jueves, 12 de septiembre de 2024

Roma, Urbs Aeterna, Agosto 2024

 



Sucia, descuidada, dejada, frenética, decadente, bulliciosa, desordenada, caótica. Es Roma. Dan igual el calor, las obras, la cantidad de turistas, la basura por las calles, los hierbajos apoderándose de los monumentos. Es Roma. Gente chillona, precios altos, souvernirs malos, suelo empedrado, tráfico terrible. ¡¡ Roma ¡¡. Felizmente hemos podido visitar unas cuantas ciudades por ahí. Ninguna llegará a mi corazón como Roma.


Tras las visitas de MCMXCVIII y MMXIII, vuelta por tercera vez. Este año, con las obras del Jubileo de MMXXV que se celebra cada XXV años, la hemos recorrido entre vallas y andamios. Están construyendo una tercera línea de metro. Llevan IV años con este proyecto. En más de una ocasión han empezado a excavar y se han dado de bruces con restos arqueológicos. A cambiar el proyecto y recuperar dichos restos. Algo de lentitud y pachorra también parece que hay. Según las estimaciones propias, terminarán después del verano que viene la mayoría de las obras. La nueva línea de metro, no antes de MMXXX. A partir de MMXXVI habrá que organizar una nueva visita.


No me canso de Roma. Siempre he soñado que cuando nos llegue la jubilación, cogernos varias semanas para verla poco a poco, visitar no solo la zona histórica si no también los alrededores, los pequeños lugares colmados de historia fuera de los circuitos turísticos y los alrededores del Lazio. Nápoles. Pompeya y Herculano. Los montes Albanos. Civitavechhia. Ostia. Velletri. Brindisi. Via Apia. Todo.




Esta vez tenía una motivación adicional, nos acompañaron nuestras hijas Marta y Julia. Su primera vez en Roma. Quiero creer que les gustó. Vernos a los cuatro juntos será una experiencia que guardaré para siempre en el recuerdo. Y todas estas palabras que ahora escribo podrán recordarles dentro de décadas, cuando ya seamos sombras y cenizas, aquella semana en la caminamos juntos por MMM años de historia viva de mi Roma. Porque Roma sigue viva. Los restos de su esplendor me hacen volar a aquellos años gloriosos. Las piedras, templos, iglesias, circos, teatros, foros, me hablan o yo creo que les escucho. Podría sentarme delante del Colosseo durante horas y rememorar tantas historias que leí. Sigue viva. Lo está en las palabras que decimos, en los símbolos, costumbres, mitos, supersticiones, mentalidad, derecho. Libertad, constitución, república, son bonitas palabras romanas. En otros viajes he intentado contar de forma resumida la historia del país pero con Roma lo veo imposible. Como resumir tanto y tan grande? Intentaré dejar algún dato teniendo en cuenta que según parece solo sobrevivieron el I% de los libros y la mayoría de ellos escritos para glorificar o justificar a los mandamases de la época. La Historia de Roma sigue descubriéndose cada día.




Han llegados restos de asentamientos en el Palatino del siglo XII antes de nuestra era (a.n.e). Los romanos no quisieron un origen heroico en el sentido griego, prefirieron un antihéroe como primer fundador. Así lo contó Virgilio en la Eneida, en tiempos de Augusto. Eneas, derrotado en la guerra de Troya, huyó hacia la puesta del sol cargando a su padre Anquises en la espalda y a su hijo Iulo, cogido de la mano. Se detuvo en Cartago donde se enamoró de la reina Dido. Recorrió Creta, Epiro, Sicilia y hasta el Inframundo para acabar fundando Roma o algo que se le parecía. Todo era propaganda de Virgilio en favor de su emperador, Augusto, XI siglos después de la fecha presunta para justificar sus derechos al trono a través del mito de Eneas, hijo de la diosa Venus, padre de Iulo, precursor del linaje de los Julios al que pertenecía Augusto, sobrino nieto e hijo adoptivo de Cayo Julio César.




Siglos después, en la cercana Alba Longa reinaba Numitor, padre de la virgen vestal Rea Silvia. Su tío, Amulio, destronó a su hermano Numitor y vigiló estrechamente a su sobrina para que no tuviera descendencia que pudiera disputarle el trono. Rea Silvia se quedó embarazada y le echó la culpa a Marte para justificar su pérdida de la virginidad, penada con la muerte y así dar un hálito divino a sus hijos. Sería algo más fogoso y terrenal, supongo. Nacieron los gemelos Remo y Rómulo. Cuando se enteró Amulio dio orden de arrojarlos al río Tíber. Los soldados no quisieron convertirse en infanticidas, los depositaron en una cesta que dejaron flotando (como Moisés). En una orilla los encontró una loba que los amamantó. No parece que aullara más bien era una “lupa” (loba en latín), vamos, una prostituta. Los niños crecieron, derrotaron a Amulio y repusieron a su abuelo Numitor. Una vez terminada la venganza decidieron fundar su propia ciudad pero la cabra tira al monte y quítate tú que me pongo yo hasta que Rómulo mató a Remo, que si no, en lugar de romanos seríamos remones

Se repite el mismo mito desde Germania hasta la India de los actores secundarios Caín y Abel de la novela bíblica. El mito romano ha llegado a nosotros por muchas fuentes, con variantes en los hechos y personajes pero todos coinciden en el mítico XXI de abril de DCCLIII antes de nuestra era como fecha de fundación de Roma. Al mismo precio, Roma tiene dos héroes fundadores.

 

Una vez más, Davinia,  https://benytours.com/, nos ayudó a organizar nuestro viaje. Vuelos, hotel, horarios. Gran trabajo el suyo cada vez que recurrimos a su agencia.


Roma no es barata, sobre todo en estas fechas, pero para coincidir con nuestras niñas no había otra fecha posible. Las mejores fechas para visitarla son entre noviembre y marzo. El clima es suave. Los precios más bajos. Y no está masificada. Pusimos por delante viajar con Marta y Julia a todo lo demás.




Chasca: En el 282 a.n.e, los romanos atacaron Tarento, colonia griega en el sur de Italia. Los tarentinos llamaron a Pirro, rey de Epiro, en el noroeste de Grecia, para que les ayudara. Pirro fue venciendo a las legiones una y otra vez pero con enormes pérdidas de hombres, tantos, que Pirro dijo “una victoria más así y perderé la guerra”. Este es el origen de la expresión “victoria pírrica”.

 

Idibus Augustis MMDCCLXXVII ad Urbe condita / XXVI Agosto MMXXIV

 

VIII de la mañana, suena el despertador. Las maletas ya estaban hechas solo faltaba añadir las bolsas de aseo. Todos al coche camino de Valencia de donde partía nuestro vuelo hacia la Urbs Aeterna. Hay un vuelo desde Alicante pero bastante más caro. Tras poco más de II horas, dejamos el coche en el aparcamiento de larga estancia a poco más de I kilómetro en línea recta que fueron XV minutos por las vueltas que nos obligaban a dar las obras de acondicionamiento de la entrada al aeropuerto. El Parking Manises es una gran nave, a un precio competitivo, pero nos dieron un pésimo servicio a la vuelta. Nos dejaron en la puerta esperando I hora pese a las IV llamadas que les hicimos.





Volamos con Ryanair. Siempre da un poco de miedo dadas las múltiples incidencias de esta compañía aérea pero he de reconocer que ambos vuelos fueron muy buenos. En la terminal estaban los jugadores del Real Oviedo. Mis niñas se hicieron una foto con Santi Cazorla. IV días después mordieron el polvo, I-III, contra el mejor equipo del mundo, Rácing Ra Ra Ra Ya en vuelo escuché una conversación de II crías que iban delante de nosotros. “Entonces dónde van?”, le preguntaba una a la otra. “A Frankfurt”, respondió. “Frankfurt?”, repitió la primera. “Si, Holanda y eso”, dijo todo convencida la primera. Ainsss.




Rómulo es considerado el primer rey aunque no hay constancia que usara tal título. Tras él reinaron Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Lucio Tarquinio Prisco, Servio Tulio y Tarquinio el Soberbio. Cada uno estuvo en el cargo unos XXX años en una época en el que la esperanza de vida no pasaba de los XL. No cuadra. Reinaron entre DCCLIII y DIX a.n.e., cuando los echaron. 

Como no tenían población, Rómulo buscó ciudadanos entre delincuentes y más parias sociales. Ese tipo de gente es el origen del pueblo romano. Y como no habían mujeres, invitó a sus vecinos sabinos a una fiesta, secuestrando a sus hijas. Un año después los sabinos volvieron en son de guerra y las sabinas los recibieron con sus bebés. No os suena esta historia de Siete novias para siete hermanas?




Tras la caída del último rey constituyeron un sistema republicano peculiar. Elegían anualmente dos cónsules, con poderes casi monárquicos. En un principio, ambos patricios. Tras varios siglos, consiguieron que pudieran ser plebeyos. Tenían dos asambleas, los comicios centuriados (según el dinero poseído) o tribunicios (según el origen geográfico), en los cuales votaban los distintos cargos anuales, las leyes y las guerras.

La expansión romana fue imparable. Empezaron por sus vecinos samnitas y demás pueblos latinos. Cuando los vencieron, les tocó el turno a los cartagineses, que les disputaban el Mare Nostrum. Antes del imperio, ocuparon casi todos los territorios bañados por el mar desde Lusitania (Portugal) hasta Grecia, pasando por la costa africana. Además de los cónsules, cada año elegían a los pretores, ediles, cuestores, etc., que controlaban la administración durante ese año y se posicionaban para ascender en el escalafón, el cursus honorum.


Aterrizamos sobre las XV:XV, hora prevista. Desde casa habíamos contratado el traslado en un autobús por VI euros cada uno. Tardamos un rato en localizar el punto de partida, fuimos preguntando aquí y allá. En poco más de media hora llegamos a destino. El bus, ni mucho ni poco pero el trayecto fue rápido desde Fiumicino a Termini, la estación de trenes y autobuses. Fiumicino es el aeropuerto de los vuelos internacionales. Hay otro aeropuerto, Ciampino, para vuelos chárter y nacionales. Desde Termini andando a nuestro hotel, escasos 5 minutos. Está en la parte de “abajo” entre Termini y Vía Cavour. La parte de “arriba” no es nada recomendable, plagada de gente, muchos extranjeros, malas caras, no me gustaría pasar por allí a altas horas de la noche. A la entrada a la ciudad, nos saludaron las Termas de Caracalla. La Murallas Aurelianas. San Juan de Letrán. Es como ir de paseo por un museo a cielo abierto.




