¡Pepeeeeee, paraaaaa¡
Confieso que
he pecado. Dije y me prometí que nunca repetiría una carrera, pero tenía una
cuenta pendiente con la Ruta de las Fortalezas.
Cuando llegué
a la meta en 2013, mi sensación fue de fiasco. Único caso de una carrera en la
que estuve en un tris de retirarme. A cualquier corredor popular se le pasa por
la cabeza tropocientas veces el abandono, pero el año pasado estuve sentado en
la parada de autobús para dejarlo. Y mi ego me “obligaba” a intentarlo otra
vez.
De hecho en
primera instancia, no obtuve dorsal, para en la última semana llegar a disponer
de hasta cinco opciones. Gracias a Jose María, Juanpe que me puso en contacto,
y sobre todo, a mi jefe de gabinete, Richy, sin cuya participación no se
podrían haber rodado esta película, a las ocho, estaba en línea de partida.
Desde la
Peñarrubia Trail, no contaba con mi “pareja de baile”, Pepe Galvez. ¡Que
bárbaro el zagal¡. A sus 58 años, durante mucho rato tuve que frenarlo, me
llevaba con la lengua fuera.
Antes del
comienzo, momento bandera e himno. Si, lo reconozco, es la bandera y el himno
oficial, pero sigue habiendo algo que no me cuadra. Pienso en el Borbón, y me
sale la vena.
Por primera
vez, por la mala gestión del Decathlon del Thader, que todo hay que decirlo, no
pude correr con mi camiseta de las grandes ocasiones, la “maratónica” que la
bautizó Ramón, pero llevé mi lábaro cántabro, ¡qué mejor símbolo que el de mi
patria no hay¡.
Pistoletazo de
salida, y saludos a diestro y siniestro. Con los años, pese a mi carácter
reservado y poco dado a los eventos sociales, he ido conociendo a buena gente,
sana y maravillosa.
Concentrado.
Camino del Monte Calvario no quise cometer el error del año pasado. De buen
grado recuerdo el consejo de Richy en la línea de salida, “la receta es andar
en el Calvario y San Julián para llegar fresco al final”.
Me aborda
Pablo Manteca, mi compañero de meta de la Alharabe: “mi amigo del Rácing de
Santander”, me saluda. Un amigo más. No nos volvimos a ver.
Dicho y hecho.
En el Calvario, pues, no hubo más cáscaras. Otra vez, taponazo en la subida,
que sin ser muy larga, se pega. Esos escalones anchos que te obligan a tirar
una y otra vez de la misma pierna, empiezan a marcar.
El ritmo es
algo monótono. El tumulto, cual cruce de Moisés por el mar Rojo, nos lleva en
procesión hacia la primera cumbre.
En este tipo
de situaciones, voces, ruidos de bambos y olores, ¡que olores¡ ¿Cómo se puede
apestar a sudor así cuando solo llevamos escasos minutos de carrera?. Debí
nacer para señorito, pero me dieron hasta arcadas.
Saludé a Salva
el Corrihuela. No dejad de visitar su “museo” en sus oficinas de Alcantarilla
con fotos de todas sus maratones, bueno,
menos Murcia y Valencia, las últimas. Envidia sana de sus grandes carreras. Salva,
esta propaganda es gratis, pero esperamos la publicación de las fotos cuanto
antes.
Primera cima y
primer control. Siguiendo con esa “buena costumbre”, en todas las mesas de
sellado, me acercaba a una buena moza, salvo en Benipilia y la Atalaya, que
solo nos pusieron un par de feotes mozos.
Bajada rápida,
algo de más, soltando patorras.
Al final de
dicha bajada, yu-yu, que mala sombra, ¡¡un cementerio¡¡…uf, bromeamos con un
cartagenero, pero que mala sombra.
Torcemos por
la chimenea, iniciando la subida al Castillo de San Julian. Si, Richy, te hice
caso. Subimos corriendo, pero a media subida, paré a Pepe Duracell, que si no
le quitas las pilas, sigue, y sigue, y sigue corriendo, y encima, le digo que
pare, y con todo el morro me dice…¡¡¡si solo hago que seguirte¡¡….dos metros
por delante de mí.
