domingo, 28 de agosto de 2022

Cantabria (VII), agosto 2022 💢


     
   - Santander
     - Rasines, Ojebar y Picón del Carlista
     - Esles, Hayal de Esles, Mirador del Lindaro, Pozos de Noja, Bajada de las Zetas
     - Pechón, Tinamenor, Tinamayor y sus playas
   - Cicera, Colláu Joz, Pico Obán, Roza, Piñeres, Senda mitológica Monte Hozarco y Mirador de Santa Catalina
     - Los Llanos, Mogrovejo y Peña Oviedo 


23/08/22

Casi ocho meses después, de vuelta a casa. Por primera vez mi relato será "en tiempo real", redactado en el día. Publicado sin nueva revisión. Asakooo!!

7:45, hora de salida. Beso y despedida de mi medio pomelo. No tiene vacaciones.

Marta no pudo cuadrar los turnos. Julia, no pudo cuadrar su agenda con tanto evento 😊.

Parece mentira, pero en algún momento me gustó conducir. Ahora, los 845 kms se me hacen eternos aunque en esta ocasión conseguí poner la mente en blanco. Ocho horas y media de viaje. Dos paradas. Con el control de velocidad a 120, a ver pasar kms.



La radio, encendida a ratos, comprobando el ejercicio de falsa libertad de prensa actual. Los medios, salvo alguna excepción, se han convertido en el altavoz de la bipolarización radical izquierda-derecha, solo atentos a tratar de imponer su visión politizada. Donde quedó la Verdad? Y lo peor es esa masa de oyentes, no escuchantes, que hacen suyos los mantras machacones de oradores condicionados, que los repiten una y otra vez, sin el mas mínimo interés en conocer la verdad. Puro forofismo.

A las 16:15, ya en casa. Casi 90 y 87 tienen mis padres. Van pasando día a día. Tortilla de patatas con chorizo 🤤 me estaba esperando. Impagable. Vi un poco la televisión y salí a pasear.



13 kms por la ciudad. Comprobando que la ciudad creció y cambió en mis 29 años viviendo lejos. Me llena de nostalgia aquel sitio en que, allí donde, esa esquina en la que...todo hace 30-45 años. La vida pasa muy rápido. 



Cayendo el día huele ya a otoño, a nubes y humedad, a casas llenas y calles vacías, a ventanas ansiosas de un rayo de sol.

Cansado. De vuelta a casa. Poca cena, menos televisión y a dormir. Mañana más.

24/08/22


Amanece que no es poco. 6:30 tras dar 20 vueltas en la "cama'. Té y bizcocho. Ropa de correr y al coche. 

Saliendo de Santander, gasoil. Como se nota la subida. Con 90€ no me da ni para llenar el depósito.

Camino de la primera ruta. Rasines, iglesia de San Andrés, punto de salida.



Se nota la humedad en el aire. Niebla en las alturas. Pequeña bajada rodeando un maizal para llegar a Villaparte y el río Silencio 🤫



Desde allí, 4 kms de subida hasta Ojebar, con rampas duras entre el 6% y el 10%.




Un sol tímido intentando atravesar la densa niebla en el valle.




En Ojebar, recepción de los vecinos más tranquilos, el cementerio, al pie de la Iglesia de San Sebastián. Tras 2.000 años, esta multinacional sigue con sucursales en cualquier recodo.



El pueblo son 10 casas, dos de ellas posadas. A la salida, la ermita de Santa Ana.



Justo a la derecha inicia la subida al Picón del Carlista con rampas al 15%. Camino de cemento al principio y senda pedregosa al final.

Parece ser que en aquellos montes hubo partidas de carlistas hace 160 años, muy arropados por los vecinos, carlistas todos. Dios, patria, rey 😞, poco o nada ha cambiado el país.

Primera parada en el Mirador de La Vista, con un espectacular mar de nubes.





Ni un ruido salvo las conversaciones de las lugareñas, las vacas.

Al fondo se intuía en su pico, la Ermita de las Nieves.




A partir del mirador, mas pindio si cabe, camino de piedras, desigual, a tramos difícil y peligroso hasta alcanzar el Picón del Carlista.




El ascenso final, arriesgado. Busqué senda para poder bajar hacia Ramales, pero no solo no la vi si no que el descenso era innecesariamente peligroso. Volví por mis pasos.