Nuestro hotel, Bettoja Massimo D´Azeglio. Edificio antiguo, algo ajado, con falta de un lavado de cara pero dentro de los estándares romanos, buena calidad. Contratamos dos habitaciones contiguas con una puerta de intercomunicación pero no hubo forma de abrirla. Según el operario, el hueco de la llave estaba barnizada. “Ahora vengo”, me dijo. Y hasta el último día lo estuvimos esperando. La cama, muy cómoda. Los almohadones, mullidos, aunque sigo sin poder acostumbrarme cuando salimos de viaje. El cuello me tuvo mártir. Los aseos, pulcros. El servicio de habitación, bueno. El aire acondicionado, gélido, dormí tapado en agosto. Un único pero, la distancia andando a la zona más céntrica, más de una noche la vuelta se nos hizo eterna. La recepción del hotel, regentada por compañeros de quinta de Julio César. El bufé del desayuno, mejor de lo esperado. Dulce y saldo. Tostadas, embutido, yogures, macedonia, té y café. Y los protocolarios huevos revueltos y beicon de cada viaje. Solo los como cuando salimos de viaje. Nunca en casa. Y quien era Massimo D´Azeglio? Político, pintor y escritor del siglo XIX, en tiempos de la unificación de Italia que ellos llaman Risorgimiento. A partir de la recepción, empecé a ejercitar mi italiano y con algunas pequeñas lagunas, muy contento con mi nivel, no me costó mucho hacerme entender en su idioma, aunque con el castellano y un poco de gesticulación, en Roma es suficiente.






Roma es una ciudad de cuestas, ni muy duras ni muy largas, pero muchas. En la tradición es la ciudad de las VII colinas. Realmente son más pero han pasado a la historia el Quirinale, Celio, Viminale, Campidoglio, Aventino, Esquilino y el Palatino. Esto da un perfil montuoso que se endurece por tantas calles adoquinadas que hacen duras las caminatas. Se sumó a la fiesta el tremendo calor que hizo, entorno a los XXXV grados, cada noche llegamos a la habitación agotados. La semana siguiente cayeron varias tormentas así que ahora no me parece tan mal el calor que nos hizo. Hay solo dos líneas de metro que se cruzan en Termini. De este a oeste y de norte a sur. Toda la zona del Panteón, la Fontana de Trevi o Piazza Navona quedan fuera de sus rutas. No hicimos el ejercicio de estudiar las líneas de autobús. El tranvía no funcionaba en el centro por las obras así que acabamos con más de LXXX kms en las piernas, en mi caso casi CXXX con los días que salí a correr.




Era media tarde cuando salimos para la primera ruta. Las Termas de Diocleziano estaban totalmente valladas. Diocleziano fue el emperador que puso fin al período de anarquía de mediados del siglo III. Durante L años hubo L emperadores que morían por encima de sus deseos. Creó la tetrarquía, dos augustos y dos césares para gobernar todo el imperio, pero cuando se retiró, volvieron a las andadas de matarse todos contra todos. Eran enormes, con una capacidad para 3.000 personas. Las termas eran lugar de encuentro, como los centros comerciales actuales. Piazza de la Repubblica, diseño del siglo XIX, gran envidia, porque ser monárquico es aceptar que existen personas superiores solo por nacimiento. Sus hijos parecen mejores que los nuestros solo por existir, ellos merecen tener la vida resuelta solo por ser, y nosotros y nuestros hijos, no. Lo llaman democracia y no lo es.




En la zona norte, la basílica de Santa Maria degli Angeli e dei Martiri (I). En aquellos siglos de la Roma clásica una basílica era un edificio para oficinas de la administración o centros para impartir justicia. A la Iglesia le gustaron esas construcciones y así llamaron a sus iglesias más grandes. Primera fotos para la plaza y primera iglesia visitada. Primera prueba de las malas costumbres de la iglesia católica. En MDLXI el papa Pio IV mandó construirla dentro de los restos de las Termas de Diocleziano. Algo mazacote, pasamos por la sacristía y comprobamos ese parasitismo católico, no distinguiendo en algunos puntos donde empiezan las termas y donde continua la basílica. 




Una estatua de Galileo Galilei en el interior remata el contrasentido. La jerarquía católica le tuvo en jaque por sus teorías heliocéntricas, tuvo que abjurar de ellas tras muchos años de persecución de la Inquisición, dejando para la historia aquella frase que seguramente no dijo entre dientes, tras negar sus teorías, de “y sin embargo se mueve”. Creo que el olor a chamusquinda fue más persuasivo que sus intentos de luchar contra la Iglesia. Pero allí esta su estatua. Lo odiaban o no?.




Via Venti di Settembre hasta la Fontana de Mosé del siglo XVI, en la Piazza di San Bernardo. Imponente estatua de Moisés, que no es un miguelangel pero también impresiona. En la otra acera, Santa Maria della Vittoria (II), del siglo XVI, con obras de Bernini. 




Torcimos a la izquierda camino del Complesso delle Quatro Fontane, por donde pasamos unas cuantas veces durante toda la semana, todas la veces muy cansados. Las fuentes, una en cada esquina, semicirculares, también del siglo XVI, ordenadas por Sixto V. Este papa no debió parar, está en todos los perejiles. Nos dejamos caer camino de la Piazza Barberini, con la Fontana del Tritone, de Bernini. Y si, es un museo vayas por donde vayas. Parada técnica a media bajada para un pequeño avituallamiento de chispadelavida y algo para picar.





Directos a la tercera iglesia, la Trinitá dei Monti (III)  más conocida por ser la parte alta de la Piazza de Spagna. Antes, en el Hotel Hassler, un par de coches que nos pagarían muchos viajes. Entramos. 




Una de las cinco iglesias francesas de la ciudad. Pequeñaja, la vista exterior la mejora mucho. Al pie del obelisco, una cantante nos amenizó con un Ave María. Mirador hacia la escalinata, XI rampas con XII escaleras cada una, todo de travertino, construida en MDCCXXV. Chorro de fotos y poses para el recuerdo. 





Piazza di Spagna, así llamada pues muy cerca está el Palazzo di Spagna sede de la embajada española. En el centro, la Barcaccia, de MDCXXVI, a tope de gente. La Polizia no dejaba de pitar para que la gente no se metiera dentro.




Por todo el paseo, en las paredes, placas conmemorando la estancia de grandes escritores como Nikola Gogol o John Keats.




A la izquierda de la barca, una columna coronada por una estatua de la Mediopomelo Inmaculada Concepción, instalada en MDCCCLVI. Aún hoy este dogma tiene muchos detractores dentro de la iglesia cuyo inicio fue el siglo XII, en Sevilla como uno de los principales focos. Finalmente lo impuso Pio IX, el papa pastelito, como dogma de fe. Ellos sabrán pero tan ridículo es creer que un tal Thor provoca las tormentas tirando su martillo y provocando rayos, como que la tal María fue fecundada por un palomo, que forma parte de eso tan raro de la santísima trinidad, padre, hijo y espíritu santo, tres personas distintas y un solo dios verdadero. O sea, que la preñó el espíritu ese sin tocarla (buena puntería), que era a la vez el hijo al que dio a luz y su padre que no aportó nada? Algo incestuoso no? Y José, el marido, nunca mejor dicho putativo, se tragó esa historia tal cual? Y por este cómic quemaron a todos los que pensaban diferente? Detrás de la Inma está el Palazzo di Propaganda Fide, que es la forma fina de llamar ahora a la Inquisición. Por ahí todo huele a chamusquina.



Todo recto por la Via del Babuino. Entre las masas de turistas, los españoles siempre tan escandalosos, no me extraña que en el centro y norte de Europa nos tengan algo señalados. Piazza del Popolo, construida a principios del siglo XIX, era la entrada a la ciudad por la Vía Flaminia. En la entrada desde Via del Babuino están las iglesias de Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto, cerradas cuando llegamos al anochecer. En el centro, un obelisco de MCCC a.n.e., traído a Roma por el emperador Augusto en el siglo I a.n.e. Colocado en el Circo Massimo, fue trasladado en MDLXXXIX a su actual ubicación por el metete Sixto V. 





La plaza es un lugar para descansar pero con pocos bancos donde hacerlo. Anocheciendo subimos por la escalinata, con mala baba, irregular y resbaladiza, a la Piazza Napoleone, en la colina del Pincio, con una de las mejores vistas de Roma. Si se camina un poco, se llega al parque público más grande de la Ciudad, Villa Borghese. Un guitarrista amenizaba pero no mucho.




Bajamos por la misma escalinata, vigilando no caernos, que soy muy torpe y me caigo a la mínima. Buscamos donde cenar. En todos los bares y restaurantes te abordan para que entres. Finalmente lo hicimos en La Fiaschetteria Beltrame, en una calle paralela de Piazza di Spagna, local con sabor partigiano, prensa y fotos en las paredes de aquellos años de lucha contra en nazifascismo que tras decenas de millones de muertos y canalladas varias, LXXX años después parece volver por todo Europa, con sus esbirros verdes españoles y mucho españoles. Tenían dos salones, uno con aire acondicionado pero sin mesa para cuatro, así que no sentamos en una mesa los cuatro, a pasar calor. Suerte desigual, IQ con unas berenjenas sospechosas se llevó la peor parte. 




Mientras cenábamos, una muchacha cantaba en la puerta. Sará perche ti amo y el imprescindible Bella Ciao. En la lista de recomendaciones la heladería Pompi, muy cercana, especialista en tiramisú. Lo será pero parecía de cartón piedra. Tiramisú viene del italiano tirami su, levántame en el sentido amplio de la expresión, seguramente por el contenido en café.  Poco a poco volvimos andando al hotel parando y entrando en muchas tiendas de souvernirs.




Chasca: No tenían lavadoras. No usaban detergentes. Los romanos lavaba sus ropas con un producto que, según ellos, dejaba todo más limpio: la orina. La mezclaban con soda en grandes tinajas y limpiaban la ropa pisándola con los pies. En las calles tenían tinajas donde si iba acumulando el pis que llevaban en orinales. Cuando Vespasiano llegó a emperador tuvo que cuadrar laa cuentas. Impueso impuestos a todo, incluso al pis. Tito, su hijo, le criticó. Su padre sacó un montón de monedas, se las pasó por la nariz y le dijo "peculia non olet", el dinero no huele. Hoy en día, en algunos países, se llamaba vespasianos a los aseos públicos.

 

Ante diem XIX Kalendas Septembribus MMDCCLXXVII Ab Urbe Condita/XXVII Agosto MMXXIV

 

Hoy tocaba levantarse pronto, teníamos cita con el Colosseo. A las VIII ya desayunando. 




El Colosseo estaba muy cerca de nuestro hotel. En las tres veces que hemos estado en Roma nos hemos alojado en un espacio de poco más de 300 metros. La primera vez, en el Hotel Impero, del que teníamos mal recuerdo. Pasamos a verlo, mantiene la mala impresión. La segunda, una habitación en un apartamento en Relais Conte di Cavour, en la misma manzana de nuestro hotel de esta vez.




