martes, 7 de agosto de 2018

I Vuelta Macedonia al Mar Menor - Agosto 2018










Que todo no sean dorsales, cronometrajes, clasificaciones ni controles de paso. Este verano me había propuesto dos retos. Uno, ir corriendo desde mi casa en Cabezo de Torres hasta La Torre de la Horadada. Dos, dar la vuelta al Mar Menor.





El primero lo cumplí el sábado 28 de julio. Con salida a las 3:30 de la madrugada y llegada entorno a las 11:00. No resultó fácil. 58 kms. Sólo. Desde el comienzo no me encontré cómodo. Atravesé Cobatillas, el cruce de El Raal y Alquerías. En ese lapso, un problema de balizado me obligó a hacer cuatro paradas antes del kilómetro 20 con todo lo que esto conlleva. El estómago se queda vacío pero también se pierden líquidos y sales minerales. Sin darte cuenta te deshidratas. 
Cuando comencé a correr los 28 kms de la vía azul estaba en coma físico y moral. Intenté no ponerme nervioso pero a punto de empezar a amanecer a mitad del reto, muerto. Menos mal que tuve la cabeza de comer algo. Un par de barritas de cereales y un pastillazo de sales minerales me dieron vida tras una hora de pájara no esperada para terminar la vía azul...¡¡lástima de vía azul¡¡. La hice poco después de inaugurarla cuando los políticos la vendían como la más larga de Europa. Ahora es una continua carrera de obstáculos, con todo tipo de arbustos, ramaje, yerbajos y demás vegetación que en muchos puntos la han inutilizado. Entiendo que no van a estar continuamente de mantenimiento pero ¡¡qué menos¡¡ que una vez al año una buena limpieza. Ya se sabe, los políticos, esos cómicos. A lo peor, como el año que viene hay elecciones autonómicas....para muestra una foto. A lo largo de estos kms el apoyo de mi medio pomelo, que se prestó a recogerme si no podía seguir, y de los macedonios hizo que viera la botella medio llena....pero digo yo ¿Qué necesidad teníaaaa?.







En el km 50, ya con el sol castigándome, llegué a San Javier. Directo a la plaza me metí en un bar a comer algo. No todo va a ser correr. De ahí salí repuesto y pese a que el calor apretaba los kms desde San Javier a San Pedro del Pinatar pasaron volando. Otro cantar fueron los 4 últimos, llegando a La Torre de la Horarada. Tras 7:40 horas, reto personal conseguido. Satisfecho, no hicieron falta ni aplausos ni medallas. La compañía de Inmaculada, Marta y Julia junto con el resto de familia fue un gran colofón al día.













Sábado 4 de agosto,  con tan solo una semana de recuperación, segundo reto y en este caso con la mejor de compañía, los hermanos macedonios. Era un idea, un reto, que llevaba años rondándome la cabeza. Anualmente, en agosto, hay una vuelta al Mar Menor organizada para caminantes, a plena luz del día con todo su calor que en Murcia es mucho, pero mucho. Esa no era mi opción. Prefería hacerlo de noche, a mi ritmo. Lo propuse al grupo macedonio que tras sus tiras y aflojas de fechas y horarios (incluida una queja formal pendiente de resolución) se cerró para este sábado pasado. ¿Todos?. No, todos no. Fausto, el bosnio, no pudo o no se atrevió, otra vez será. Richy, Pepe, Salva, Fernando y servidor formamos el quinteto titular del día.







Sitio de comienzo, el molino de Lo Pagán. Antes de salir, cena para evitar desfallecimientos. A la espera de Fernando, parado en un atasco en La Manga,  cenamos pizza y bocadillos light. Que así lo vendían, light, con bacon, queso y cebolla. Los bocadillos grasos deben llevar al cerdo entero. A las 22:00, todos equipados, con la camiseta macedonia, empezamos a correr. Por delante 61 kms y las que fueron 10 horas de deporte y amistad.












Podría decir que fue un paseo, pero no. El sobre-esfuerzo de los 58 kms de la semana anterior me vino a visitar en forma del hombre del mazo en la pierna derecha, con intermitentes dolores de rodilla, en el poplíteo o algo así me dijo Fernando, y ambas plantas de los pies, cuando no en isquios y abductores. Arrastrando la pierna que iba. Durante más de 30 kms sufrí mucho para seguir el ritmo. 