La subida
coronamos rápido. Sello, y micción….¡¡que mal suena¡¡…vamos, que aprovechamos
para mear. Cambio al agua al canario, y a la botella antes de la bajada de Cala
Cortina.
Todo el mundo
comentado la dificultad de la bajada, pero, y no es falta modestia, tras
algunos caminos de cabras por los que hemos corrido últimamente…todavía
recuerdo con pánico el sube-y-baja de la Falco Trail…bajé a todo trapo junto a
Ramón hacia Cala Cortina, adelantando a diestro y siniestro. Si, me comporté
como esos “huelepedos” de los que siempre me quejo…Adrián, “paso corredor, paso
corredor”.
La vista de
Cartagena era estupenda. Nunca he podido entender que una ciudad con tanto
patrimonio histórico y cultural no sepa sacar más partido de ello. Las baterías
de costa, en la mayoría de los casos, en un estado deprimente. La
zona de costa, entre poco o nada cuidada. Los restos arqueológicos, arrumbados.
Entiendo que no debe ser fácil excavar y encontrarse piedras, pero que esas
“piedras” son historia viva de 25 siglos de una de las ciudades con más historia
de la península, si no, la que más.
Hoy no tocaba
arrocito en Cala Cortina, que pese a la mala prensa, a mi me trae buenos
recuerdos de un par de ocasiones con buena comida y mejor compañía.
Bajamos por la
zona del puerto. Camino algo monótono. Pepe dando rueda, ¡¡¡¡paraaaa¡¡¡.
Abordamos el
tramo nuevo de esta Ruta. Tras la subida al Castillo de la Concepción, paso por
el Molinete, muy recuperado, mejorado, con bareto atractivo. Cuando ví a las
señoronas animando con el vermut y los calamares, ¡¡humm¡¡, quien pudiera comer
unas rabas.
Nos acercamos
a unos de esos puntos sorprendentes del recorrido, el teatro romano. Parece
increíble que “apareciera” sin más. ¿Nadie sabía que estaba ahí?. Vamos, que
como que no me lo creo. Una pena, cuanto patrimonio se habrán ventilado sin que
se sepa.
Callejeamos
por el centro de la ciudad. En otra ocasión, lo habría disfrutado, pero estos
dos kms de asfalto adicionales pasan factura para las rodillas.
Salimos por
fin hacia la rambla de Benipila. Pepe se embala. Tengo que pararle mas de una
vez….para al final decirle que tirara solo, pero no quiere, nos quedamos
juntos.
Al comienzo de
Fajardo nos cruzamos con el que sería el futuro ganador. Ya nos lleva una hora.
Empiezo a notar los síntomas del cansancio, y queda mas de la mitad. Recuerdo
la Ruta del año pasado, que en esa zona me empezó a castigar física y
moralmente. Bajo el ritmo, e intento parar a Pepe Duracell. Subimos al
tran-tran. A media subida nos acercarmos a un grupo del equipo marathón de
Cartagena, y con ellos subimos a un ritmo cómodo, coronando bien.
Barra libre.
Me como naranja, plátano y hasta un donut entero mientras bajamos andando. Las
curvas en paellera nos llevan rápido hacia el inicio del Castillo de Galeras.
Primeras
estribaciones, y viendo que Pepe se va, le dejo. Me espera. De todo el
recorrido, es el tramo que mas marca. La Atalaya y el Roldan, son lo que son,
subir andando regulando, pero en Galeras, que se puede subir corriendo, te
dejas muchas fuerzas que después te pueden faltar. Este año no cometí el error
de cebarme en la subida. Ritmo de marcha, sin andar mucho, pero sin correr
rápido….¡Pepeeeee, paraaaa¡.
Junto con el
grupo del marathón Cartagena coronamos, comemos y sin pararnos, iniciamos la
bajada.
¡Y que larga
se hace la bajada¡. Eterna. Es muy larga, lo dicho, la clave está en Galeras.
Gestionando bien los recursos, como me dijo Ramón bajando por Cala Cortina,
este año, victrix.