A medida que iban pasando los siglos y las anexiones de territorios, se formaron las provincias. Cada una tenía a la cabeza un gobernador. Roma estaba muy lejos y las tropas prestaban fidelidad al general, no a Roma. Esto provocó ejércitos casi personales que acabaron con la República. Cayo Mario, Craso, Sila, Pompeyo y César fueron los cabecillas de grandes ejércitos, cada uno apoyado por uno de los dos bandos del Senado. Los optimates, los mejores, formados por las familias más poderosas y adineradas. Los populares, los que defendían las supuestas necesidades del pueblo, aunque lo hacían en beneficio propio. El siglo I a.n.e. fue una sucesión de guerras civiles con un vencedor claro, el poder absoluto. César fue el último de los grandes hombres fuertes. Con él murió la República. Su heredero legal, Cayo Octavio Turino, su sobrino nieto, fue el primer emperador, Augusto.




El sibilino de Augusto fue montando poco a poco las estructuras del imperio. En una primera fase fue implacable con sus enemigos. Después, apoyado en la fuerza militar de Agripa y en el dinero y los contactos de Mecenas, se creó una falsa imagen de buena gente. Con él empezó la dinastía de los Julio Claudios que tantos guiones han dado al cine. Tiberio, gran gestor pero con un carácter difícil, acabó recluyéndose en Capri dejando su poder en manos del comandante de la guardia pretoriana, Sejano. Calígula, al que una enfermedad cerebral lo dejó lago tarado y así ha pasado a la historia. Claudio, mucho más inteligente que la propaganda penosa que dejó de él Séneca, que lo odiaba, era un gran gestor y mejor escritor. Nerón, fue muy querido, tras su muerte aparecieron falsos nerones que quisieron hacerse con el poder a la sombra de su fama entre el pueblo. Tras él, el año de los cuatro emperadores, con Otón, Vitelio y Vespasiano, el primer Flavio.


Bajamos en metro. Cuesta 1,50 por persona, los tickets se compran en las propias estaciones o en quioscos con una T blanca sobre fondo azul. La marea de turistas bajaba también. Justo enfrente del Colosseo hay una pequeña terraza perfecta para la mejor foto, donde dicen las redes sociales. Hoy en día, las redes sociales te facilitan los viajes. Donde ir, la mejor foto, los mejores restaurantes, aunque hay que tener cuidado, pueden decirlo por interés.




Las entradas tanto al Colosseo como para los Fori Imperiali las trajimos desde casa. No tuvimos que esperar mucho. Los menores de edad no pagan aunque tienen que recoger un ticket en el último punto de control. 




Aquel día llevaba mi camiseta de la Roma, el equipo de fútbol. “Bella maglia, aó”, me dijeron en la puerta. “Bella squadra”, les respondí. En la ciudad hay dos equipos, la Roma y la Lazio, con una rivalidad nacida en tiempos del fascismo.  En 1927 Mussolini decidió crear un equipo para hacer frente a las escuadras del norte, Juventus, Milán e Inter. El dictador quiso unificar todos los equipos romanos. Así nació la AS Roma. Ya entonces existía la Lazio, que se negó a la fusión, apoyada por el también general fascista, Vaccaro. Con el paso del tiempo los giallorossi de la Roma se han identificado como el equipo del pueblo y los biancocelesti laziali, con la clase alta. El pasado fascista quedó atrás pero la Lazio tiene un grupo tiffoso decididamente fascista como quedó demostrado con los saludos brazo alzado del futbolista Di Canio frente a la grada. Tras mi Rácing, io sono romanista. Daje Roma.




Volver al Colosseo es el reencuentro con un viejo amigo. Realmente llamado Anfiteatro Flavio, fue construido por la dinastía Flavia (Vespasiano y sus hijos Tito y Domiziano que los sucedieron sucesivamente) en parte de los terrenos ocupados por la Domus Aurea, la gigantesca zona palaciega construida por Nerón tras el incendio, con lago incluido, que fue desecado. Cercana se erigió una estatua colosal de emperador artista, de ahí derivó el sobrenombre de Colosseo. Aquella estatua colosal de bronce fue derribada para reutilizar el bronce. Tan solo queda la base que la sostuvo frente al Anfiteatro. Las obras empezaros en el año LXX, primer año del imperio de Vespasiano y las terminó X años después su hijo y sucesor, Tito. 




Sus medidas siguen impresionando XIX siglos después. Tenía capacidad para LXV mil personas. Altura de L metros. Forma elíptica de DXXVII metros. Luchas de gladiadores, espectáculos con animales, naumaquias (batallas de barcos), el Colosseo fue el centro de grandes espectáculos. Gratuitos, pagados por los emperadores, senadores o caballeros que querían ganarse el favor de la plebe o que querían usar a dicha plebe contra sus enemigos. Con los siglos cayó en el olvido, sus ladrillos y mármoles fueron utilizados como cantera para otras construcciones, pero era tan grande, que nos ha llegado hasta nuestros días. 




Entra, cierra los ojos, escucha, huele a sudor rancio y sangre marchita. Gritos, llantos, rugidos, animación, llega el emperador, las trompetas ensordecen. Viene con la emperatriz, dicen que es muy libertina, que cuando nadie la controla se acuesta con gladiadores. No sé si es cierto pero mejor no decirlo muy alto, la guardia pretoriana tiene oídos en todas partes y no quisiera formar parte del menú del próximo espectáculo. Gran abrazo, viejo, espérame, volveré una vez más por lo menos.




Hay mucha, pero que mucha gente por toda Roma. Y mucho amigo de lo ajeno. En las estaciones de metro, dentro de los vagones, en el aeropuerto, una y otra vez avisaban por los altavoces, rogando que vigiláramos nuestras pertenencias. En las estaciones de metro parecía que habían grupos organizados, miradas aviesas, pendientes de un descuido para robarte la cartera o el móvil. No nos separamos, agarramos nuestras cosas con fuerza y no pasó nada.


Frente al Anfiteatro Flavio, los Fori Imperiali y el Palatino. Antes, el arco de Constantino I el Grande, construido en el CCCXV para conmemorar su victoria frente a su competidor al trono imperial, Majencio, al que venció en la batalla de Ponte Milvium, que Federico Boccia usó en su novela de los candados, a partir de la que puente y candado parecen unidos. Me parece una monstruosidad identificar el amor con un candado, algo que significa cerrar, evitar el paso, defender, no puede ser el símbolo de amor eterno y mucho menos en la auténtica ciudad del Amor/Roma. Constantino no se calentó mucho y mandó despegar relieves y columnas de las épocas de Trajano y Adriano y las puso en su arco. En la edad media fue parte de un castillo. Hoy luce solo, en su apogeo.




Dice la leyenda que el origen de Roma es el Palatino, donde Rómulo y Remo se trasladaron desde Alba Longa y fundaron la ciudad el XXI de abril del DCCLIII antes de nuestra era. Bueno, eso contó el dramaturgo Livio en tiempo de Augusto, DCC años después, el hizo los cálculos y sacó esa fecha, como podía ser aquella otra. Esta colina fue creciendo, de vulgares cabañas pasó a un gran palacio, palabra que deriva del nombre de la colina, Palatino. Se accede atravesando el Arco de Septimio Severo, primer emperador africano, erigido en el CCIII para conmemorar sus victorias.




Estando en la cola para entrar en los Fori, el calor era atroz. Mis pomelos se pusieron un rato en la sombra. Cogimos agua en un nassoni, una de las miles de fuentes romanas tan típicas, con una piedra cilíndrica y un caño con forma de narizota (de ahí el nombre de nassoni), que vierten agua a todas horas, muy fresca, muy buena. No hay que comprar agua, la vas recargando por la ciudad. 




En la ladera sur, frente a los foros, están los restos de la Roca Tarpeya, lugar de ejecución de los condenados a muerte, descalabrados. En el área palatina, los restos de las Domus Tiberiana y Flavia hasta la terraza del Belvedere, con la mejor vista a los foros imperiales. Buscando el camino, miré al móvil y lo siguiente es caer de bruces al suelo, que torpe. Acabé con heridas en la mano derecha. Mi Julia decía “no me río”, pero no podía evitarlo. A carcajadas. 




Buscamos con ahínco un lábaro que adornaba el suelo de uno de los edificios. Los lábaros son símbolos solares. Representa mi patria cántabra que resistió mucho más que otros grandes pueblos, solo cedimos en el XIX a.n.e. cuando nuestros últimos castros cayeron. Pero no desaparecimos, hubo unidades cántabras dentro de las legiones romanas. Y aquí seguimos.




Durante un rato di marcha atrás al tiempo, dos mil años atrás  los Foros eran el lugar de reunión. Trajano, Julio César, Augusto, Nerva, construyeron los suyos. Eran los centros comerciales de la época, con tiendas, bodegas, oficinas. También templos dedicados a la vestales, guardianas del fuego eterno, que debían permanecer vírgenes durante los XXX años de su servicio so pena de ser enterradas vivas con un trozo de pan y una frasca de agua. El templo del Divo Julio, donde se esparcieron sus cenizas. La Basílica Julia, donde vivía el Pontifex Maximus, origen del título de Sumo Pontífice, Pontus Fex, el que hace puentes entre los dioses y los vivos. Los Rostra, terraza desde la que lanzaban discursos o proclamas. Los romanos eran muy abiertos de mente con la religión. Aceptaban de buen grado cada nueva divinidad venida de fuera. Solo ponían un requisito, que todas las religiones también hicieran sacrificios por Roma y sus emperadores. Todos eran invitados a sumarse a su panteón hasta que una lejana secta galilea llegó con su idea de dios único. Adiós al buen rollo.




Chasca: Tenían hasta CC días festivos al año para que luego digan los nórdicos que los españoles somos gandules. El XXV de diciembre era el día grande de la religión romana, el día del Natalis Solis Invicti, el día del nacimiento del Sol Invicto, en el que la luz vence a la oscuridad en el solsticio. La actual Navidad, otra depredación cristiana más. Muchas de las estatuas que hoy vemos blancas, de mármol, no solo estaban coloreadas, muchas tenían vestidos y ropajes caros. También los templos y demás edificios eran coloreados.


Bajamos del Palatino para entrar en los foros. El Arco de Tito, construido en el año LXXXI por Domiziano para conmemorar las victorias de su padre Vespasiano y su hermano Tito contra los judíos. El templo de Iupiter Optimus Maximus, dios principal de la tríada capitolina, a la que su unía Juno y Minerva. Parece ser que eso de la santísima trinidad no es original, tampoco. El templo de Antonio Pío, emperador, y su mujer Faustina. Y la Curia, sede de la monarquía romana primero y del Senado, después. Ampliado en el LXXX a.n.e. por Sila para dar espacio a los DC senadores que nombró a dedo y reconstruido por Domiziano en XCIV y CCCIII por Diocleziano, hoy está transformado en un iglesia. Sor-pre-sa.