Por Ojebar


Por Villaparte


Hasta Rasines 



Como era pronto, de vuelta a Santander subida al bar del faro, el familiarmente conocido como "el facha". El que haya estado, sabe los porqués. A por unas rabas ineludibles en cada visita.



Típico en Cantabria. Sol por la mañana, lluvia por la tarde. Mi visita anual a Comillas. Como primer paso, La Colasa.




Que visto así, no dirá nada, pero fue el 30 de mayo de 1976 donde celebramos mi primera, y casi última, comunión. Mis padres y mis hermanos. Seis en total. No hizo falta más. Ahora es un disparate. Parecen bodas. Poco queda del fin religioso. Decenas de invitados, todo tipo de sorpresas y a lo peor, con viaje posterior a Eurodisney. Pero claro, si no fuera por ésto, pocos niños aceptarían años de catequesis y misazo eterno. Y la empresa organizadora tampoco recibiría pingües ingresos por este concepto. Puro negocio.

Empezó a llover y tocó paseo rápido.







Llegando al centro del pueblo, la suerte me sonrió. Empezó a llover estando en la puerta de Regma. Que no te lo cuenten.




Al coche. De vuelta por Cóbreces, Liandres, Tramalón y Santillana del Mar, pero hoy no tocaba. Última parada, el Parque El Camarao, en Villapresente. Tuvo épocas mejores. Muy descuidado pero claro, Revilla, tanto postureo en la televisión no te deja tiempo para hacer tu auténtico trabajo, gobernar. 

Es una represa del río Saja, con varias pozas para bañarse, pero mal cuidado y un entorno muy mejorable. Totalmente dejado echar a perder por parte de la "autoridad competente".





De vuelta a casa, bajo la lluvia. Mañana más. Más lluvia.


26/08/22


Llovió bastante de madrugada así que no puse el despertador. Cuando me levanté a las 7:30 no llovía. Pese al riesgo de mojadura, el gen cántabro tiró de mí. Tardaré en volver, no hay tiempo que perder.

Ruta de la mañana con comienzo en Esles, pequeño y coqueto pueblo en el valle de Cayón.




Aparqué el coche cercano a la iglesia de San Cipriano y su area recreativa, muy cuidado.



Comienza la ruta. 9 kms de subida. Cielo plomizo, con mucha niebla pero no me llovió. Terreno muy embarrado. Al salir del pueblo, una casa con vacas. Hice el pejino y me puse a hablar con la vaquera.

Que ayudaba a su madre en vacaciones pero que es dependienta en la Gallofa. Ole las mujeres trabajadoras y comprometidas.

Que la situación está mal. Los piensos disparados y la leche a un precio similar al de años anteriores.

Que una vaca bebe cada día 100 litros de agua y come 50 kgs de comida. Poco les queda de beneficio.




Primer hito, el Hayal, con enormes hayas. Me desvíe del camino para atravesarlo por la senda.




Cuanto más subía, mas niebla, menos visibilidad. En el mirador del Lindaro, poco que fotografiar. Lo que pudo ser y lo que fue.





Cada vez mas cerrado. Visión de 5/10 metros. Me tuve que guiar por el GPS para no perderme. Gran invento. Miedo no pero si respeto. No quisiera perderme y tener que ser rescatado.

Cuanto más ascendía, más compañía. Vacas de todos los colores. Tudancas, charolesas, frisonas. Caballos. El atronador silencio de la montaña. Mugidos lejanos y cercanos. Algún relincho perdido.





Con algunas, muchas, dudas seguí empecinado en subir casi a ciegas pero no hay segunda oportunidad. Camino embarrado, encharcado, repleto de bosta. Sin el gps habría sido imposible. Tras casi 1:30 horas de ascenso, llegué al Pozo de Noja. Hasta los últimos 300 metros no lo divisé. Empezó a disiparse la niebla y me permitió foto. Lo que vi y lo que es.




Bajada muy rápida. Senda muy amplia, bastante bien señalada. Las piernas ya cargadas. Quinto día seguido corriendo. 




La bajada de las zetas. Y mas que hice yo para evitar la sobrecarga de los cuádriceps tantos kms en bajada pronunciada.





