martes, 15 de mayo de 2018

XXI 101 Ronda - Mayo 2018



12 de Mayo 2018, XXI edición de la mítica carrera de La Legión 101 de Ronda.












Hoy creo que os aburriré, esta es mi carta abierta a mi motivación. Años esperando pillar un dorsal para Ronda....¡¡¡para pifiarla¡¡¡. Bueno, que le vamos a hacer. Últimamente voy cuesta abajo, no atino. No sólo es el físico, también mental. Pero no adelantaré mas detalles. 









11 de mayo, camino de Ronda con Pepe y Jesús, curtidos en decenas de carreras. Viaje muy parlanchín. Carreras, fútbol, lo habitual. Llegamos justo a la hora de comer. Dejamos las cosas en el hotelico que habíamos contratado en el centro. Pepe decidió quedarse en el pabellón. Reconozco que soy un señorito. No me gusta que me sableen pero es que dormir en saco y colchoneta me deja molido.













¿Qué como estaba Ronda?. ¡¡¡ Abarrotaaaaaá ¡¡¡. Entre corredores, marchadores, ciclistas, sus familias y los turistas habituales, no cabía un alma. Pueblo muy bonito, que merece una visita sí o sí. Para la Junta de Andalucía, esta propaganda es gratis. El famoso tajo es impresionante. Así que el/la que no lo conozca, tiene que ponerlo en su agenda.

























Tras comer, acompañamos a Pepe al pabellón y recogimos los dorsales. El 24 en mi caso. Al entrar ya se nota la ebullición de la prueba. Legionarios por todas partes, todos armarios roperos. Disciplina militar para retirar dorsal, dejar las cosas para dormir, no dejaron nada a la improvisación. Bien.






Soy muy poco amigo de lo militar y mucho menos de un cuerpo del ejército que evoca momentos pasados poco edificantes pero, dejando el pasado atrás, debo reconocer que la organización de la carrera desde el día de antes, durante y después, es de 11. Sé que resultaré políticamente incorrecto con este comentario pero lo uno no debe empañar lo otro. Y entiendo que la Legión, como cualquier cuerpo militar, debe estar para defender todos los derechos de los ciudadanos, incluso, el derecho a discrepar. 












Tarde de paseo hasta el momento de la cena de la pasta, incluida en el precio de la carrera. Otro tanto a su favor, por 65 euros, no solo perfectamente organizada si no también bien gastados y empleados. La Legión no hace negocio, se hace grande y hace grande esta carrera con su implicación y buenhacer. Pues eso, pasta, ensalada, ensaladilla sin mayonesa (o eso parecía), yogur, chispadelavida y pan. Sin esperar mucho, a dormir.





7:00 sonó el despertador. Momento de prepararme para la batalla. Ahora, sentado aquí, tengo claro que entonces empecé a cometer errores. Decidí no ponerme pantorrilleras,  lo que me pasó factura con dolores musculares. No cogí los bastones. La suficiencia me pudo, es cierto que no tiene ni mucho desnivel ni las subidas son muy radicales pero no dejan de ser 101 kms. La mochila intermedia debí dejarla en el 50 en lugar del 70. Cuando la tuve a la mano, ya no tenía solución. Un error tras otro.





Desayuno abundante y nos dirigimos al campo de fútbol. Larga se hizo la espera. Creo que la salida, marcada para las 11:00 deberían adelantarla, como mínimo, una hora.  La carrera de bicicleta salió una hora antes y si os digo que tardaron en salir todas unos 15-20 minutos no exagero. A las 10:30 ya entramos en el campo a esperar. Echamos varias fotos y videos, mejorables en mi caso.
























Primeros mensajes a la familia. Llegó el momento de la partida. Discursos de la Organización. Por megafonía se escuchó El Novio de la Muerte, coreado por los miles de corredores y personas del público que acudieron a despedirnos. Vivas a España, al Rey y a la Legión. Yo, silencio. Respeto cualquier tipo de símbolo, desde himnos a banderas, fotos a soflamas, pero eso no quiere decir que me gusten. Creo que es mezclar cosas que no se deben mezclar. El deporte es deporte, nada más. En todo caso, como jugaba en su casa, acepté sus normas y respeté, cosa que otros no saben hacer en otras situaciones de la vida. Ahí os pongo el momento, bajado de un video del llutú.












Primeros kilómetros por las calles de Ronda. ¡¡¡ Abarrotáaaaa ¡¡¡. Un 11 para la Legión  y un 12 para todos los rondeños, malagueños y demás personas que estuvieron animando. ESPECTACULAR es decir poco. Los pelos de punta verse jaleado por miles de personas.