Salimos de la Vía Sacra que atraviesa los foros, entre el Colosseo y el Campidoglio, para subir a la Avenida dei Fori Imperiali. Subir, si, durante la edad media esta avenida comunicaba la zona de Vía Sacra con los foros de Trajano y Nerva, hasta que en los años XX del siglo XX, el dictador Mussolini decidió construir la avenida, en altura, partiendo la zona. Porque Roma está elevada, es visible en muchos monumentos, cuyas bases están por debajo del nivel del suelo empedrado. A medida que querían construir o reconstruir, lo hacían encima, elevando poco a poco la ciudad. Y esto es un problema, cada vez que inician un obra, excavan, lo normal es encontrase restos. Por esta avenida de los foros imperiales empezó la maratona que corrí en 2013, con la bso de Gladiator. Salí con los pelos como escarpias.




El foro de Nerva es un montón de piedras. El de Trajano, tiene su famosa columna, con decoración helicoidal, relieves sobre sus victorias en las campañas contra los dacios (actuales rumanos), a comienzos del siglo II. La columna tiene la misma altura, XL metros, que la ladera que había en esa ubicación, lo que da imagen del volumen de tierra que debieron mover. En la base se depositaron la cenizas del emperador, hoy perdidas. Siglos después la Iglesia la coronó con la estatua de San Pedro, ese pedazo de santo que traicionó a su jefe por miedo. No se lo reprocho, la vida es muy corta para regalarla. Detrás, los mercados trajaneos, dos pisos, donde hubo tiendas y oficinas. Y la basílica Ulpia, hoy otra iglesia.




Abrasados del calor, cogimos el metro de vuelta al hotel. Nos sentamos a comer en Tomoko & Tudini. No dimos muchas vueltas. Con ese nombre, no podía salir bien. Otra vez IQ se llevó lo peor, con un risotto que risas traía pocas. Servicio pésimo, un avispón rondando. Para olvidar. Nos subimos al hotel.




No queriendo perder tiempo en el hotel salí por primera vez a correr. No era fácil, hacía mucho calor, tras pocos minutos, la camiseta empapada y correr sobre empedrado machaca las articulaciones. Pero por si no lo he dicho, es Roma. Con el GPS como guía, atravesé las Termas de Diocleziano camino de Porta Pía, al comienzo de la Via Nomentana. Su nombre deriva del papa Pio IV, que dio órdenes para su decoración en el MDLXIV a Miguel Ángel. En MDCCCLXX, en sus alrededores comenzaron las hostilidades entre las tropas italianas y las vaticanas. Tanto en el interior, como en la plaza de Vía Nomentana, hay varios monumentos dedicados a los bersaglieri, cuerpo militar crucial en las batallas del Risorgimiento, origen de la unificación de Italia el XVII de mayo de MDCCCLXI.




Quartiere di Coppedé, en el barrio de Trieste, diseñado por Gino Coppedé a comienzos del siglo XX como respuesta al estilo de Gaudí. 





Los jardines de Villa Borghese, donde está la galería del mismo nombre que atesora El Rapto de Proserpina. En su parte norte, maraña de hierbajos y caminos descuidados. En la zona sur, mucho más ordenada, el Tempio di Esculapio, que recrea un templo griego con un estanque en el que remaban barcas mientras escuchaba Con te partiró, interpretado con un teclado electrónico. En el lado contrario del parque, el Tempietto di Diana.





Bajé por la Piazza del Popolo y entré en la basílica de Santa Maria in Montesanto (IV), que el día anterior estaba cerrada. Con la cantidad de iglesias en Roma, te vuelves exigente y solo lo excelso parece bueno. En esta iglesia se rodaron varias escenas de la película Angeles y Demonios. A la hora que era, calor aterrador, tuve que pararme en todas las fuentes que pude. Piazza Spagna, Quatro Fontane y de vuelta al hotel.


Tras la ducha, metro desde Termini a Barberini, donde está la Fontana del Tritone, el punto más cercano a la Fontana di Trevi. En el momento de subir al metro, no pude reprimir un estornudo. No fui raudo en taparme la boca, calé a una filipina, que sacó una toalla de no sé dónde para limpiarse mientras me miraba con ojos incendiarios. Toda la razón tenía.




Salimos por Vía Veneto, calle con las tiendas de las marcas más elitistas. Bajando por Via del Tritone se puso a llover. Nos resguardamos en la puerta de la sede de Il Messaggero, conocido periódico. Estuvimos unos XX minutos parados, viendo llover sobre Roma. No es romántica como París, ni sofisticada como Londres, ni cosmopolita como Nueva York. Es Roma. No hay más que añadir.


Cuando paró callejeamos hasta la Fontana de Trevi. Pasamos por allí cinco o seis veces de ida o vuelta al hotel durante toda la semana, siempre con cientos de turistas. Incluso de madrugada va la gente a hacerse fotos. Callejeas para, de repente, abocar en la plaza ante tamaña obra de arte, recientemente restaurada, brillante aunque poco iluminada de noche. 




La Fontana di Trevi es la terminal del Aqueducto Vergine, el único en uso hasta el día de hoy. El nombre, Trevi, deriva de un topónimo Regio Trevii, cruce de tres vías. La fuente fue construida a instancias del papa Clemente XII que en MDCCXXXII lanzó un concurso en el que participaron los principales artistas de la época. Venció Nicola Salvi, que representó a Océano en el medio, flanqueado por la Virgen y por Agripa. En el lado derecho, dos caños, la Fuente de los Enamorados, donde tienen que beber las parejas para gozar de muchos de felicidad, juntos. En un lateral de la plaza, nos sentamos a comer unos merecidos helados. Salvo alguna rara excepción, los helados romanos son insuperables. No engordan. Engordamos nosotros.




Callejeamos por Via delle Muratte, entramos en varias tiendas, hasta el Tempio di Vibia Sabina e Adriano. Lo mandó construir el emperador en recuerdo a su mujer, Vibia Sabina, fallecida en CXXXVI, terminado en CLII por su sucesor, Antonino Pío. Realmente a quien amaba Adriano era a Antinoo, un joven apolo que le robó el corazón y algo más, que murió en el Nilo, al que dedicó estatuas, templos e incluso una ciudad, Antinoópolis. Tan solo se conserva las XIII columnas de un lateral que fueron apoyadas en Palacio de la Aduana, que después fue la Bolsa de Valores y MDCCCLXXIII acabó en la Cámara de Comercio.




Esta zona mezcla las calles floridas, restaurantes y tiendas, grandes monumentos e iglesias de altura. Es una de las zonas que más nos gustan. Tras Adriano, Agripa y su Panteón. 




Iniciado por Agripa, amigo y yerno del primer emperador Augusto, en XXVIII a.n.e., fue destruido por el fuego. Su forma actual se debe a Adriano que lo reconstruyó entre CXVIII y CXXV. Saqueado por los bárbaros, el emperador bizantino Foca (si, si, se llamaba así), se lo donó al papa papá Bonifacio IV, que al convertirlo en iglesia, lo preservó hasta nuestros días. La plaza, con el obelisco, está en obras, pero la visión de noche del Panteón, insuperable.




En una lateral, la espectacular iglesia de mi santo patrón, San Ignacio de Loyola (V). Tremenda. Altísima. 




Tienen un espejo para grabar un video de los frescos del techo, previo pago. No me vi con ganas de hacer la cola ni regalar dinero. Monumento del papa Gregorio XV y una estatua de San Nacho. Pero leyendo en ese momento, me enteré que el santo no está enterrado ahí. Mi relación con el santo es meramente deportiva. Entiendo que la empresa católica dé títulos de santo y beato a quien quiera. Tal cual los oscar de jolivú. Es una empresa privada, con su organización, y me parece perfecto que defina su línea de negocio y sus jerarquías. El problema es cuando se financia con el dinero de todos o cuando se mete en la vida de los demás. Primero que den ejemplo. Luego, ya hablamos.





No muy lejos, cenamos en Il Barrocchio, con camareros zalameros que entre besos y abrazos, agasajaron a mis pomelos y a mi casi me dejan en la puerta. Muy buena cena los cuatro, un buen rato pasamos. Volvimos paseando, cruzamos otra vez por la Fontana di Trevi y por las Quatro Fontane. Cuando me tumbé en la cama, me dormí ipso facto.





Chasca: La salsa más famosa y demandada era el garum, se añadía a cualquier plato. Se elaboraba con vísceras de pescado, atún, caballa y esturión, se ponían en maceración con salmuera y se dejaba secar al sol durante dos o tres meses. Tal era su valor que los cambios en el precio del garum, influían en la moneda. El más caro era el garum sociorum (garum de los socios), realizado en Cartagena y se cotizaba a CLXXX piezas de plata el litro de salsa.

 

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Hoy nos vamos a otro país, Vaticano, la última monarquía teocrática europea.




Chasca: El término cónclave proviene de las palabras en latín "cum" (con) y "clavis" (llave), y se adoptó en el siglo XIII cuando los cardenales dejaron vacante la sede apostólica durante más de dos años y eso provocó que el gobernador de Viterbo (Italia) decidiera encerrar con llave a los purpurados hasta que finalmente eligieron un papa. Así que cuando hay que elegir un papa nuevo, los encierran en la capilla sixtina…que tiene salida por el otro lado.


Son dos estados en uno. Una cosa es el Vaticano, el país, todo el espacio físico. La otra, la Santa Sede, sede mundial de la iglesia católica. Aunque parezca muy antiguo, el Vaticano se constituyó como estado en MCMXXIX tras negociación con Mussolini. Otra cosa son los Estados Pontificios, con siglos de historia que ocuparon casi toda Italia en su apogeo. Es el país más pequeño del mundo. No tiene cárcel, seguramente porque se creen sus habitantes que ni delinquen ni pecan, del abuso de menores no hablamos. La lengua oficial es el latín, por lo que no puede considerarse una lengua muerta. Tiene moneda propia y un banco, muy recordado por el famoso escándalo de Propaganda Due y la mafia, muy bien contada en El Padrino III.




Teníamos las entradas para los museos vaticanos para las XII:XXX, desayunamos tranquilos. En el bufé hay tres salas, dos muy frías y otra menos concurrida y mejor decorada. La camarera renegrida y cabreada no nos dejó sentarnos en esta sala. “Fa freddo”, le dije. Con mala cara me respondió, “fa caldoooo”. Castigados a la sala fría.




Metro de Termini hasta Ottaviano, para bajarnos en la siguiente Cipro, porque Ottaviano está cerrada por obras por la nueva línea C. Nos vino bien, salimos a la espalda del Vaticano, justo en la entrada de los museos vaticanos. Como era pronto nos acercamos a la plaza para las primeras fotos. 




Compramos algunos souvernirs. Desde que estuvimos en MMXIII han cambiado el acceso a los museos. Ahora son por el lateral derecho, todo muy controlado. La cola fue rápida. Kms y kms dentro de los museos, ni ellos mismos saben lo que tienen ahí (o si) y seguro que es solo una pequeña parte de las joyas que atesoran. Luego a pedir limosnas y financiación estatal. En Italia como en España, la Iglesia tiene barra libre. No paga impuestos pero se beneficia de los ingresos de todos los museos, iglesias y monumentos religiosos. Es cierto que la entrada en las iglesias es gratuita pero todo lo demás es de pago.




