martes, 10 de marzo de 2020

XIII El Valle Trail - 2020


Primera gran carrera del año. Tras dos para ir cogiendo forma, la primavera me trae un calendario interesante y apasionante de experiencias traileras. ¡¡Cuantas veces en mitad del monte me arrepiento y me digo a mi mismo que es la última vez¡¡¡. Al pasar de los días, olvido los malos momentos, que los hay y muchos, para tan solo recordar la sensación de triunfo al llegar a meta aunque sea horas después del ganador. Hoy tocaba correr en casa. Y cuando digo en casa, es por que la XIII El Valle Trail se desarrolla por sendas, pistas y caminos que he recorrido en decenas de ocasiones, entrenando, ya fuera solo o acompañado por algún hermano macedonio. Aún teniendo trillado el Valle, la ruta de la carrera me ha descubierto dos tramos que no conocía los cuales añadiré a los entrenamientos.
Casi cuatro meses desde mi última ultramaratón, en la Sierra de Aitana, en la provincia de Alicante. Desde entonces he entrenado mucho. Mas que nunca. Pero en carrera en sufrido mucho por problemas físicos. Espalda. Planta del pie izquierdo. Isquiotibiales. Sartorios. Ya no sé si por exceso de entrenamiento o por falta de fisio o estiramientos, pero ciertas molestias ya son demasiado recurrentes. Me cabrean. He entrenado como nunca para sufrir como siempre. Y el perfil del día no estaba para jugársela.




5:30 de la mañana. Aunque tenía puesto el despertador para las 6:00, mi despertador interno ya me tenía en duermevela desde las 5:00. Cansado de dar vueltas y no queriendo molestar a mi medio pomelo, me levanté a desayunar. Durante toda la semana hice los deberes. Creo. Comí pasta. Arroz. Mas pasta. Así que el desayuno del sábado me costó tragarlo. Metí el pan a la tostadora. Y por dos ocasiones saltaron los plomos. Mal rollo. Unté el pan de nocilla y me lo comí sin calentar con un zumo de pomelo. Y no, no me devoro a mi familia. Estos son pomelos frutales. Son ásperos de sabor pero tienen muchas más propiedades que las naranjas y mucha menos azúcar. Le he cogido el gusto al sabor y gracias de mi cuñado Mariano nunca me faltan para los desayunos.
Tras un par de visitas al Sr Roca cogí el coche para ir a la zona de salida, en el campo de fútbol de La Alberca, a 15 minutos de mi casa. En la entrada de la autovía, me paró la policía para hacerme soplar. Paso por ahí casi cada domingo, me paran muchas veces, pero viendo a un cincuentón en ropa de deporte y mal afeitado deben pensar que el alcohol es la última de mis aficiones. Pues hoy, sábado, no solo me pararon, si no que me hicieron soplar. Tras lo de las tostadas, empezó a rondarme teorías cospiranoicas. Cero. Como bien saben los que me conocen, nunca bebo alcohol. En 52 años ni una copa, ni una cerveza, ni un vino. Nada.
Zona de salida, vi de lejos a mis hermanos macedonios Richy y Fernando, mis inseparables compañeros de carreras en los últimos años. Sin mirar mucho, aparqué el coche. ¡¡Has aparcado en zona de minusválidos¡¡. Ni me había dado cuenta. Di marcha atrás y lo aparqué en la otra acera. Richy, a voz en grito me dijo, ¿¿no miras nunca las señales??. Lo había aparcado en una parada de autobús.
Ya bien aparcado fuimos en busca de algún sitio donde tomar algo. Tras un paseo infructuoso a la entrada de La Alberca, acabamos tomando el café en la gasolinera. Me pedí un té con limón....¡¡¡y no tenían limón¡¡¡...¡¡¡en Murcia¡¡¡. Saltan los plomos, me para la policía, no hay limón en Murcia...¡¡ayayayayay¡¡.
Nos acercamos a la zona de salida. Según nos dijeron, en nuestra distancia marcada como 50 kms, sólo participaban 99 corredores. Y en este tipo de carreras acaban yendo los mismos. Además de estos tres macedonios, nuestro hermano transnacional macedonio-eserre Salva con algún SR como Carlos y Amalio. Gemelas y sus patatas Acho. Los incondicionales e inseparables Juande y Esther. Foto de grupo.