Y así lo
hicimos. Pero larga, larga, muy larga. A la altura del comienzo del nuevo paso
por la rambla de Benipilar, llegó trillado. El año anterior, ahí sufrí mucho.
Era llano, pero la recta, también, larga, larga, muy larga.
Hasta
Cartagonova, entre frenar a Pepe Duracell y mantener un ritmo homogéneo, tengo
suficiente. En el puesto de la cruz roja, este año si, paso por boxes, me chutan
réflex en ambas piernas.
Zona fea antes
de iniciar la ascensión a la Atalaya. Subimos muy bien. Veo bajar a un
corredor, ¿me estaré equivocando?, no, parece ser que se le había olvidado
sellar en el puesto anterior, y ¡volvía¡, vamos, ni loco. Si llego a ser yo,
sigo, me daría igual la descalificación, yo sé que habría cumplido el
recorrido.
Aparece mi
amigo en la subida, Lorenzo, sale el sol. Y como pegaba, al final de la
carrera, parecía venido de la playa, tostadico.
Cuando llego
al castillo, me lavo la cabeza con el agua sobrante. No me acordé que no había
avituallamiento, ufff, vaya faena. Pues nada, a vela hasta el próximo.
El año pasado,
aquella bajada sobre cementó me hundió. Veo bajar a muchos corredores,
totalmente destrozados, como yo hice antaño, pero era mi día, bajé corriendo, a
todo meter, eso sí, con un dolor tremendo en las plantas de los pies.
Camino de
Tentegorra, le enseño a Pepe la parada del autobús donde me senté en 2013 para
coger el autobús y retirarme. No, este año no, este año toca cerrar el círculo.
En el
avituallamiento como, bebo, y el estómago hecho un batiburrillo. Que poco me
gusta llevar así la tripa, parece que en cualquier momento vas a reventar.
La subidica de
Tentegorra, sobre el pedreguerío y el curveo, agotaaaaa.
No sé cómo va
a ir el Roldan por que llego muy perjudicado.
Pero me
sorprende mi estado, al pié de la subida, cansado, agotado, pero con reservas,
subida dura, dura, muy dura, pero marco ritmo. Me vuelvo, y Pepe, no está. No
sé que ha pasado, pero me he quedado solo.
Miro el reloj,
segundo pecado, empiezo a pensar en bajar de 6 horas. Craso error. Nunca corras
mirando el tiempo.
Aunque llego
entero a la cumbre, noto los efectos del palizón. Miro el tiempo que me queda
para las seis horas, hago cálculos e inicio la bajada.
Pero pronto me
doy cuenta que es mejor bajar el ritmo que romperme por un sobresfuerzo. Después
de varios “avisos” de los gemelos y de los isquios, freno. Lo importante ahora
es llegar.
La bajada mas
que técnica, es peligrosa. Peligrosa por la degradación, en una mala pisada, en
mal gesto, se puede ir todo al traste, voy con pies de plomo, aseguro la meta.
Ya estoy
abajo, y me vengo arriba. Ya queda poco.
Entro en zona
de meta, y, este año, han cambiado la zona de entrada, dando un rodeo. ¡¡Madre
mía, que acabe ya¡¡¡.
Veo la meta.
Aprieto para entrar con la moral alta.
Final.
Recojo
mochila.
Y dentro de
una gran, gran organización, el único fallo, pero garrafal. Solo cerveza.
No hay
refrescos. Si lo quiero, me lo tengo que pagar.
Si, la carrera
es de 10 o de 11. La gestión del ejército es plausible, pero parece increíble
que tras tantos kilómetros, que para tomar un refresco, tenga que pagar un
euro. Craso error. No todos somos cerveceros.
6:07:14. El
mismo tiempo que el año pasado. Predestinado, eso sí, con dos kms mas.
283 de los
3500 que salimos de meta.
116 de los
1201 veteranos de mi categoría.
Cumplido el
reto, de momento no habrá tercera ruta de las fortalezas….bueno, veremos esos
111 kms que se están preparando.
Ya está
todo??....no??...que falta??
Vengaaaa, ahí
va.
ROMA VICTRIX¡¡¡¡¡
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