Caminamos durante III horas para desembocar en la Capilla Sixtina donde nos sentamos a contemplar los frescos, me parecen sublimes. No creo en la Iglesia pero admiro el arte y en los museos vaticanos es de la mejor calidad.





Como siempre, la mejor sala para mi gusto, la estatuaria de la Roma clásica. Saludé a muchos viejos conocidos. Adriano, Cicerón, Trajano, etc. 








Salimos por la famosa escalera de caracol. 




Marta fue arrastrando su calzado, poco a poco la suela se le fue despegando como la lengua de los Rolling Stones. Se lo intentó atar con una cuerda, con un trozo de cinta, no hubo manera. Acabamos en una zapatería comprando otras sandalias.




La historia del papado da para muchas temporadas de una serie de Netflix. Han habido papas papás. Papas con novias, con novios, asesinos, mafiosos. Menos mal que eran los enviados de su dios en la Tierra. Hubo papas muy jóvenes como Benedicto IX, que le colocaron en el cargo con XIV años. Dicen que hubo una papisa Juana, en el siglo IX. Juan XXIII fumaba como un cosaco. Se saltaron el nombre de Juan XX por error. El nombre Juan es el más usado. En el siglo XV, con el cisma de occidente, llegaron a haber III papas a la vez. A Celestino V lo sacaron a la fuerza de su ermita para nombrarlo papa y lo devolvieron enseguida cuando se cansaron de él. Que a Juan Pablo I Io murieron, tiene toda la pinta.


Buscamos la trattoria Borghiciana Pasticcio Artigianale que Marta tenía apuntada para comer, había cola. Entramos en otro sitio, Ristorante Venerina, muy cerca. Comimos bien pero cuando nos llegó la cuenta salimos muy cabreados. Nos cobraron V euros por cada chispadelavida de XX cl. Como en casi toda Roma, la pasta al dente, muuuuyyy al dente, dura, seguramente será su gusto, pero me cuesta comer pasta tan dura.




Después de comer, Basílica de San Pedro (VI). Cola rápida para entrar. Una pena el interior. El baldaquino de San Pedro, totalmente cubierto. La Piedad, en una mesita. No fue lucida la visita aunque la grandeza lo vale. 





Ya en CCCXXIX el emperador Constantino levantó una iglesia en ese lugar, donde decía la leyenda que había sido crucificado San Pedro. Durante los siglos siguientes la iglesia fue destruida por incendios, reconstruida, ampliada y reformada hasta que en MDVII el papa Julio II le encargó el proyecto de una nueva basílica a Bramante. Cuando muere éste en MDXIV, se le encarga el proyecto a Rafael Sanzio. Cuando muere éste en MDXXI, le pasan el muerto a Antonio de Sangallo que presenta al proyecto en MDXXXVIII. Nada menos que XXXI años para empezar a trabajar. En MDXLVI le visitó la muerte a Sangallo. Turno para el gran Miguel Angel, tipejo para estudiar, mal carácter, egocéntrico, amargado por tener que ocultar su homosexualidad, soberbio y poco dado a aceptar la opinión ajena pero sin duda uno de los más grandes genios que ha dado el Arte. Gran pintor pero no soportaba pintar, lo hacía por dinero, lo consideraba un arte menor, a él lo que le ponía era la escultura. Estudiaba cuerpos desnudos vivos y muertos para sus obras. Solo el Moisés sería suficiente para elevarle al Olimpo artístico.




La obra fue de tal envergadura que tras todos los jefes del proyecto dichos, les siguieron Fontana, de la Porta, Maderno y Bernini que la termina en MDCXXXIII, CXXI años después. Desde que Julio II encargara el inicio hasta su conclusión con Urbano VIII, hubieron XX papas.




No subimos a la cúpula, ya lo hicimos en nuestra primera visita. Salimos por Via Conciliazione, todo en obras, hasta el puente de Umberto I, segundo rey de la Italia unificada. El Castel Sant´Angelo lo tuvimos que ver desde la barandilla de este puente. Fue mandado construir por el emperador Adriano en CXXIII como mausoleo propio. Durante C años fue lugar de reposo de las cenizas de los sucesivos emperadores. Con el final del imperio de Occidente, se convirtió en fortaleza defensiva. De fortaleza pasó a palacio. El papa Clemente VII lo usó como refugio cuando las tropas del emperador Carlos V (Carlos I de España) saquearon la ciudad. En los siguientes siglos adoptó su forma actual, siendo utilizada como cárcel que visitaron, entre otros, Giordano Bruno o Cagliostro. El llamado Passetto di Borgo lo une con el Vaticano mediante un paso elevado y fortificado. Tampoco nos acercamos al puente, todas las estatuas están en restauración.




Tras cruzar el rio, el Arco dei Banchi, con su cielo estrellado. 




Por Via Giusseppe Zanardelli hasta la Piazza Navona. Otra en restauración, las tres fuentes tapadas. Hace casi MM años, el emperador Domiziano construyó un estadio para carreras de bigas, trigas o cuadrigas, naumaquias o carreras atléticas. La plaza mantiene perfectamente la forma. Es una pena lo que no hemos podido ver, por quien más lo siento es por mis hijas, pero sé cierto que volveremos, juntos o por separado, y espero que lo veamos todo en su esplendor. Muertas matás, mis tres pomelos se sentaron en un banco. Yo fui a la búsqueda de los restos del estadio, que están debajo del nivel de la plaza. Cerrado, hice una foto desde arriba.  




Santa Maria della Valle (VII), basílica en la que desde MDXCI participaron de la Porta, Grimaldi y Maderno, que debían tener pluriempleo con San Pedro del Vaticano o simplemente, solo dibujaban planos. De estilo barroco, la vimos muy rápido, estaban cerrando.


Los Flavios, comenzaron con Vespasiano, ya era mayor cuando llegó al trono, tras décadas de mandos en distintas provincias. Su sucesor, Tito, murió tras solo dos años pero se le recuerda por inaugurar el Colosseo y ser emperador en tiempos de la erupción de Pompeya y Herculano. Domiciano, también hijo de Vespasiano, tenía la mala costumbre de acostarse con todos y todas. Muerto asesinado, fueron a buscar a un viejo senador y general, Nerva, para hacerse cargo del trono. Inauguró la dinastía Ulpio Aelia Antonina. Este era mayor pero no tonto, se asoció con una estrella en alza, Trajano, al cual adoptó. El más grande emperador de Roma, al menos el que más espacio gobernó, fue el primero de origen fuera de Roma, hispano. Mantuvo la acertada política de adoptar al mejor candidato. Le sucedió Adriano, el Juan Pablo II de Roma, no paró de viajar en todos sus años como emperador.




Fijamos ruta de vuelta al hotel con parada el Area Sacra di Largo Argentina, restos de la Roma tardo republicana, donde se encontraba la Curia de Pompeyo. 




Aquí, aquí mismo, en los Idus de Marzo de XLIV, fue asesinado de XXIII puñaladas Cayo Julio César, uno de los grandes. Siempre que la gente hace la tópica pregunta sobre el personaje favorito de la Historia, César es el mío. Resiliente, nació en una familia de alta alcurnia muy venida a menos, que vivía en la Suburra, un barrio plebeyo. Sobrino del Cayo Mario, gran general romano plebeyo y de provincias, fue muy hábil políticamente. Supo aliarse en cada momento con quien le convenía. Inició su carrera militar ya mayor para los estándares romanos pero en poco más de X años se cubrió de gloria y dinero, del que iba falto. Era un moroso habitual hasta que alcanzó la cumbre del poder. Cuando tuvo que volver a Roma, las élites patricias con Pompeyo al frente le estaban esperando para arruinarle en todos los sentidos. No se amilanó y con sus tropas cruzó el Rubicón, un riachuelo que fijaba la frontera a partir de la cual los generales romanos no podían continuar con sus tropas. El paso del Rubicón supuso una declaración de guerra civil. Les fue venciendo uno tras otro hasta proclamarse dictador perpetuo. Nunca fue emperador. Tanto poder acumuló que los patricios urdieron una conjura para asesinarlo. Días antes de los Idus de Marzo supo de movimientos en su contra. Cuenta el mito que Espurina, un arúspice, adivinador, le decía días antes “guárdate de los idus de marzo”. César se creía protegido por la diosa Fortuna, no le hizo caso. La misma mañana de su asesinato, Calpurnia, su tercera mujer, le rogó que no fuera hasta que lo convenció de permanecer en su casa. Los conjurados, que sabían que César partía el día siguiente para una campaña contra los persas, no querían dejar pasar la ocasión. Le fueron a visitar y le convencieron. “Vas a hacer caso de una mujer?”. Por el camino se cruzó con Espurina. “Ves, han llegado los idus de marzo y no ha pasado nada”, le dijo César. Espurina, muy circunspecto le respondió, “si, han llegado, pero no han pasado”. En la entrada de la Curia de Pompeya, sus acompañantes, entre ellos Marco Antonio, fueron entretenidos para dejar solo a César. Los conjurados se acercaron a él. El miedo les paralizó. Era César. Y fue Casca el primero en apuñalarlo. Tan nerviosos estaban que más de un conjurado acabó con heridas que se inflingieron mutuamente por error. Tras XXIII puñaladas, murió el hombre, nació el dios, la leyenda…..y todo esto lo cuenta Sexpir en el siglo XVI en su obra Julio César, aunque parece que hay mucho de cierto. O así me gusta creerlo.


Via del Plebiscito hasta Piazza Venezia, cubierta de andamios por las obras. Todo el día fuera, otra noche que no hizo falta leer, me dormí enseguida.




Chasca: Los ciudadanos de romanos tenían tres nombres: El praenomen, con muy poca variedad, Cayo, Lucio, Marco, Sexto y poco más. El nomen, propio de la gens, de la familia a la que pertenecían, los julio, servilio, cornelios, etc. Y el cognomen que era el apodo de su familia o el puesto a él. El cognomen de Publio Ovidio "Nasón" significaba narizota. El cognomen de los "cicerones", provenía de "cicer", garbanzo, debido a la gran verruga de un antepasado de Cicerón. A Calígula su nombre le viene desde que su padre lo presentó a las tropas vestido de uniforme y con unas botitas "caliguli". A Julio César su apellido le venía de sus antepasados los Caesar, palabra de origen púnico que se traducía por elefante, dado la gran memoria y longevidad de sus antepasados. Otros apodos fueron Brutus, "tonto"; Burrus, "pelirrojo"; Capito, "cabezón", o Strabus, "bizco". No os cuento de donde venía Sesquiculus. Ya el acabose fue el emperador Tiberio, llamado Tiberio Claudio Nerón, pero que por su afición al vino era llamado Biberius Caldius Merus, bebedor de vino caliente.