Salida de Lo Pagán, tras el maleficio de aquel hombruco que nos vaciló con los de la mochila negra, primeros kms por el paseo repleto de gente. Entiendo que ver pasar corriendo a cinco señores mayores (si, Richy, ya empiezas a ser un señor mayor) con la misma camiseta con la bandera nacional de Macedonia y con una luz frontal como mínimo debe ser chocante. Algunos nos confundían con bomberos, otros con quien sabe que. Fríamente puede sorprender pero hay que estar metido en el reto para saber apreciarlo.









¿Que como estaba el paseo?. Abarrotado. Desde Lo Pagán hasta Santiago de la Ribera, un paseo al borde de las playas de este lado del Mar Menor, plagado de gente. Lo esperado. Sábado, 10 a 12 de la noche, ¿dónde va a estar la gente?. En Santiago de la Ribera nos encontramos con un desfile tipo carnaval....que seguramente el carnaval brasileño, en el verano sudamericano, debe ser con este calor. Íbamos de cháchara esquivando gente. Los kms poco a poco irían callándonos, yo el primero y durante más tiempo, pero en esos primero kms hablamos de todo un poco, eso sí, nada transcendente, eso para altas horas de la madrugada. Incluso el tema político, que tanto me gusta, le dejamos a un lado, creo que todos desencantados por nuestros representantes. Lo dicho, los políticos, esos cómicos.










Pese a ser de noche, durante muchos kms no nos hicieron falta los frontales, corriendo por paseos iluminados. Mejor, que luego no hay forma de encontrar nada en la mochila, ni las pilas ni perras. Nada. El primer tramo sin paseo ni urbanización lo tomamos a la salida de Santiago de la Ribera. Menos mal que Salva se apuntó, conocía bien el camino, creo que sin él habríamos dado muchas más vueltas. Fue un guía perfecto. En la oscuridad hay que tener cuidado con el tráfico, al fin de cuentas no éramos más que una luces móviles en el arcén. No sé de día pero algunos de tramos eran muy feos hasta que tomamos una pasarela de madera que nos llevaba a Los Narejos. Pasamos pegados al aeropuerto y vimos el despegue de un avión de British Airlines, embobados, como si fuéramos unos críos....que es lo que somos, pero con 40 años más.















En Los Narejos nos esperaba el cartero, amigo de Fernando. Pensábamos que vendría con bebidas, comida y demás avituallamientos....¡¡que no¡¡. Un placer saludarle. A este habrá que liarlo para otro año. El paseo de Los Narejos unido al de Los Alcázares te retrotrae a la costa murciana de los años sesenta o al menos esa impresión me dio a mi. Nunca había pasado por allí y las casas pegadas destilan el aroma de los infantiles veraneos familiares de mi generación. Pepe, algo mayor que yo, me cuenta que él veraneaba allí cuando era mozo y que la orilla llegaba a la puerta de las casas. La urbanización y sobre todo la codicia constructora han impuesto un paseo y unos servicios playeros para hacer negocio. Tengo que reconocerlo, me decepcionó algo la zona. Tendré que volver con luz de día y seguro que las lanzas se vuelven cañas. Al final casi del paseo, primeros síntomas de mi dolores en la pierna derecha. Hicimos la primera parada en un kiosko para beber unas chispadelavida. Fueron unas cuantas las paradas. En cada una fue pagando uno, así que si éramos cinco, pues ya se sabe cuantas paradas fueron. A esta se sumó la que hicimos en el avituallamiento organizado por Fernando así que al final del reto llevaba encima más de dos litros de chispadelavida. Creo que si me hubieran pinchado, habría explotado de tanto gas.





Saliendo de Los Alcázares recorrimos los pocos kms vírgenes que quedan en el Mar Menor desde El Carmolí hasta Los Urrutias. ¡¡¡Chist¡¡¡, que no se entere nadie, que lo plagan de urbanizaciones. Algún que otro puente de madera, sendas estrechas, orilla del mar y algo de campo a través durante casi 10 kms, la zona que más disfruté a un ritmo mas lento que en el asfalto con más que ver que farolas y turistas. 







Desde Los Urrutias mantuvimos un debate bizantino sobre la ubicación de cada urbanización  que finalmente ganó Fernando por goleada. A mí, todas me parecieron iguales. Playas diminutas de poco metros de ancho, arena negra y paseos iluminados con esa luz anaranjada que ni come ni deja comer. A la entrada de Los Urrutias descubrimos la media luna de sangre. El fin de semana anterior nos avasallaron en la tv con la luna roja, que si patatín, que si patatán. Pues este fin de semana, en ese punto en concreto, la media luna estaba roja cual media loncha de chorizo.  Ya me lo explicará el del tiempo de los fines de semana, ese que cada vez que se gira por primera vez para dar las indicaciones del tiempo, invariablemente, se suelta el botón de unas chaquetas dos tallas menores de su ancho. 