8:00 Salida Urbanización Montevida - La Alberca

Día radiante. Tenía cierta aprehensión por el calor pero salvo en momentos puntuales, no lo sufrí. Mucho viento, molesto, que me resecaba la garganta que sumado a un subidón de la alergia a-lo-que-sea, me dejó noqueado. Pese al entrenamiento, en ningún momento me sentí totalmente cómodo. La espalda no me dio tregua. Es cierto que el recorrido es un sube-y-baja técnico y muy exigente pero el dolor no se mitigó pese al pastillazo de paracetamol. Hacía meses que no tenía problemas con los sartorios, pues desde mitad de la carrera amagos de calambres. La planta del pie izquierdo, a la altura de los dedos anular y corazón, con dolor. Los isquios, de los cuales no había tenido queja en años, se sumaron a la fiesta. Desconozco los porqués, pero con dos ultras en los dos próximos meses, me preocupa.
Salimos atrás, como siempre. Tranquilos. Primeros dos kms y en la primera subida, el mundo al revés, Richy y Fernando se quedan atrás. Y ya no los volví a ver. Me quedé solo desde el principio. Error. Las carreras son para disfrutarlas en grupo. Si no, no valen la pena. Tomo nota.

Area Recreativa "El Valle Perdido"


Tras atravesar la zona del Valle Perdido, empezaba la primera subida que se iba agarrando metro a metro. Cada subida y cada bajada, cogida por separado, son llevaderas, duras pero no tienen una distancia tal de suponer una cuota insalvable. Lo duro de esta carrera es la suma de subidas y bajadas sin descanso. Primera cota, el Cabezo del Puerto.

Depósito de Agua
Primera subida que superé sin contratiempos. A buen ritmo, pero sin cebarme. Adelanté a Carmelo con su inconfundible sombrero. Una ventaja de mi parte, conocía casi todos los tramos. Sabía de su intensidad y sobre todo, su duración. Cuando llegaron las curvas, adapté el paso a la distancia y el nivel. Primera bajada por pista amplia, dejando a la derecha el Depósito de Agua. Pista quebrada por las lluvias, hasta el cruce inferior de la autovía. Casi al pie, una antigua cantera donde yacen los restos de las casetas usadas por los canteros que la explotarían por cuenta ajena. Atravesé el túnel para coger la rambla en una zona de humedal, con algunos charcos hasta llegar al primer avituallamiento.
Km 7 - Avituallamiento

¿Los avituallamientos?. Monótonos. Siempre lo mismo. Plátano, naranja, chocolate, chucherías y frutos secos. Salvo en El Relojero en todos lo mismo. Con el castigo que supone el recorrido, el esfuerzo de la organización en este aspecto fui pírrico. Eché a faltar mas contundencia y variedad. Y esto ya es tónica general en muchas carreras, ahorrarse presupuesto en algo tan vital como la comida para los corredores. Con esta carencia de avituallamiento, ellos hacen caja y nosotros sufrimos de más. ¿Para cuando se volverán a organizar carreras para disfrutar del recorrido y no para que algunos saquen beneficios?. Difícil. El año pasado ya taché la Tomillo Trail de Yecla por su indecente falta de avituallamiento que parece que este año han repetido sin vergüenza. La única forma de acabar con esto es gastarse el dinero en inscripciones con organizaciones que trabajen para los corredores, no para sus contables.
Desde este avituallamiento, subida hacia el Castillo de la Asomada, donde dicen que lleva ocho siglos enterrado el Rey Lobo https://www.descubriendomurcia.com/rey-lobo/.


Subida pindia, segunda de la jornada, que se me agarró a los riñones. Sabiendo que no era muy larga, no apreté mucho. Durante este tramo entre el km 7 y el 28, Amalio y yo jugamos al gato y el ratón. Tan pronto lo llevaba delante como le dejaba detrás. Subí tranquilo sabedor que en unos cientos de metros estaba la Senda del Lagarto que rodea la peña sobre la que se alza el castillo. Buen tramo, un par de kms para estirar las piernas y recortar distancia a la prueba.

Km 11 - Castillo de la Asomada
Dejando de lado la Cueva del Gragon, la carrera subía por la senda directa hacia los restos del castillo, que nunca fue tal, dado que lo que se ve es lo que construyeron. Nunca llegó a ser terminado.