 

Ante diem XVII Kalendas Septembribus MMDCCLXXVII Ab Urbe Condita/XXIX Agosto MMXXIV

 

VI:XV de la mañana, suena el despertador. Me puse la ropa de correr. A las VI:XXX en la puerta del hotel. Roma es mía. Bajé por Via Cavour hasta el Colosseo. Cavour? Su nombre era Camillo Benso, su título, Conte di Cavour, vivió entre MDCCCX-LXI, piamontés, fue uno de los principales artífices de la unificación italiana.


A esas horas, poca gente, pude ir mirando a todas partes. El Colosseo se despertaba. Con cuidado fui cruzando calles. La policía y los militares empezaban a tomar posiciones. Las zonas más turísticas estaban bien protegidas. Circo Massimo, ocupado por casetas que no dejaban ver a Judá Ben-Hur destrozando a Valerio Mesala en la séptima y última vuelta. Dicen que el rey Tarquinio Prisco lo construyó pero fue el Divo Julio quien lo modernizó con ladrillo y madera. Desde allí, las Termas de Caracalla, en un estado demencial. 




Las rodeé. Los alrededores estaban invadidos de hierbajos y basura. Caracalla, que era un mote derivado de un ropaje franco que le gustaba usar (caracallum) y que no tuvo empacho en mandar asesinar a su hermano Geta, coomperador con él, echaría a los leones a los responsables de este ultraje.


Rodeando el Circo Massimo, Valle di Murcia. Paparajotes para todos. En Santa María in Cosmedin metí la mano por la reja para echarle un foto a la solitaria, en esas horas, Bocca della Veritá. Me paré ante el Teatro di Marcelo, mandado construir por el emperador Augusto en el siglo I a.n.e. en memoria de su heredero y yerno Marcelo. En aquella época sin penicilina pero si con venenos y espadas traperas, los herederos se morían por encima de sus deseos. 




Por el lado derecho del Vittoriano, subí al Campidoglio (Capitolio), la más pequeña de las colinas romanas pero la más importante. Más allá de los mitos de Eneas, Rómulo y Remo, se tiene constancia de asentamientos que datan de los siglos XIV-XIII a.n.e. Desde su altura, presidía las zonas pantanosas donde hoy están los restos de los foros imperiales, que hasta el siglo II a.n.e. no fueron desecados del todo. En su cima estuvo el tempo de Júpiter Optimo Máximo. Hoy, una estatua ecuestre del emperador Marco Aurelio, el emperador filósofo, que nos dejó esa magistral frase cinematográfica en Gladiator, “tus errores como hijo, es mi fracaso como padre”. 




A la derecha, a unos CC metros, la reconstrucción de una estatua del emperador Constantino en un pequeño jardín. 




A ambos lados de Marco Aurelio, los museos capitolinos. A su espalda, la Fontana de la Dea Roma y el Palazzo Senatorio. Detrás del Palazzo, a la derecha, la mejor foto de los foros imperiales. A la izquierda, una copia de la Loba Capitolina. De vuelta al hotel para ducha y desayuno. En el ascensor, como cada mañana, el canto de un grillo nos saludaba.




Tras Adriano, los Antoninos. Antonino Pío, rata de despacho, gobernó Roma desde su palacio palatino. Marco Aurelio, el filósofo. En mi estantería tengo sus Meditaciones, con frases y epigramas. Compartió el trono con su hermano Lucio Vero, que murió pronto por una de tantas epidemias. Cómodo, que no conoció a Máximo Décimo Meridio, pero lo asesinaron igualmente. Otro año con cuatro emperadores. Tras Cómodo, Pértinax, gran general que no supo ganarse a los pretorianos cosa que si hizo Didio Juliano, que les compró el trono. Una vez que cobraron, lo asesinaron. Tras el asesinato de Didio Juliano, el africano Septimio Severo, severo general, muy hábil, inició la dinastía de los severos tras una larga guerra civil. Le sucedieron sus hijos Caracalla y Geta. El geta de Caracalla mandó asesinar a Geta. Un día le dio un apretón, se apartó del camino y el comandante pretoriano, Macrino y a su hijo Diumediando, le dieron matarile y se hicieron con el trono. Empezaron los años más convulsos desde Augusto. Macrino duró un par de siestas y las provincias empezaron a alzar al imperio a sus generales, valieran o no, solo por su propio interés. Heliogábalo, un muchachito, un influencer de la época, que se lo merendaron. Y Severo Alejandro, último de los severos, que lo luchó, fue de un lado a otro hasta que perdió la última batalla.


Otra vez el metro, la estación Termini como cada día, Barberini, como tantas veces. Sant´Andrea delle Fratte (VIII), imponente fachada y cúpula. En el interior dos estatuas majestuosas de Bernini. Ángeles blancos, espectaculares. 




Construida en el siglo XVII, el término Fratte se refiere a los setos divisorios dado que era una iglesia situada en los confines entre la ciudad y el campo en aquella época. Al salir compramos en una tienda de souvenirs. Cruzamos hacia la Fontana di Trevi donde tiramos varios carretes de fotos y lanzamos las típicas monedas para volver. Mientras las niñas se hacían el reportaje, dimos una vuelta por la iglesia de los Santi Vicenzo e Anastasio (IX), con una fachada en remodelación y un interior algo decrépito. 




Iglesia de la edad media fue reconstruida en el siglo XVII por encargo del famoso cardenal Mazarino, italiano que fue ministro principal con los reyes franceses Luis XIII y Luis XIV. En esta iglesia, en una capilla subterránea que no puede visitarse, reposan los restos de 22 papas.


En la parte posterior, el Vicus Capraius, la Cittá dell´Acqua, que no pudimos visitar por no haber reservado entrada (la próxima vez). En unas obras de MCMXCVIII para construir un cine, se toparon con estos restos a X metros de profundidad. En esa zona se construyó en LXIV, tras el incendio de Roma, una insulae, un edificio de pisos. Los romanos ya construían pisos, aunque eran poco seguros. Los  pisos altos, por los incendios y la falta de agua en altura, eran un peligro. El nombre Cittá dell´Acqua viene de un gran depósito construido en el siglo II en sus sótanos.




A escasos V minutos de la Fontana di Trevi, Piazza Colonna y Palazzo Chigi, donde está la sede de la presidencia del consejo de ministros, donde duerme la presicienta Meloni. En el centro, una fuente de la Porta y la columna del emperador Marco Aurelio, antiguamente decorada con relieves que se perdieron en la restauración MDLXXXIX. Copia de la columna Trajana, relata la travesía por el Danubio. En la cima, un San Pablo colocado donde no debe. 




En la plaza, una de las tiendas de la Roma. Entramos protocolariamente.




A la espalda, Palazzo Montecitorio sede de la Cámara de los Diputados. 




Fue Bernini el encargado, que con la repetición de nombres, da que pensar que cuatro o cinco se lo repartían todo. En la plaza otro obelisco egipcio, traído de la ciudad de Heliópolis, de tiempos de Seti I o Ramsés II. El museo británico no hizo más que copiar a los romanos trayéndose todo lo que le gustó.


Entramos en el Panteón. V euros cada uno. Ellas se sentaron. Yo fui saludar al primer rey de Italia, Vittorio Emanuele II y a Umberto I, segundo rey, su hijo. Rafael, el gran pintor en un lateral. Mirando techo, el famoso oculus que no hay que visitar en día de lluvia, salvo que lleves paraguas. 






Santa Maria sopra Minerva (X) basílica construida en el siglo VII sobre un antiguo templo de la diosa Minerva. En el siglo XIII fue reconstruida con forma gótica. Nos sentamos. El calor, por tercer cuarto día consecutivo era agotador. 




En la plaza, otro obelisco egipcio, que pocos debieron dejar los romanos para los ingleses y franceses. Estuvo enterrado hasta MDCLXV, cuando unos frailes, intentando construir una iglesia, se lo encontraron. El papa borgia, Alejandro VI, de los pocos papas españoles, decidió reutilizarlo y parece ser que el pobre Bernini fue el encargado. Lo del elefante, digo yo, que pinta allí?




Roma es un no parar, cada esquina y recodo, cada plaza y avenida, están cubiertos de historia. Y andando andando te cargas encima XV/XX kms cada día. Campi dei Fiori es un mercado a cielo abierto. Recuerdo la primera visita, llena de puestos con flores, fiori, ahora venden pasta, camisetas, vamos, un bazar. Muchos árabes y sudamericanos, que al ver pasar a mi niña Julia, la llamaron Shakira María Giulia, ahahaha, atinaron en el último nombre.




Atravesando Via Arenula, el barrio judío. La comunidad hebrea en Roma no era muy grande, 12.000 personas y seres humanos. Hasta 1943, cuando las tropas aliadas se acercaban desde Africa via Sicilia, los mussolinianos contralaban todo el país. Ante la debilidad de sus tropas, los nazifascitas, primos hermanos de sus homomonos italianos, ocuparon el norte del país  llegando hasta Roma. Sigo sin saber que puede tener una persona en la cabeza para ordenar, participar, aplaudir o colaborar en ningún exterminio. Como hoy en día, hay idiotas brazo en alto o que no tratan de gentuza criminal a aquellos asesinos. 





Los alemanes exigieron CX libras de oro a cambio de la seguridad de los judíos romanos. Tras cobrar en septiembre, los muy joslagrandísima, el XVI de octubre de MCMXLIII hicieron una redada, deportando a MDCCC judíos a Auschwitz-Bierkenau. Casi todos murieron. El resto escaparon, casi todos al Vaticano, donde el papa nazi Pio XII, papa nazi porque no solo nunca condenó al nazismo y sus asesinatos, sino que acabada la guerra no tuvo vergüenza alguna en poner su miniestado al servicio de los criminales nazis como vía de salida hacia España y Sudamérica. Si existiera el infierno, éste debía tener una caldera para él solo.




Como en cada ciudad donde los nazis deportaron judíos, la Shoah ha ido plantando placas doradas en recuerdo de tantos secuestrados, arrastrados, torturados y asesinados. En Via Portico d´Ottavia 13, vivía Costanza Sonnino. 




La conocí el XVIII de marzo de MMXIII, el último día del viaje anterior. Vi su placa, y decidí recordarla cada XVI de octubre, día en que la sacaron a rastras. 




Hija de Mosé y Sara Moscati, nació el IV de julio de MCMIX, tenía XXXIV años cuando la deportaron. El VIII de diciembre de MCMXLIV seguía viva. Estos datos los recabé en MMXIII del Holocaust Survivors and Victims Resource Center, en Washington, que lleva décadas recopilando y digitalizando toda la documentación que ha ido saliendo a la luz desde el final de la guerra. El último documento, del XXXI de julio de MCMXLV informa de los judíos supervivientes tras la liberación de Auschwitz-Birkenau. Costanza no lo consiguió. No mueren del todo mientras los seguimos recordando. Ahora, los nuevos nazis son los judíos, con la colaboración necesaria de EEUU y el silencio doloso de todo Occidente, masacran Palestina.





Este era el portal de su casa.