Atravesamos el centro de Ronda para desembocar en la plaza de toros donde Antonio Ordóñez toreaba sus famosas tardes goyescas. La visita que la tarde anterior costaba tres euros, esa mañana nos salió gratis. Curiosa experiencia correr por un albero, lástima que sea utilizado como matadero público y sañudo de seres vivos. Bajando por el tajo de Ronda, salimos de la localidad. Hasta la vuelta a meta.








El recorrido es una mezcla de pistas forestales, intercalando subidas y bajadas poco técnicas con algunas sendas. Todo ello alfombrado de amapolas rojas, margaritas amarillas y lilas. No digo más, pero hasta la naturaleza se adorna republicana. 

Desde el principio sabía que el éxito o fracaso estaba en no cebarme en los primeros 50 kms. Así que no entiendo como caí en mi propia trampa y me dejé llevar. Se lo dije a él, así que no ha de extrañar, pero mi segundo error fue correr al ritmo de Pepe, dado que él, en ese terreno tiene más velocidad. Es cierto que bajó el ritmo, pero aún así demasiado para mí, acostumbrado al ritmo lento de la montaña. En muchos kms me noté por encima de mis posibilidades.






Desde el principio noté mareos y manos hinchadas, en mi caso, síntoma de llevar la tensión baja. Busqué con desesperación en los avituallamientos chispadelavida pero en pocos había y cuando la hubo, me sentó mal. Abusé de isotónicos, que nunca me han dado resultado. Los avituallamientos bien, surtidos, perfectamente gestionados, pero demasiado repetitivos de naranja, plátano, isotónicos y agua.






El paisaje, verde, se notaban las lluvias recientes. Caminos en buen estado, algo de barro, mucho polvo, pero perfectos para correr. Pasamos por varias fincas privadas, ¡¡ menudas fincas ¡¡. Casi mejor no saber de quien son, seguro que de alguno al que le sobran los dineros. Cada manto de amapolas me traían a la memoria a la flor más bonita de mi jardín. Cuando llegan las amapolas en el mes de mayo, cumple un año más, cada vez mas guapa. Pero cuidadín con las amapolas, que de la belleza al opio va un paso químico.







Km 11, Meleguetín, primer avituallamiento con sólidos. Me paré un poco, me costaba respirar. Me dolían los pies, los llevaba hinchados, iba incómodo, pero aún así seguí a buen ritmo. Hasta el km 30 es un sube-y-baja, sin mucha dificultad, pero que te van marcando. El sol nos respetó y, salvo en momentos puntuales, no hizo mucho calor. Al contrario, en zonas de umbría tenía hasta frío. Las gafas de sol me molestaban, me dolían los ojos. La visera me agobiaba. Sin llegar al 35 descubro el porqué. No es mi día. Hay días que no y punto. Días que vas a trabajar con todas las ganas y sale todo al revés. Días que sales de fiesta y te aburres mortalmente. Pues incluso para correr tiene que ser tu día o al menos, que no se te ponga todo en contra.














Primera subida por la zona de los cortijos del Márquez y el Polear. Subidas largas, no excesivamente duras. Ese es mi terreno. Pepe se dejaba caer, no es el suyo, pero no iba más allá de 100 metros por detrás. En todo caso, noto que no subo tan bien como otras veces. Me veo adelantado por varios corredores. Me pesan las piernas. ¡¡Pronto empiezo a notar la pesadez ¡¡.






Bajada muy larga hasta el punto intermedio en Setenil. Me va y me viene. Kms buenos y kms malos. Me paro otra vez para colocarme bien las cordoneras o a echar varias fotos para mandarlas a casa. ¿Quizás excusas para pararme?, barrunto que mi cerebro tampoco tiene el día. 





Entramos en Arriate, un bonito pueblo blanco, con muchas cuestas. A reventar. ¡Olé Usted¡, ¿eh Pepe?. Lo atravesamos casi en fila india. Decenas de niños dándote la mano. Esto me levantó el ánimo, hasta que salimos y volvimos a la cruda realidad. Le dije varias veces a Pepe que tirara para adelante. Ni quería pararlo ni quería seguirlo. No quiso. Buena gente, no deja a nadie solo, pero a lo mejor habría sido lo mejor... para ambos. Estar solo. Al menos me queda la satisfacción de saber que él si terminó.






Setenil, km 50, poco más de 6:30. En mis cálculos más optimistas no esperaba llegar allí en menos de 7:00 horas. Mal rollo. Si Arriate estaba a reventar, Setenil parecía la Gran Vía madrileña. Pueblo muy bonito, con genta mas bonita si cabe por su simpatía. En el avituallamiento, desilusión, mas naranja, plátano, ahora sí chispadelavida, algún bocata y poco más. Eché en falta comida contundente. Si la hubo yo no la vi. Cometí el tremendo error de beberme una lata de chispadelavida de dos tragos. Me cayó a plomo. Me pesó desde ese momento. Si hubiera tenido allí la bolsa intermedia habría cogido la crema para las plantas de los pies, me habría puesto las pantorrilleras, no sé, algo que me cambiara la cara. De verdad, que crónica mas fea me está saliendo.