La bajada desde el castillo, en sus primeros 200 metros, es peligrosa. Hay que esta atentos a donde se pone el pie. Aun conociéndolo, un mal paso y acabas en el suelo. No fue el día. Felizmente, ninguna caída. Algún traspiés donde te dejabas medio isquio en el camino, pero no besé la lona. Tras la bajada, un cortafuegos de sube y baja con pendientes muy duras. En las bajadas los cuádriceps aguantaban sin molestias pero en las subidas, la espalda, ¡ay, la espalda¡. Pese al rompepiernas, tramo que no conocía que disfruté mucho hasta llegar al avituallamiento al lado de las Pozas de la Rambla.


Km 13,5 - Avituallamiento Area Recreativa Castillo del Portazgo


Segundo avituallamiento de masdelomismo. No me entretuve mucho, no me quería quedar frío y sabía que la subida que tenía por delante era dura. ¡¡Y vaya que si lo fue¡¡. Habré subido por allí decenas de veces pero nunca deja de sorprenderme. Primer tramo llevadero hasta llegar a la zona donde están los restos de las trincheras de la Guerra Civil. Afino el oído, aún escucho los gritos y silbidos de las tropas republicanas en su postrer defensa de la legalidad, frente a las  sublevadas tropas nacionalistas dirigidas por los traidores militares africanistas. Si, lo sé, pasó hace mucho tiempo pero nos robaron la Historia. Nos retornaron a una España clasista, autocrática, antidemocrática, misógina, injusta y atrasada. Murcia fue la última provincia en caer en manos de las tropas franquistas. 80 años después, los herederos políticos de aquellos rancios militares que se paseaban bajo el palio crepuscular de la iglesia militante, vuelven a para darnox leccionex de democraciax. No pasarán.
Dejé atrás … a las tropas anarquistas, comunistas, socialistas y brigadistas discutiendo por sus pequeñeces ideológicas que facilitaron la autodestrucción de la democracia republicana y demoraron otros cuarenta años la entrada de España en la lista de países desarrollados ... para la subida final hasta la antena, sin olvidarme de saludar a los vigías fantasmas que desde los restos del bunker vigilaban el avance nacionalista. Salud y República, compañeros.
Cuando hice cumbre, me temblaban las piernas. De bajada, pista forestal, el camino del ONO durante un par de kms. No me encontraba cómodo. Es cierto que corría sin problemas. En entrenamiento tenía que servir para algo, pero cuando la cosa no va, no va. Cuando no me tiraba el isquio, eran las lumbares. Tuve que tomar muchas pastillas de sales minerales para, al menos, contener a los enemigos que me querían derrotar.

Km 17,5 - Avituallamiento Venta del Civil
Nuevo avituallamiento. Mas gente que en los anteriores, con su animador particular. Un zagalico de escasos 10 años que retransmitía la jugada con un micrófono y un amplificador. Me senté en una piedra para quitarme piedrecillas y demás hojarasca seca. Cuando me levanté, me dolía todo. Km 17 y ya estoy acartonado. Mal rollo. Bajé los cientos de metros hasta la Venta del Civil, rumiando mi situación. Aproveché para un chelfi.


¡¡Con lo bien que iría con mis hermanos macedonios¡¡, nos reiríamos, vacilaríamos, nos contaríamos las penas. Una y no más. A volver a jugar con los tiempos de corte.
Pasada la Venta del Civil, subida hace Peñas Negras. Dejando a un lado los resto de la antigua casa de la OJE, que si no sabes lo que es la OJE es que no eres tan mayor como yo. Senda de Dorian. Una vez más, Amalio pa´rriba, Amalio pa´bajo. Coroné Peñas Negras, para coger la pista que, tras ver un monolito de azulejos típico del Valle, en varias cuestas consecutivas coronar el Cerillar. Al fondo, El Relojero. Yo pasaba en ese momento por el km 21, me quedaban 20 kms para volver allí. 20 kms que se me hicieron eternos. En los primeros 20 kms, tarde 3 horas, en los siguientes, 4 horas.



