliza me manda ya para abajo, no había que hacer cumbre. Bajo rápido. Es el tramo en el que más corrí. Además, aunque era un tramo irregular con piedras, surcos y mucha piedra, corro muy seguro.


Moral por los cielos. Veo al fondo el último avituallamiento en L´Atzubia, en el km 61, a 8 de meta. Ya solo una catástrofe me podría apartar de la meta.




Foto de recuerdo....



...madre mía, que viejo estoy.


Ya no me entra nada de comida. Me bebo el enésimo vaso de chispadelavida, como algo, pero el estómago dice basta. Fausto, cual Pepe Guardiola, me da las últimas indicaciones de las tres subidas que me quedan.


Salgo corriendo y supero consecutivamente las dos subidas, con sus consiguientes bajadas, sudando a mares, pero no ya por el sol, que nos dejó hace rato, si no por la acumulación de esfuerzos. Algunos tramos algo sucios y dejados, pero no importa. Diviso al fondo el castillo de Forna, la meta está ahí. Llevé mucho cuidado en estas últimas bajadas para no tirar por tierra todo el trabajo hecho.


Me junto con un corredor también en las últimas y hacemos varios  kms juntos hablando de .... ¡carreras¡.


Veo el castillo, ya iluminado, aunque todavía no ha anochecido del todo. Justo detrás de mi, un miembro de la organización de vuelta a meta, que no me quiere rebasar y me va dando palique. La senda nos lleva por detrás hasta la puerta del castillo, solo faltó que nos dejaran entrar a verlo. Bajo por la senda hasta la carretera.





Bajada triunfal. Forna a poco más de 800 metros. La meta se huele. Todo son ánimos y aplausos de los animadores. Feliz. Disfruto de la bajada. Veo no muy lejos a otro corredor, pero no hago el esfuerzo de adelantarlo. ¿Para qué? ¿Qué más da un puesto arriba que abajo?.


Cuando entro en el pueblo, están con la ceremonia de entrega de las medallas. Aún así, disfruto de esos pocos metros como si el esfuerzo previo y el sufrimiento pasado no hubieran existido. En el recuerdo, solo queda ese momento, pasajero, de triunfo. Y allí estaban los Zumbaos y Fausto para recibirme.


Meta. Me paro. El cansancio me cae de golpe. Me cuelgan la medalla, puro latón. Al poco veo a Salva, como una rosa, dos horas esperando, ya duchado y con siesta incluida.




Me acerco a las duchas. Me dicen que el agua está fría. No es la primera vez que me ducharía con agua fría, pero aún recuerdo la tiritona que sufrí en la GR10 durante una hora por ducharme con agua fría. Ni me acerco.


Salva, como un padrazo, me trajo la bebida y algo de comer. Algo bebí pero poco comí, no me cabía. Media hora después llegaron tanto Richy como Jesús. Adiós a Botamarges.


Aviso a casa. He terminado. Ahora voy.


Gran organización. Muy bien el recorrido, el apoyo de los voluntarios, los avituallamientos y el balizado. Por poner una pega, lo de la ducha, pero en Forna, por no haber, no hay ni pabellón. Y la ausencia de un punto donde dejar una mochila para posibles cambios de ropa, pero, por lo demás, excelente.


Mi reconocimiento a todos los Zumbaos que no pararon de animarme. Mi alegría por que Salva, Richy y Jesús hicieran meta y, a su manera, disfrutaran de la carrera. También por Juanfran, que pese a las quejas, no se dejó vencer. En el recuerdo los macedonios que no vinieron, Pepe, centrado en sus pruebas de asfalto y muy especialmente, Fernando, meses ya en el dique seco, al que espero llevar delante corriendo mas pronto que tarde.


Macedonia Ultratrail




Y mi enorme gratitud a Fausto, que hizo que el día fuera redondo. Gracias, esta te la debo.


Ahora a descansar. No tengo nada en mente, pero, quien sabe, antes o después aparecerá alguien con una idea.




¡¡  Roma Victrix  ¡¡