Saliendo de Setenil, tremendos calambres en el estómago. Muy dolorosos. Iba encorvado. Se sumó a los problemas de llevar la tensión por los suelos y problemas musculares que nunca había tenido en ninguna carrera tan agudizados. Del 50 al 60, camino de Chinchilla, cuesta arriba, me arrastro. No digo nada a Pepe pero hasta me costaba mantenerme a su ritmo andando. Podría contar infinidad de historias de compañeros de carreras, gente sufriendo o riendo, gente que se me acercaba al ver la bufanda de mi Racing que llevo colgada de la mochila en las grandes ocasiones, pero al final solo veía el castillo de naipes que se me venía abajo. Mi moral por los suelos ante tantas calamidades a la vez. Nunca me vi igual. Y ni supe ni quise salir. En mi mente, ya había empezado a escribir esta crónica seguro del final. Mal rollo, segunda parte.





En el Cortijo de la Calle me paré para que me echaran réflex, me dolían las piernas como si llevara corriendo 20 horas ....y solo llevaba 7. Me dijeron que iba muy cargado, me lo restregó con una mano enguantada de látex que me hizo mas mal que bien. Si, sé de sobra de qué y de quién es la culpa. De ir más rápido de lo que debía. Culpa totalmente mía. No supe. Por las ganas de compartir la carrera con Pepe, me fundí. Debería haber bajado el pistón en llano así en el desnivel estaría mas fresco para compensar. A lo mejor, si las condiciones personales no se hubieran agravado tanto por los problemas que arrastraba desde la línea de salida....pero el mal ya estaba hecho. Y encima el cabreo de creer haber perdido la oportunidad de disfrutar esta gran carrera.





Km 60, Chinchilla, me tiro 5 minutos vomitando. Hasta la primera papilla. La suerte estaba echada. Es cierto que en el momento me quedé como nuevo pero además de perder muchos líquidos y sales que cuesta reponer, los espasmos que te causa vomitar te deja arreglau....con 40 kms por delante.






Del 60 al 70, combinación de pequeñas subidas y bajadas. Llevaderas aquéllas, malas éstas, sobre todo las que se hacían sobre cemento. En una de las bajadas, pinchazo muscular en el isquio derecho, nuevo en esta plaza. Me paro. "Pepe", le dije, "lo siento, pero me quedo en el 70". Puedo luchar contra calambres, contra problemas de estómago, contra bajadas de tensión, contra los vómitos, contra dolores en los pies, pero no contra todo. O si puedo, creo que hoy no debo. No me veía los últimos 30 kms, de noche, arrastrándome. Encima la fuerza mental de otras ocasiones ni estaba ni se la esperaba.





Pepe intentó animarme, me dijo que me lo pensara en el avituallamiento del 70. La verdad es que no le dejé opción, no caí en la trampa de sentarme a cenar. Quien sabe, a lo mejor si lo hubiera hecho me habría recuperado pero es que los últimos 5 kms iba pájara total. Km 70, nueve horas y media. Tenía casi 14 horas por delante para hacer 30 kms, mas que de sobra. Tras 9:40 horas desde la salida, decidí abandonar mi reto. Decepcionado por la ocasión perdida, preocupado por las señales de desidia de mi cerebro pero contento con haberlo intentado. Lo más preocupante de todo es darme cuenta que no quería seguir, no tenía ganas, sencillamente, me daba igual llegar a meta. Visto desde aquí, sabiendo lo difícil que es conseguir un dorsal, a lo mejor lo debería haber intentado, porque sé que habría acabado. Pero no fue así. ¿Fracaso?. Para nada, eso para los políticos. Esto es deporte.










Tendré que darle vueltas. A lo mejor debo darle un tiempo al trail. Descansar. Olvidarme un poco. Es un afición, no vivo de ello, puedo volver más adelante. Aunque también es cierto que es muy desagradecido, si lo abandonas unos meses cuesta mucho volver a engancharse. Y me encanta la sensación del dorsal bamboleándose, de los nervios a línea de salida, del carrusel de emociones, del sabor de la victoria como de las enseñanzas de la derrota, del viento en la cara desde la cumbre, del compañerismo de otros corredores. No lo sé. Como decía una camiseta de un corredor, debes ir hasta lo imposible, para conocer lo posible. Esta frase y la magnífica experiencia lo vale todo, pero ....





... no sé si esta será mi última crónica. Quien sabe. Llegué para convertirme en legionario, pero no fue posible. Felizmente, mi alma siempre ha sido legionaria. Legionario Ignatius, IV Legio Hispana Macedonia Victrix.











Ahora, siempre


Roma Victrix