Al pie de la cara sur de El Relojero, sendero intermedio hasta coger la senda quebrada hasta Los Puros. Esta zona la pateamos Fernando y yo el domingo anterior. Pero ni punto de comparación. Entonces apreté de lo lindo en la bajada, ligero, confiado. En este momento, con mucha precaución, para evitar un traspiés e irme de morros al suelo. Tal era mi estado de cansancio y falta de confianza.
Km 23 - Avituallamiento Casa de Oración
Que decir, mas y más de lo mismo.
Recuerdo hace tiempo, con mi hermano macedonio Pepe, llegando a la Casa de Oración nos salió una mujer, monja o lo que sea, que nos vino a decir que por ahí no podíamos pasar. A lo que yo respondí, que sin señal de propiedad privada con el registro correspondiente, el monte era de todos. Seguramente para no importunar, la carrera cogía un senda antes de llegar allí. Desde lejos vi como dos corredores no veían la ruta y seguían de largo, uno de ellos Amalio. Uno de los que me antecedían les dio el alto para que volvieran a la senda. Un para de kms de senda estrecha, con mucha curva, pequeños sube y baja. Recuperé algo de tono físico. Entonces, Fernando y yo cogimos la senda que no era y acabamos haciendo senderismo extremos para encontrar la rambla y la subida a la Cresta del Gallo. Seguí por la ruta que sabía que llegaba a la rambla pero tengo esa necesidad cansina de probar rutas nuevas que me acaban encerrando en callejones sin salida.



La rambla al pie de la cara este de la Cresta del Gallo tenía un km, no muy corrible, irregular y pintiparada para dejarte un tobillo en una torcedura. Una vez más, a la par de Amalio. Alcanzamos a una corredora de azul y a un corredor parado con un problema de calambres.  Empezamos la subida hacia la Cresta del Gallo, por otra senda que ya conocía de otras veces, la ultima también el domingo con Fernando. No es muy dura pero si larga. Tengo muchas manías, y cuando corro, no me gusta sentir los bufidos de nadie a mi espalda. Por eso me gusta cerrar el grupo. La corredora de azul, con todos mis respetos, bufaba como si no hubiera un mañana. Me irritaba así que me descolgué en la subida. Adiós a Amalio. Ya no lo volví a ver.

Km 30, Cresta del Gallo



La senda desde la rambla acababa en la pista de los forestales. Bajada muy larga. Sabía que al final había una subida hasta la Cresta del Gallo, pero mucha distancia me parecía. Al igual que en la pista del ONO, corría, pero sin mucha convicción. Dándole vueltas al tema, vi una señal de cambio de senda, de repente para arriba. El corredor que llevaba delante, el del tirón, se lo pasó. Le tuve que pegar varios berridos para que volviera. Muy agradecido, pasó delante de mi.
La subida, muy-muy dura, muy radical, empezó mi gran tortura, los calambres en los sartorios. Nunca llegaron a ser invalidantes pero me hacían parar cada cierto tiempo. Km 31, me quedaban 18 a meta, por delante las subidas de la Rambla del Sordo y de El Relojero. Se me hizo eterna. Al llegar al pie de la Cresta del Gallo, sabedor que atajo que me llevaría al avituallamiento tuve la tentación de acortar. Y la tentación me acompañó hasta el final del recorrido. Podía haber tirado recto por muchos caminos para evitarme el sufrimiento, pero engañaría a todos menos a mí. Y no hay nada peor que vivir en la cárcel del propio yo.
Coroné a malas penas la Cresta del Gallo, bajé por el zig-zag hasta el área recreativa para un nuevo y aburrido avituallamiento. Comí por que sí, harto de solo plátano, naranja y chocolate. De los frutos secos, casi ni los probé, cuando yo llegaba, solo quedaba maíz frito, no estaba para tanto mordisqueo.



Saliendo de la zona de la Cresta del Gallo, sube y baja, paralelo a Las Navetas. Ya me costaba trotar, no digamos correr. A mitad de Las Navetas, atravesamos por la casa para coger la bajada por la senda de los hornos árabes de yeso de Algezares. Hacía mucho que no iba por allí y no recordaba lo complicado del recorrido. Con mas cabeza que piernas, bajé el ritmo, controlando, hasta llegar al Santuario de la Fuensanta, hogar invernal de la Virgen, que la suben y la bajan cada año. Pobretica, venga mudanzas.