Desde Los Urrutias hasta Playa Honda alternamos paseos iluminados con caminos de tierra. Los Nietos, Islas Menores y Mar de Cristal. Fue el tramo más duro para mí. Por mucho que me eché réflex y tomé gelocatil el dolor no remitía. Llegué a pensar en descolgarme para no parar el ritmo a los demás. Aunque íbamos a un ritmo soportable de 6:30, arrastraba la pierna. Cada parada para quitarnos la arena de los bambos o tomarnos algo en algún pequeño bar me suponía un descanso pasajero que se me olvidaba en unos pocos metros tras reiniciar la marcha.





Horas estuve viendo al fondo la luz del faro de Cabo de Palos para no llegar a alcanzarlo nunca. En Playa Honda torcimos a la izquierda para coger el comienzo de La Manga del Mar Menor. Para quien no la conozca que busque fotos antiguas. Como su nombre indica es una manga de tierra que casi cierra el mar Menor, dejando a un lado la laguna y al otro el mar Mediterráneo. Esta zona hace 60 años era un erial propiedad de dos hermanos hasta que a algún avispado se le ocurrió la idea de construir casas. Ahora es una carretera de 19 kms atestada de tráfico, invadida con todo tipo de casas, urbanizaciones, hoteles y chalés. Todavía quedan algunos kms, los del final, con menos aglomeración pero tiempo al tiempo. 50 o 60 años separan estas dos fotos. Tremendo.











Las fuerzas empezaban a escasear a todos. Sin haber ido a un ritmo fuerte, fue constante durante muchos kms. El cansancio de las horas sin dormir (serían entorno a las 3:00 de la madrugada cuando llegamos la Manga) acude en nuestra busca. Dudamos entre seguir por la línea de playa o coger el carril-bici paralelo a la carretera. Más por comodidad de no perdernos que por el paisaje optamos por esta segunda opción. A menos ritmo, con todavía 25 kms hasta el final entremos en el momento zen con las conversaciones sesudas y sexudas caminando.












Por un lado Fernando y el cosmos. Coincido con él en la fascinación que por el cosmos pero más  por la certificación de lo insignificantes que somos. Alguno, en mitad de la sesuda conversación, preguntó sobre la vida extraterrestre. Yo lo tengo muy claro, habiendo millones de galaxias, miles de millones de estrellas y planetas, sería una lástima que estuviéramos solos. Creo firmemente que si la vida se ha abierto camino en nuestro planeta puede haber algunos o muchos otros planetas en los que haya pasado igual y muchos miles de millones donde no lo habrá hecho...que quizás lo haga mas adelante. Puede ser que se parezcan a nosotros, pero lo previsible es que no. No creo que sea un dato reseñable. En cuanto a que nos visiten, es una cuestión física más o menos demostrable que es difícil dadas las distancias. Si para ir a Marte se tarda 8 meses imaginemos para ir a una estrella cercana que esté a varios cientos de años luz, ¡¡que decir de las que están mas lejanas¡¡. Se supone que nuestro sistema solar tiene 4.500 millones de años. Que la raza humana tiene poco más de un par de cientos de miles de años y la civilización tal cual la conocemos no llega ni a 15.000 años. En ese tiempo tan eterno, cuantas cosas han podido pasar aquí o más allá. Quien sabe, a lo mejor hubo vida en Marte, pero hace 2.000 millones de años. O la habrá dentro de otros tantos en una planeta al otro lado del universo. Nuestra estrella, el sol, es de mediana edad. Dentro de 4.500 millones de años, salvo alguna catástrofe de choque con otra galaxia, un agujero negro o una estrella errante que impacte contra él, se empezará a hinchar para luego explotar, convertirse en una enana blanca llevándose por delante todo lo que pille a su paso, la Tierra incluida. Y la vida seguirá. En otro lugar, pero seguirá. No dejamos de ser una planeta menor, en un sistema solar mediano, situado en un lado de una galaxia mediana. Si todo esto pasa, pasó antes o pasará mas tarde. Y solo vivimos una media de 80 años cada uno. Somos un grano de arena en la historia de nuestro universo. Así que visto desde esta, mi óptica, saco dos conclusiones. No hay nada más allá. Sería curioso o mejor dicho de ser un gran gandul o egoísta, que si existiera algún tipo de dios, solo creara vida en este ínfimo planeta. Si, sé que la creencia de algo más está basado en la fe, pero para mí esa fe no deja de ser una coartada de las élites de las organizaciones religiosas para colarnos cualquier cosa. Sin entrar en más detalles, repito, desde mi opinión, la fe y todo lo que conlleva no deja de ser más que una fábula de difícil aceptación. Llegado a este punto, al convencimiento que somos el desarrollo vital de una casualidad física, perecederos, que no fuimos durante miles de años y no seremos por el resto de miles de años, solo queda una....disfrutar de cada momento. 