Al fondo, Esles de nuevo. Y Restaurante José 🤤😋




Fue llegar al coche y empezó a llover. Buena suerte tuve 💪

Por la tarde, tras ver la etapa con meta en el Pico Jano, aquí en Cantabria, paseo por la ciudad, controlando las obras como un jubileta. Entré en la librería Gil, en los arcos de Hernán Cortés. Uno de los pocos libros que me faltan del buen Reverte, Javier, se vino conmigo. Pocos me faltan de toda su obra. Es mi autor mas leído.




26/08/22


Hoy día infausto, hace 85 años que la ciudad cayó en manos de las tropas golpistas y fascistas del general Franco. !!Y que todavía haya gente que añore los tiempos de este punto negro de las historia!! 🤬

Hoy ruta por las playas de Pechón. Justo en el borde con Asturias, es un promontorio con suave descenso hacia el mar con algunos acantilados y playas dispersas, encajado entre las rías de Tinamayor y Tinamenor, donde desembocan los ríos Nansa y Deva, respectivamente.

Aparqué en el pueblo a las 8:00 y esperé a que aflojara el chubasco mas de media hora. Viendo que no lo hacía, me puse el chubasquero y la gorra, y a correr. Mentiría si dijera que me gusta correr bajo la lluvia, es un follón, pero de vez en cuando da gusto sentir las gotas en la cara. Pero solo de vez en cuando 🤫

Hice una ruta circular de 14 kms. Primera parada la playa de Las Arenas, invadida por el Camping como si fuera propia. Poco mas que piedras y algo de arena.



Toqué malla en Tinamayor. Justo al lado de la recepción está la bajada a la playa de La Pedrera. Estrecha. Con 14 curvas. 200 metros que se pegarán de subida. La playa, arena, piedras, preciosa vista, esperando la ría a ser remontada por los vikingos.





De vuelta en dirección al pueblo cogí a la izquierda la indicación de las playas de Arama, mas pequeña y de difícil acceso, y de Amió, con su tómbolo, rocas y paisaje apocalíptico. Todo ello, bajo la persistente lluvia fina, que empapa, el calabobos.





Entrar y salir. Ver la playa y volver al camino. Siempre saludando a los vecinos del lugar.






Siguiente parada el acantilado de la costa de Amió con su puente vertiginoso 😨





De vuelta hacia el coche, la otra ría, Tinamenor, con la playa del Sable en la otra orilla, desde el Mirador.





Antes de llegar a Santander, parada en el Mirador de la Picota, cerca de Liencres, desde donde se divisa el abra del río Pas.




Por la tarde, nuevo paseo por Santander. Andando, me encontré un mercado romano, que podía ser medieval, árabe o soviético. Le cuelgan varios SPQR, dos o tres distintivos de legiones romanas, se visten con algo parecido a una túnica y mercado romano tenemos. Garrapiñadas, kebab, plantas de aire, dulces húngaros, cucharas de madera. Todo muy romano 🥳


27/08/22


6:30, en pié, al coche camino del Valle de Liébana. Por la carretera del río Nansa, hasta Cicera en la sierra de Peñarrubia. Pueblo considerado como "pueblo de Cantabria 2022".



Pues bueno, está bien, pero los he visto mejores. 

Cogí la pista forestal para subir al Colláu Joz. Pista amplia, pindia, antigua ruta del camino lebaniego.





Una vez arriba, gps en mano, otra senda para rodear el Pico Obán. Barro, piedras, se oían arroyos por ambos lados. Me crucé con un paisano que me confirmó que iba bien pero el sendero cada vez mas embarrado, pedregoso y resbaladizo. Curiosamente no me caí.




Acabé en Roza, un pueblo de cinco casas a 1 km de la carretera.




Vi una senda y para allá fui. Pues fue de ida y vuelta. No encontré salida. De regreso a la carretera, Piñeres. Varias casonas. Un par de hostales. La iglesia de San Juan Bautista, medieval, reformada en el siglo XVIII.




Crucé la carretera para subir por la senda mitológica del Monte Hozarco. Subida corta pero intensa, jalonada de figuras de la mitología cántabra. Me encanta. Sé que es un invento reciente pero yo quiero ser un Trenti. El Ojáncano, para jefe de policía. Los caballucos del diablo. La Anjana. El enanuco del bígaro. Todos estaban allí.









Arriba del todo, el Mirador de Santa Catalina, con una preciosa vista al Desfiladero de la Hermida. Visita imprescindible para cualquier visitante a Liébana. Pocos sitios mas espectaculares hay en Cantabria.