Km 36,5 - Avituallamiento santuario de la Fuensanta
No soportando ya el dolor en el pie izquierdo, me paré a quitarme el calcetín, para darme holgura dentro del bambo. Algo mejoró, pero con los calambres, doblar la piernas para desatarme el bambo fue una odisea. Al salir del aparcamiento del santuario, la senda en dirección a Los Teatinos. Tres de la tarde y vi cinco o ser personas, sentados alrededor de una cruz rezando no-se-que letanías. Turbios es decir poco. Mal rollo. Bienvenidos a la nave del misterio.




Rambla del Sordo en dirección sendero del Espíritu Santo hasta el mirador de Las Navetas. Lo mas duro del día. Físicamente destrozado, anímicamente hundido, arrastraba los pies. Los dolores musculares, en aumento. Cada pocos paso tenía que pararme para evitar los pinchazos. Lo único que mantenía es la certeza de saber que era poco más de un km de subida, pero ¡¡que subida¡¡. Si ya de normal se pega, en ese estado, desesperaba. Me dejé adelantar por dos o tres corredores. Ni quería ni podía acompañarlos. Cuando en la distancia vi el mirador de Las Navetas, me sentí revivir. Una vez arriba, otra vez un pequeño demonio sobre el hombro me azuzaba a atajar la subida, pero no, solo quedaban 10 kms. Atravesé el mirador para coger la arista subiendo hacia El Relojero. Entorno a las 3 de la tarde, viento, calor, sudor, garganta reseca e irritada, ¡¡¡alegría, alegría¡¡¡. Pero al fondo las antenas, esto está hecho. Subidón de moral, hundimiento general de medios físicos. Paso a paso, me acerco a la cima.



Km 41,5 - Avituallamiento El Relojero
Punto mas alto de la carrera. Primer avituallamiento con variedad. Unos minibocadillos de pan-piedra con algo parecido al jamón. Ni los probé. ¿Qué me quedaba?. Ocho kms con una pequeña tachuela subiendo. La conocía, sabía cual era la tachuela.



Bajé al trote, en momentos a 5 minutos el km que para el punto de la carrera estaba muy bien. Llegaba a meta seguro. Empecé a disfrutar de verdad. Atrás quedaban las quejas, llorinas, tentaciones y dudas. Pasé junto a la casa forestal del Sequén, para justo a continuación torcer por una senda pedregosa y complicada hasta la rambla del Camino Viejo del Sequén, al pie la tachuela.



La tachuela eran poco más de un km de subida, sin mucho desnivel. No voy a reproducir mi vocabulario de esos 15 minutos. Me vino a la mente otra carrera, también en el Valle. Me caí en el km 18, me hice una pequeña fisura en una costilla, pero seguí el camino. Aquella tachuela fue mi calvario. Richy, a mi lado, me pastoreaba cuesta arriba. En esta ocasión, los dolores son los gajes del oficio. Cuando aboqué a la Senda de las Columnas  estaba chupau. Todavía les dio tiempo a ponernos dos o tres lomas de final de carrera que nunca he entendido la necesidad de torturar a los corredores a falta de pocos kms de meta. En la última loma, Pablo Fotertroter. "Espero que le des caña a la organización", que últimamente empalagas. Cumpliendo.

Pues buen balizado, bonito recorrido, pero avituallamientos muy mejorables, mucho. Y esto es pecado mortal.

Tras la última loma, cuesta abajo hasta llegar a la meta. Estaban entregando los premios así que no me hicieron ni caso al llegar y casi me tuve que poner la medalla yo solo. Cogí el trozo de madera que llamaban medalla y sin parar, literal, corriendo, me fui al coche y de vuelta a casa.




Finito. Sacando las cuentas, lo mejor la marca, 7:50. Si con todos los problemas físicos hice una, para mí, marca tan buena, ¡¡que habría sido sin problemas¡¡. Lo peor, la soledad. Sé que esto me va a costar el vacile durante meses o años de mis hermanos macedonios....¡¡¡pero que necesidad había de ir solo¡¡¡.


Otra carrera para el recuerdo. Próxima parada, 18 de Abril, los 105 kms del Desafío Calar Rio Mundo.


¿Qué falta? ¿Algo se me olvida? No sé, que será. Engaaaa……






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