martes, 3 de junio de 2014

Falco Trail 06-12-2013

 ¡¡¡Cuandacabestooo¡¡¡

…y ocho días después me acordé de la Falco Trail.

Viernes, 6, ocho de la mañana. Cehegín, un grado….¡brrr, que frío¡. Pero, ¿qué hago yo aquí?.

Saco mi carné de baile, ¿qué toca hoy?. Falco Trail, 42 kms con 3.000 de desnivel positivo. Chary, Ramón, Fernando, Antonio, Nacho, etc., ¡¡¡asakooo¡.




Ultima carrera del año. Ya no tengo edad…ni ganas…ni tiempo para tantas carreras. Desde que corrí aquella primera carrera en Santander a finales de los ochenta desde la Alameda de Oviedo hasta las Llamas, mucho ha llovido, sobre todo en Santander.

En aquella ocasión, sin haber llegado a cumplir los 20 años, con 15 kms por delante, llegando a la zona de meta, de lo que antes eran la zona de meta, esto es, una pancarta de Supermercados Alcosant y poco más, sin tanta parafernalia como ahora….pues eso, llegando a la zona de meta, viví uno de esos momentos oníricos, berlanguianos, surrealistas. “Esprin” a meta. Un atleta en silla de ruedas. Un crío de corta edad. Y un servidor…..llegué el último. Verídico, de los más de 200 que corrimos aquella carrera, con el dorsal de papel con el número escrito con rotulador, vintage que se llama ahora, cutre en castellano de toda la vida, fui el último corredor en llegar.

A lo nuestro, Cehegín.

Gorro, guantes, dongildelascalzaslargas…echamos a correr.

Primeros kms de tonteo…tanteo, quiero decir. Machitos, fuertotes, risueños. Vamos, lo que viene a ser un derroche de la poca testosterona que me viene a quedar.

Primer terreno liso, es más, cuesta abajo. Primeros 4.000 metros.

Hago piña con Antonio de los Reyes y mi tocayo Nacho Gras…siempre me resulta extraño hablar con alguien que lleva mi mismo nombre, máxime cuando conozco a muy pocos con tan ardiente nombre.
Primera subida. Todos en fila india. ¡Que tonto de mí¡…¿no que pensé que estaba perdiendo el tiempo?. Vamos, si hubiera pensado una chispa, solo una chispa, sabría que iba a ser la mejor subida de todas.

Sin problemas corono, subida corta. En la bajada, aprieto, me dedico a estirar piernas, a probar la estabilidad del día. Con mi facilidad para caerme solo, es básico ante retos de este calibre, asegurarme que no tengo el día torpe….no parecía.

Km 8. Primer avituallamiento. Mal rollo. Mordiendo una gominola, adiós al empaste de la muela.

Empieza la carrera de verdad. Recuerdo que la página güeb de la organización decía que el recorrido no nos iba a dejar indiferentes. Pues no, mas de una vez me hizo recordar a la madre de alguno, pero, indiferente, no.

Primeras estibaciones de la cumbre As de Copas. Vertical. Me veo bien. En fila india, pero a buen ritmo. Incluso me queda tiempo para guasapear con mi medio pomelo. Voy bien, cielo.

Bajada rápida y segundo avituallamiento. Como algo, pero no mucho. No tengo ganas…luego me pesará.

Salimos a la par Nacho y yo. No, no tengo desdoblamiento de personalidad…ni veo angeles mientras hago el lenguaje de signos…de momento.

Subida hasta la Media. No digo que fuera fácil, pero terreno accesible, senda amplia, limpia. Llego a cumbre algo cansado, pero, ¡sorpresa¡, nos han hecho migas. Poco amigo soy de comerlas, pero con la que llevo encima, me saben a gloria.

En la bajada, ¿que pasó?....¡premio¡….me caí de maduro. Bueno, siendo honesto, fue un tropezón por la tierra suelta. No llegó la sangre al río.