En estas conversaciones pues cada uno toma posición. Pepe, será por la edad, es el mas discreto. Tendrá su opinión pero no la manifiesta. Richy aportó su idea de que cree que los extraterrestres ya estuvieron y nos dejaron su sello, por ejemplo, con la cantidad de pirámides construidas a lo largo de miles de kms sin explicación sobre los medios usados ni los motivos que llevaron a pueblos tan distantes a construir el mismo tipo de monumento. Salva, más en mi línea, apuesta por otras formas de vida, pero entiende que no necesariamente son humanoides, pueden ser de cualquier forma, incluso en distintos planos. Fernando, le veo todavía formando opinión. Ni afirmo ni niego ninguna, solo aporto la mía. Parecerá extraño pensar en oírnos hablar de temas tan sesudos, pero además de una cara bonita y un palmarés deportivo, pensamos...felizmente.






Después vino la conversación sexuda. No, no empezamos a enumerar numeritos del tigre de bengala ni imposibles posturas kamasutriles. Salva nos habló del tantra. Escuché con atención. Es cierto que muchas de las cosas que contó me chocaron. Y no es menos cierto que nos tomamos demasiado a guasa algo que para él es muy importante y parece que ha cambiado su vida para mejor. Así que me comprometo a estudiar el tema para poder aportar opinión.








A lo largo de toda la Manga, pese a las altas horas de la madrugada, vimos mucha gente de marcha. Alguno borracho de más. Mucha gente joven a la caza. Algunos pasados de vueltas. En el km 15 de la Manga tenía preparado Fernando un avituallamiento. Una nevera en el maletero de su coche. Chispadelavida, agua, cerveza, emparedados, donuts, etc. Un festín. Bien por Fernando. Me metí dos donuts y si digo que un litro de chispadelavida no exagero. Así que salí echo un tiro. Ya en los kms previos a este avituallamiento noté un mejoría en mis prestaciones pero a partir de este punto y hasta el final, fueron mis mejores kms, incluso, bajando de 5:30 el km. 






Y llegó el momento de cruzar de una punta a la otra del Mar Menor. Hay que mojarse, nunca mejor dicho. Justo antes de llegar al que llaman el puente de la risa torcimos a la derecha. En un punto de la orilla vimos, a unos 300 metros, el otro lado (ver foto). Sacamos las bolsas de basura y echamos dentro todo menos los pantalones de correr. Desconocedor de la situación, con la bolsa con la ropa y el calzado en la mano, di el primer paso para hundirme por encima de la rodilla. El lodo impide andar. Así que nos echamos en un palmo de agua a arrastrarnos. Cómico es decir poco. Imaginad a los cinco, con la bolsa llega de cosas, al estilo perro, para llegar al otro lado. En mi caso, ricé el rizo al llevar la bolsa cogida de la boca para no tener que irla empujando. Se me olvidó quitarme las gafas y no veía nada. Fueron unos 15´. No tendría precio la grabación. Hoy todavía siento los músculos de los brazos agarrotados del esfuerzo.






Ya en el otro lado, por el camino que por la playa de Las Llanas lleva de vuelta al molino de Lo Pagán, nos limpiamos los restos de algas lo mejor que pudimos e hicimos los escasos últimos cinco kms en el momento que amanecía. Meta a las 8:00 tras 10 horas de aventura. Seguramente se pudo hacer mejor y más rápido pero no fue necesario. Gran experiencia, reto a repetir y maravillosa compañía. Más allá de compañeros de fatigas y dorsales, los macedonios son unos amigos de verdad. No es menester decir más. Gracias Fernando, Richy, Salva y Pepe por hacer de esta jornada algo para recordar. Fausto, nos la debes.











Prometo volver a hacerla para 2019. Aviso con tiempo. Buscaremos una fecha macedonia y si alguno se quiere sumar, será bien recibido.











¡¡¡¡ MACEDONIA VICTRIX ¡¡¡¡







2 comentarios:

  1. Emparedados???? te me estas americanando, que no amariconando jeje. La fecha es mala por el curro pero me gustaría. Un saludico.

    ResponderEliminar