Portico d´Ottavia, uno que se conserva del Circo Flaminio. Fue mandado construir por el emperador Augusto, restaurado por Septimio Severo, hoy queda una esquina y el vestíbulo de acceso.




Retrocedimos para comer en el Mariuccia, cercano al Campi di Fiori. Buenísimo todo. A la salida, helado en la Gelateria Capri, malísimos todos. No siempre se puede acertar.




Cruzamos el Tevere, con unos accesos y laterales abandonados, sucio, con basura, para hacérselo mirar. Piazza Trilusa, la entrada en el barrio del Trastevere. Teníamos un recuerdo precioso de este barrio. Sus calles con flores, sus trattorie románticas, sus recodos bucólicos. XI años después es un barrio sucio y desangelado, invadido por la mugre, las pintadas en las paredes, gentes con mala pinta y decadencia. Qué pena. Un mito que se nos vino abajo. Por primera vez, una librería, entré, pero algo me dijo que no y salí sin comprar nada.




La basílica de Santa Maria in Trastevere (XI). En su plaza, la fuente más antigua de Roma, ahí mismo había una en tiempos del emperador Augusto. San Calixto III mandó construir la basílica en MCDLV, reconstruyendo una precedente de MCXL, arrancando el mármol de las Terme di Caracalla. 




Igualmente en el Trastevere, la basílica de San Crisogono (XII), una de las más antiguas de Roma. Construida en el siglo IV por orden del papa Silvestre I, fue reconstruida en el siglo XII y posteriormente en MDCXXVI. Tiene decoración oriental pero lo que más llama la atención son los restos de la iglesia paleocristiana original, en el subsuelo. Sé que son solo piedras pero esas piedras cuentan la historia de personas que vivieron, rieron, amaron, sufrieron y murieron hace MDCC años. La muerte es el final, el recuerdo es eterno.





Salimos del Tratevere cruzando el Ponte Garibaldi en obras. La isla Tiberina es un buque sucio y hundido, que mide C metros de larga y XC de ancha. Está conectada a las orillas del Tíber por los puentes Cestio (XLVI a.n.e.) y Fabricio (LXII a.n.e.). Cuenta la leyenda que la isla nació en DIC a.n.e. cuando el pueblo echó al último rey, Tarquinio el Soberbio. Como signo de odio hacia el tirano, lanzó al Tíber el enorme depósito de trigo del rey, formando la isla. No habría sido mejor hacer pan?

 



Nuevamente pasamos por el Largo di Torre Argentina, Curia Pompeya para torcer en la Chiesa di Gesú, hacia el Campidoglio. El Vittoriano, rodeado de andamios y vallas estaba imposible. Agotados como estábamos, no sé cómo fuimos capaces de subir (y bajar) los CXXIV escalones hasta la basílica de Santa Maria in Ara Coeli (XIII). 





Bueno, si lo sé, pensé que desde allí habría entrada para llegar a la parte alta del Vittoriano, me equivoqué. No me tiraron rodando por las CXXIV escaleras, más por cansancio que otra cosa. Construida sobre las ruinas del Tempo de Juno Moneta, que como bien dice el nombre era el lugar donde guardaban el Tesoro, las monedas. En el año M se convirtió en abadía benedictina para pasar después a gótico romano. En MCCCXLI se graduó el excelso Petrarca. La escalinata lleva allí desde MCCCXLVIII, así que casi DCC años de subidas y bajadas. Me imagino a tantos y tantos gordos cardenales, patriarcas y jerarcas de la iglesia subiendo por allí. O no, los subirían en brazos. La iglesia, sin embargo, es famosa sobre todo por el Santo Niño, la escultura que, según la tradición, fue tallada en la madera de los olivos del Monte de Getsemaní.


Otra escalera. Sus caras eran un poema. Ya queda poco. Coronamos el Campidoglio, recibidos por la estatua ecuestre del gran emperador Marco Aurelio. Tras tantos y tantos, solo unos pocos emperadores han ido dejando recuerdos. Es cierto que Cómodo, el de Gladiator, le gustaba participar como gladiador, pero su vida no corría peligro, le dejaban vencer. No murió en el Colosseo como cuenta la película. Claudio se pirraba por las setas. Su mujer Agripina, también su sobrina, tenía prisa por entronizar a su hijo Nerón, adoptado por Claudio, que ya tenía un hijo, Británico, que fue asesinado a tiempo para no optar al trono. Pues como digo, a Claudio le encantaban las setas. Agripina le mandó preparar un plato de su variedad preferida y la más grande la cubrió de veneno convencida que, como era un ansiaviva, sería la primera que comería. Séneca, que odiaba a Claudio, dejó la historia o el chisme que cuando la probó, se vio morir para solo consiguir balbucir, “ay, me he cagado”. Heliogábalo, de origen oriental, que no le cabía una perversión sexual más, se presentaba en público como la mujer de su marido, se castró en público. Vitelio era un tremendo glotón. Otón le cedió su mujer a Nerón para que le permitiera ser gobernador de Lusitania.  Vespasiano se dormía en público. Antonio Pio no salió nunca de Roma. Adriano no estuvo casi nunca en Roma. Juliano pasó a la historia como el Apóstata por abjutar del cristianismo. Augusto era tan friolero que solía llevar III o IV túnicas a la vez. Geta y Lucio Vero fueron coemperadores con Caracalla y Marco Aurelio, pero no llegaron a buen fin. Aureliano, mala rima, fue el último gran emperador guerrero, solo duró V años, pero dejó las Murallas Aurelianas que protegían la ciudad y de las cuales quedan muchos restos. Filipo el Árabe tiene el honor de ser el emperador en el año M ad urbe condita.




En el lateral, acompañé a IQ y Marta a saludar a Constantino, mientras Julia se quedó sentada. Saludamos a la loba capitolina, que viene de lupa, de ahí viene la palabra lupanar. De igual forma que para distinguir la puerta donde trabajaban las prostitutas, solían colgar una rama, de ahí la palabra ramera. Las profesionales de verdad, grababan en la puerta dibujos de sus servicios.




Paseando hacia el hotel a dejarnos caer. Los Fori Imperiali al anochecer, el Colosseo iluminado. Hay fotos que hay que grabarse en la mente. El día a día no solo es monótono. Nos trae buenos momentos pero también muchos malos en lo personal y laboral. Son estos los que hay que disfrutar. Entiendo que con XXIII o XVII sea difícil de apreciar, es lo único bueno de la edad, te da la experiencia suficiente para saber lo que realmente importa. Aun así, seguimos aferrados a nuestro día a día, damos importancia a cosas fútiles, no me cabe duda, pero que nos amargan y aquí doy la razón al acerbo británico, si tus problemas tienen solución, porque te afliges, si no tienen solución, porque te afliges. A dormir.



Chasca: En la Antigua Roma, el día se dividía siguiendo una estructura de horas vinculadas a la luz del sol. Para la noche quedaban las vigilias. La prima hora era la que seguía a la salida del sol y así sucesivamente. A cada hora se iban conectando a diferentes rituales de la vida cotidiana, incluidos también los del descanso. La siesta actual no es más que una evolución de una de esas franjas horarias, la sexta hora. Era, como apunta el Diccionario de la Real Academia España, «tiempo que equivalía al mediodía».

 

Ante diem XVI Kalendas Septembribus MMDCCLXXVII Ab Urbe Condita/XXX Agosto MMXXIV

 

Tercer día corriendo. A las VI:XXX ya en marcha. Primera parada por Santa María Maggiore que unas horas después visitamos los cuatro juntos. Terme di Trajano, varios paños de las paredes entre hierbajos. Los restos de la Domus Aurea, la inmensa residencia que se mandó construir Nerón tras el incendio de Roma, rodeados de basura. Ainsss. 





Era el último día que salía a correr así que no podía dejar de disfrutar del amanecer en el Colosseo, los Fori Imperiali, Vittoriano, Teatro Marcelo y superando la Bocca della Veritá, subí a los Giardini degli Aranci, con un mirador a la Roma imperial que no tienes que perderte. 





Un poco más allá, una de las sedes de la Orden de Malta, portalón verde, con un pequeño agujero por el cual sacar una foto trenditopi



Volví por el Lungotevere, la riva del rio, crucé los puentes milenarios de la isla Tiberina. Pero es que hay que pensarlo, por allí cruzaron personas que nos suenan a historieta, a película, pero fueron reales. Trajano, Adriano, Nerón, cruzarían esos puentes. Ellos estuvieron allí. Ahora estoy yo. Y MM en la historia de la Humanidad es nada.




Los años de la anarquía, amontonaron emperadores. Las provincias occidentales se independizaron y nombraron sus propios emperadores. Palmira, en Oriente, también. El trono quedó a alcance del más fuerte o del más listo. Generales muy fuertes como Maximino el Tracio, Filipo el Árabe, Decio o Aureliano, consiguieron mantener las fronteras a coste de mucha sangre o mucho oro. Senadores o patricios, que fueron nombrados por la élites pero con poco control de ejército, como los Gordianos, Emiliano, Galieno o Valeriano, cayeron pronto. O meros bárbaros que fueron puestos en el cargo por su ferocidad militar como Treboniano el Galo, Caro o Tácito.


Pasé a despedirme por el barrio judío de Costanza, para saludar a otros muchos judíos cuyas placas les recuerdan. Cracovia, Praga, Salzburgo, Viena, hasta en Estocolmo hemos visto placas de la Shoah. En Munich, cuna del movimiento nazi, ni una. No me pidan los alemanes que mire adelante si ellos lo quieren hacer borrando el pasado como si no hubiera pasado.




Entré en la Chiesa di Gesú (XIV). San Ignacio ordenó en MDLI a Biggio que diseñara una iglesia para la después todopoderosa y problemática Compañía de Jesús. Otro mazacote pero que en un lateral tiene una capilla dedicada y con los restos de mi santo patrón. 




Detrás del foro de Trajano, la basílica de los Santi XII Apostoli (XV). En la entrada vi salir a una monja, con su hábito gris, su pelo cubierto y con bambos. De una pequeña mochila la vi sacar una visera, se la puso en la cabeza y a hacer deporte, con el uniforme monacal. Construida en origen en el siglo VI, como casi toda Roma, a base de expoliar los templos y monumentos de la Roma imperial.




Por el lateral, cuestón hasta la Piazza del Quirinale, donde está la sede la presidencia de la República. En el centro, un pedestal con dos colosales estatuas de Castor y Polux, los Dióscuros, hermanos gemelos divinos. 




Atravesando la Villa di Carlo Alberto di Saboia. Si alguna vez os habéis preguntado por que la selección de Italia juega de azul, azzurro, se debe a que es el color de la familia real, los Saboya. Fueron la dinastía reinante durante LXXX años hasta que en un referendo, el II de junio de MCMXLVI, poco más de I año después del final de la guerra, decidieron apearlos del trono. Vittorio Emanuelle III, el rey enano, traicionó a su patria aliándose con el fascista Mussolini durante décadas. Acabada la contienda y comprobando que venía marejada en su contra, el IX de mayo de MCMXLVI abdicó en su hijo Umberto II. Ni un mes le duró el trono, el referendo decidió república, pese a que otra vez el papa nazi Pio XII se metió donde nadie le llamaba y se puso de parte de la monarquía. Es posible votar por la monarquía o república. Lo que no hay es ganas. O quizás miedo a que salga república. Y república es una forma de estado, no una ideología. Se puede ser republicano y de derechas.