Habían dos parejas haciéndose fotos. Me ofrecí a hacerles una de grupo. Espero no haber destrozado la imagen.

Se les oía acento sudamericanao.

"¿Argentina?", pregunté. "No, Uruguay", me respondieron. Ya me cayeron bien. Tengo una conexión particular con ese país a raíz de la historia del avión uruguayo que chocó en los Andes. Ahora se cumplirán 50 años. Personas muy educadas, encantadoras, hablamos un rato. Uno de ellos, Carlos, incluso me comentó que conoce personalmente a uno de los supervivientes. Gracias, Orientales, fue un momento, pero fue un momento mágico.

Bajé por la senda hasta volver a Cicera donde me esperaba mi coche.




Bajé al pueblo de La Hermida y torcí en dirección Potes, por todo el Desfiladero, con el río Deva serpenteando paralelo a la carretera. Que impresionante el Desfiladero. Cuantos millones de años tardaría en formarse. Como dice el latiguillo, no somos nada.

Me paré a ver la iglesia de Santa María de Lebeña. Del siglo X. 1100 años viendo pasar al Deva. Pequeña, de 16 * 12. Con retoques posteriores como la puerta, los retablos y algunas piezas, pero la iglesia lleva ahí 11 siglos. Orgullo de ser cántabro con estos datos.

La torre es moderna, del siglo XIX. Y de cabo de guardia todos estos siglos un tejo milenario, árbol sagrado para los antiguos cántabros que incluso hacían un veneno con sus hojas para evitar ser capturados vivos por los romanos.





De vuelta al coche. El resto del Desfiladero. Potes, abarrotado. No cabía un turista más. Hoy no tocaba. Seguí ruta y tras pasar Camaleño paré en Los Llanos, desde empezó mi segunda ruta del día.




Desde aquí sube 1 km la carretera hasta Mogrovejo, pueblo incluido en 2020 en la lista Pueblos Más Bonitos de España. Y lo es. Típico pueblo lebaniego con sus casonas y balcones de madera.




Me paré al avituallamiento en un bar, Restaurante Mogrovejo. No dieron muchas vueltas para el nombre. Un bocadillo de chorizo de verdad, con pan de verdad. A punto estuve de dislocarme la mandíbula 😋

Tras la comida, subida a Peña Oviedo. La senda sale del mismo pueblo. Cinco largos y duros kms de subida, con cuestas muy empinadas y paisaje de montaña, los Picos de Europa. Al menos no iba solo, dos o tres mil moscas me acompañaron.




Una vez coronado, el camino sigue hasta arriba, hasta Aliva, adonde sube el teleférico de Fuente Dé, pero no había tiempo. Para otra ocasión.

En Peña Oviedo me encontré con una pareja. Él, de Colonia. Ella, de Toulouse. Viajan para hacer rutas de montaña. Con un pequeño libro que les indica los recorridos. Me preguntaron varias cosas y ejercí de cántabro.




Bajé rápido. Los truenos avisaban. Antes de llegar a Mogrovejo, empezó a llover.




Pasé Mogrovejo a la carrera, bajo la lluvia.





Me metí en el coche sin tan siquiera cambiarme para no mojarme más. Vuelta a Santander me paré en Unquera para comprar un par de cajas de sus afamadas corbatas.

Familia. Cena. Blog. Y a dormir tras el agotador día.


28/08/22


Último día. Hoy solo paseo por Santander, que no es poco. Muy cansado de la paliza de ayer, con 6 horas de ruta.

Vagué sin rumbo hasta verme en el embarcadero de las lanchas hacia Somo.




Pues no lo pensé mucho. Ida y vuelta a Somo. Algún día me gustaría volver a casa, a pasar temporadas en Somo, sentado en la playa, con vistas a Santander.




El paseo por la bahía...




...y de vuelta, parada en el Rampalay, otro clásico.




Compré sobaos. Compré corbatas. Azúcar y manteca camino de Murcia.

Por la tarde, mi Rácing. De disgusto en disgusto. Ni ganas me quedan de contarlo. 0-1 frente al Oviedo.




Es un sentimiento que solo se disolverá con la muerte propia o del Rácing. Vuelta a casa. Cara larga. En modo vuelta a casa. Me despido de Cantabria hasta dentro de 4 meses, con el Año Nuevo. Hasta pronto.























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