Debería hacer un ejercicio de reflexión y planificación antes de aprestarme a participar en carreras de este estilo. Si hubiera leído el track, sabría que lo especialmente duro empezaba en el 26, y yo tan feliz porque pasaba en menos de tres horas por el 22. Ya me veía llegando a meta en menos de 6 horas. ¡Pobre tonto¡.


La Morra, Collado de la Fuente y Campanario…eso era la maratón de verdad. Para mí, digamos, Calvario 1, 2 y 3.

Si para hacer la primera media tardé solo tres horas, para la segunda tardé cuatro horas. Del km 26 al 32 se me fueron hora y media de sufrimiento extremo. De subidas verticales, y de bajadas peligrosas. Y mucho guasap con mi medio pomelo, “retransmitiendo la jugada”.

Por esa caraja de mente me pasó de todo. No, no pensé abandonar, pero no por nada, sino mas bien…¿Dónde?. No quedaba otra que seguir.

El dolor de abductores fue tremendo. La falta de comida, fulminante. Me vine abajo físicamente. Si las subidas eran duras, eternas, extenuantes. Las bajadas eran…de juzgado de guardia.

Reflexión: Creo que con el “boom” de este tipo de carreras estamos entrando en una dinámica peligrosa. Recorridos muy duros, difíciles, y parece que no basta con poner nuestros cuerpos al límite, sino que arriesgamos innecesariamente. En varias ocasiones estuve a punto de caerme, pero no una simple caída, sino de esas de acabar en el hospital. Tramos demasiado peligrosos.

Cierto, nadie me obliga, ni a mí ni a nadie, pero deberíamos recapacitar un poco. Cada vez rizamos más el rizo, y espero que algún día no haya que lamentarlo.

Km 37, 3 horas desde que pasé por la Media. Las migas, ni me acuerdo. Yo me quedé sin cuádriceps hace rato. Ni mis grandes éxitos de eurovisión me animan. Como en los avituallamientos, sin ganas. Una sola idea, ¿cuandacabestooooo?.


Ultima cota. Veo un par de zagales. ¿Todo para abajo?. Todo, me responden. ¿Seguro?. Seguro.

Ultima bajada, quizás no tan difícil, pero el peso de los bambos es enorme. Arrastro las piernas. Me duele mucho la cabeza, pero ni ganas tengo de tomar ibuprofeno.

¡Arbitro, la hora¡

Diviso Cehegín a lo lejos. Tengo la sensación de estar rodeándolo, sin acabar de llegar. Cualquier pequeña elevación del terreno se me hace un Everest.

A lo lejos oigo los sonidos de línea de meta. Pero, ¡tan a lo lejos¡

Prietos los dientes. Un pie. Otro. El primero. Otra vez el segundo. Ando. Corro. Cagúeeeennnnnn…..pita ya.

Entro en la larga recta a meta, pero larga, muy larga.

6:53:33. Sufrimiento extremo. Muy dura, durísima, pero terminada.

Ni como ni saludo ni nada, directo al coche y para casa. Desesperado. Desilusionado. Decepcionado.

Esta vez no cometo error de principiante. Dejo pasar los días. Rememoro.

A 8 días vista pues….recorrido muy currado, bonito, duro pero lo que se dice duro, pero muy bien trabajado. Algún tramo peligroso lo eliminaría, pero, por lo demás, gran trabajo de la organización. Muy bien avituallada. No me perdí, que viniendo de alguien que se pierde en el pasillo de su casa, indica que estaba muy bien señalizada.



Lo dicho, pasado los días. Orgulloso de haberlo conseguido. Terminé. Mal, cansado, fastidiado por no haber “leído” bien la carrera, pero, de todo se aprende.


¿Qué falta?. ¡Ah, si¡……Roma Victrix¡¡¡¡¡¡

No hay comentarios:

Publicar un comentario