Tras el desayuno, a caminar. Engaaa, que ya nos queda poco. Roma se puede ver rápido en IV días, se puede ver bien en I mes. Se puede conocer en I año. Primera parada, a V minutos del hotel, la basílica de Santa María Maggiore (XVI), una de las cuatro basílicas papales, junto con San Pietro, San Giovanni in Laterano y San Paolo Fuori le Mura. 





Dice el mito que un rico matrimonio patricio, que no podían tener hijos, decidieron dedicarle una iglesia a la virgen María en el CCCLII. La actual fisonomía data de los siglos XVI/XVII por cuenta del cansino papa Sixto V y Paulo V. Es una iglesia impresionante, con brillantes mosaicos paleocristianos del siglo V y las presuntas reliquias del pesebre de Belén. En la entrada nos exigieron que mis niñas se taparan, que no llevaran hombros y piernas al aire. Yo, que iba con pantalón corto, no tuve que taparme. Que hipócritas, que mente tan sucia, como si les fueran a provocar qué? Abusar de niños y niñas no parece importar. Tantos crímenes contra la moral y la decencia olvidados, echando tierra a delincuentes y tarados mentales. La iglesia solo tiene que hacer una lista de todas la iniquidades que ha cometido y sigue cometiendo, llámalos pecados, y exige a tus fieles que no los cometan, pero que miremos a otra parte cuando los cometen ellos. Y que aflojen el bolsillo.




La basílica de Santa Prassede (XVII), data del siglo IX, con mucha necesidad de una restauración de la fachada. En el interior guarda unos preciosos mosaicos de estilo bizantino.




Zigzagueando por el Rione Esquilino, la basílica dei Santi Silvestro e Martino ai Monti (XVIII) una de las más antiguas de Roma, que data del siglo IV aunque parece ser que ya en el siglo III había allí una pequeña iglesia. Tercer mazacote sin mucha gracia hasta que accedes por una puerta, al fondo a la izquierda, a los cuatro distintos niveles sobre los que está construida. No escuchas a los monjes con su letanía en latín?






Seguimos ruta, hasta San Pietro in Vincoli (XVIII). Mandada construir en origen por la emperatriz Eudoxia, en el siglo V, para custodiar las presuntas cadenas que ataron a San Pedro. Fue reformada en el siglo XVI. En ese siglo, concretamente en MDXLV, Miguel Angel dejó allí una de las obras escultóricas que ha pasado a la historia, el Moisés. Solo le falta levantarse y hablar. El papa Julio II le encargó una gran tumba para sí mismo. Miguel Angel se puso a trabajar suponiendo que tenía carta blanca. Poco a poco le fueron recortando presupuesto. Y la paciencia del artista también fue agotándose. De encargo de una gran tumba, se quedó en un sola estatua pero amigos, ¡¡que estatua¡¡ El Moisés tiene cara de enfadado, de mala leche, supongo que es la que se le quedó al Buonarroti tras tantas vueltas que le dieron. Que por que tiene cuernos? Pues en el siglo IV no había diccionarios ni apps de traducción. San Jerónimo tradujo la biblia del hebreo al griego y donde debía leer rayo (keren, la inspiración divina), leyó karan (cuerno).






Bajamos por la escalinata del Arco di Borgia, camino del Colosseo, los Fori Imperiali, el Vittoriano, el Teatro di Marcelo, con destino a la Bocca de la Veritá. Antes, el Tempio di Portuno, uno de los templos que ha sobrevivido de la más antigua Roma. Construido entre los siglos IV-III a.n.e., fue reconstruido en el siglo II. 




Muy cerca, el Tempio di Ercole Vincitore, el más antiguo conservado en mármol. Estaba dedicado a Hércules, protector de los comerciantes que se dedicaban al comercio de ganado en el cercano Foro Boario. Data del siglo II a.n.e.




Santa María in Cosmedin (XIX) ha pasado a la historia por su pórtico con la renombrada Bocca della Veritá. 




Dice la leyenda que la máscara mordía la mano a quienes no decían la verdad. Es bastante grande, más o menos la altura de un hombre tipo estándar. Parece ser que representa al dios solar, Fauno. Dado el material usado, data del siglo IV a.n.e. En el interior, la basílica de Santa María in Cosmedin, del siglo VI, sufrió modificaciones tras las invasiones del siglo XI, añadiéndosele el campanario románico. El interior transmite paz, bajamos a la cripta de Adriano, pero había poco que ver.




Con Diocleciano y la Tetrarquía, se estabilizó el imperio. Pero la alegría duró poco, empezaron a pelearse entre ellos hasta la llegada del último gran emperador, Constantino I el Grande, que trasladó la capital a Bizancio e hizo del cristianismo la religión oficial del imperio. A su muerte sus descendientes pasaron más tiempo batallando entre ellos que contra los enemigos externos hasta la llegada de Juliano el Apóstata, que intentó la vuelta de la religión clásica. No pudo ser y el cristianismo acabó con el imperio.

Los siguientes C años fueron la total decadencia. Occidente y Oriente se separaron, cada uno con su emperador. Poco a poco los bárbaros fueron apoderándose de las provincias. Cada provincia se gobernaba por sí misma, Roma pasó a ser una ciudad más. Y la realidad es que el imperio no cayó en 476, sino que el último emperador, Rómulo Augustulo, fue depuesto por Odoacro, que mandó los símbolos de poder al emperador bizantino. Los romanos de Occidente no tuvieron la sensación de la caída del imperio, su vida siguió igual. Pero Roma sigue entre nosotros.




Volvimos a cruzar al Trastevere. En sus calles se rodaban una película. Tópico. Mientras ellas se fijaban, me acerqué a ver la basílica de Santa Cecilia in Trastevere (XX), que estaba cerrada por la hora. Debe ser que los frailes necesitan tranquilidad para comer. A su espalda Santa Maria in Cappella (XXI), en estado ruinoso. 




El restaurante para comer que teníamos elegido estaba petado de gente. Nos fuimos a un sitio cercano, La Canonica, en un sombrío pero luminoso callejón, en dos plantas, que prometía mucho, pero que solo nos quitó el hambre. Volvimos al hotel a dormir la siesta.




Ya casi de anochecida última vuelta por la Roma nocturna, con larga parada a la entrada del Panteón, donde un gran Pavorotto, nos amenizó con su chorro de voz. 




En un inglés macarrónico hasta para mí, destrozó algunas canciones. Pero cantó nuevamente Con Te Partiró. Y bailaba, o eso creía él. A mitad de la actuación, enganchado a Spotify y un altavoz, debió llamarle su mujer. “Estoy acabando, llego en XX minutos”, conseguí entenderle. Una hora después, ya se fue. Contenta estaría la mujer cuando llegó. Empezamos la vuelta. Julia, con hambre, se comió una hamburguesa en un McDonalds. Los demás, agua para vaciar el estómago. Caminando, desde un carricoche se veía una cara pelona, era un señor muy mayor que le dio un gran susto a Julia, que pensaba que era un niño.




Chasca: Obélix siempre decía aquello de “están locos estos romanos”, parodiando en italiano su acrónimo más famoso SPQR (Senatus Populus Que Romanus, senado y pueblo romano) por Sono Pazzi Questi Romani. Una jirafa era la mascota preferida de Julio Cesar. La palabra ladrón viene de ladro, soldado, por los robos continuos de las tropas en sus expediciones.

 

Ante diem XV Kalendas Septembribus MMDCCLXXVII Ab Urbe Condita/XXXI Agosto MMXXIV

 

Ultimo día. Recogida de maletas. Ultimo desayuno en el hotel. Nuestro vuelo despegaba tarde. Salimos al último paseo, a rematar las compras. La iglesia de San Vitale (XXII), su esposa Santa Valeria y sus hijos Gervasio y Protasio, en Via Nazionale.




Construida en el siglo V, fue reconstruida varias veces entre los siglos XV-XVI, con un pórtico de época paleocristiano. Para entrar en la iglesia hay que bajar un escalera construida en MDCCCLIX para salvar los diferentes niveles de Via Nazionale y la antigua Roma. A su lado, el Palazzo Esposizzioni, de estilo neoclásico, del siglo XIX. Subimos al Quirinale, donde nos resguardamos por unos minutos a la sombra que daban las estatuas de Cástor y Pólux.




Última visita a la zona más concurrida, con segunda visita a la basílica de San Ignazio. Recorrimos de forma tranquila la callejuelas hacia el Panteón y Piazza Navona, donde visitamos Sant´Agnese in Agone (XXIII), mandada construir por el papa Inocencio XI en el supuesto lugar del martirio de Santa Inés.




Buscamos una nueva heladería, para sobrellevar el calor. Hoy cuando escribo estas líneas, llevo X días a dieta estricta. Se acabaron las galletas, dulces, fritos, chispasdelavida y comidas copiosas. Ensaladas, mucho té y agua, fruta y poco más. El verano se ha hecho pesado en todos los sentidos. Quiero llegar a la Navidad más o menos en forma.




Últimos chascas: El verbo fornicar se deriva de la palabra fornices, las habitaciones donde las prostitutas romanas recibían a sus clientes. En la noche de bodas, el novio cogía el brazos a la novia para que cruzara el umbral en recuerdo del rapto de las sabinas, tú también lo hiciste, romano? Que las mujeres fueran unicejas era un símbolo de belleza, así que muchas se pintaban el espacio que separaba ambas cejas. Los romanos juraban decir la verdad ante un juez cogiéndose los testículos, de ahí la palabra testificar.


Ese helado lo comimos en unos bancos en Piazza Pasquino. Marta sacó su lista de restaurantes. La Taverna del Seminario fue el elegido, a II minutos andando desde el Panteón. Antes, una visita rápida a la basílica de Sant´Eustachio (XXIV) donde cogimos tres botellines con agua bendita. Agua del grifo, supongo, que con algún rito druídico del cura de turno, te dicen que está bendita. Acierto total la Taverna del Seminario, de lo mejorcito que hemos disfrutado en Roma en nuestras tres visitas. Muy buena comida y postre. Muy buen servicio.





Lento, largo y caluroso paseo de vuelta al hotel, donde recogimos las maletas, autobús desde Termini, avión hasta Valencia y coche a casa, para llegar a las III de la madrugada.




Unas cuentas ciudades hemos visitado. Muchas no tengo intención de volver. Otras, si hay ocasión o nos cuadra. Quisiera volver a Estocolmo. Pero Roma, seguro que a Roma hemos de volver, siempre una vez más.

Porque, que nos han dejado los romanos?




Hoy más que nunca…