Domingo 17/09/23, despegamos rumbo a Cracovia.
Nuevamente el viaje lo contratamos con Lourdes y Davinia, Benytours. No todo está en el precio. El servicio y la calidad humana es el auténtico valor.
Cracovia, fue durante años la capital de la Malopolska, la pequeña Polonia, sitio Unesco desde 1978. El nombre de Polonia, proviene de pole, llanura. Polska, su nombre actual en polaco, viene a significar "gente que vive en la llanura". La ciudad está situada al sur del país con una población entorno a los 750,000 habitantes, algo menos que Valencia. Estamos a 2.815 kms de casa.
Parece que ya durante el Paleolítico había gente viviendo en Cracovia, en la zona de la colina de Wawel, donde hoy está la catedral y el palacio real. En el siglo VI de nuestra era llegó a la zona el pueblo vislano o vistulano, tribu de etnia eslava que dio el nombre al río Wisla (Vístula).
Cuenta la leyenda que fue fundada por el legendario rey Krak, o Krakus, en el sitio VII de nuestra era. Krak, fue un simple zapatero pero muy listo. En una cueva vivía un terrible dragón, muy cercano a donde hoy está el castillo Wawel. El zapatero no se arredró y con el futuro premio de casarse con la hija del rey, rellenó una vaca con azufre. El dragón se la comió. Y eso le debió dar mucha sed. Bebió del Vístula. Y con la mezcla, reventó. Krak se casó con la princesa y se convirtió en rey. Hay otra versión parecida en la que Krak ya era rey pero el final es el mismo, el dragón reventaba. Son leyendas, lo sé, pero las prefiero a esas que han justificado durante siglos autos de fe, guerras, inquisiciones, oscurantismo, colaboracionismo con dictaduras o pederastia, entre otras lindezas.
Collegium Maius y Collegium Novum. Ciudad universitaria del sur de Polonia, el Maius fue construido en 1400. En el Novum está la sede del Programa Erasmus tan usado por nuestros hijos. No las mías felizmente.
A primera hora fuimos al punto de encuentro. Llovía pero no nos importó mucho. Así podíamos ponernos en la piel de toda aquella gente. Imaginando una pizca de su sufrimiento. Pasear por Auschwitz-Birkenau es muy duro. Años después está dulcificado. Sin torres de vigilancia. Sin la mayoría de las verjas electrificadas. Sin ladridos. Sin disparos. Sin chillidos. Bien alimentados. Bien vestidos. A cubierto. Imaginemos si es posible, por un momento, que te lo quitan todo, que pierdes tus derechos, que te consideran poco más que un animal, que tu vida no vale nada. A partir de ahí, el Crimen Mas Grande Jamás Cometido.
Por más que lo intente no podré contar lo que sentí. Horror. Pena. Repugnancia. Asombro. Silencio abrumador. Nadie hablaba. Todos escuchábamos el relato monótono de la guía. Solo veíamos los miles de pares de zapatos. Maletas. Utensilios de cocina. Los botes de Zyclon B. Las duchas donde gaseaban. Los hornos donde cremaban. Como se puede ser tan malvado? Como alguien, hoy en día, puede justificar mínimamente esta ideología? Luchemos por evitar gente así. NO miraré hacia otro lado. Como no tengo palabras, que hablen los testimonios gráficos. Un vídeo sobre la fábrica de la muerte.
Una pequeña selección de las fotos que hicimos.
De vuelta, paseamos. En Plac Matejko, el monumento conmemorativo de la Batalla de Grunwald, en la cual las tropas polacas vencieron a los caballeros teutones en 1410, expulsando de su territorio a los antepasados de los nazis.
Mas adelante, la basílica de Sw Floriana.
De ahí a las Galerías Krakowska. Mera curiosidad. Tres plantas de tiendas de las marcas mas reconocidas. Tras varias vueltas, salimos a la luminosa Plac Jana Nowaka Jezioranskiego.
Miércoles, 20/09/23
Cuarto día en Cracovia. Ya como un rito, salimos paseando desde el hotel. Los alrededores tenían zonas de bares, sitios de comida para llevar y tan cerca del centro que no veo mejor elección.
Nuevamente cruzamos por mitad de la plaza. No me canso.
Por la zona este, andando un buen rato llegamos al Vístula a la búsqueda del primer destino. La fábrica de Schindler. En la calle Lipowa. La fachada era inconfundible. Hasta hace 30 años pasaba inadvertida hasta que el mago Spielberg rescató la historia del amigo Oskar. El fin de semana, tras la vuelta, volvimos a ver la película, la versión extendida de tres horas y cuarto. Creo que no hay mejor película sobre el tema. En su fecha, grandes directores la criticaron por blanquear el nazismo. Parece claro que la personalidad de Schindler estaba almibarada. Era un oportunista, un vividor, un fresco en dosis mayúsculas, pero hay una realidad que ha reconocido el estado de Israel plantando un árbol en su memoria y nombrándolo Justo entre las Naciones. Salvó a más de 1.000 personas.
Iba avisado, sabía que íbamos a un producto turístico y comercial. De la historia real de Schindler; de su contable judío Itzhak Stern; de los más de mil de judíos que sobrevivieron, había poco o nada. Es un largo recorrido de más de tres plantas con videos, imágenes, fotos, recuerdos, banderas, que hacían un recorrido por la Cracovia bajo el régimen nazi. Pero teníamos que ir. Nunca mas cometeré el error de la casa de Anna Frank.
A la salida, comenzaba la visita a Podgorze el barrio donde se ubicó el gueto judío entre 1941-43. Curiosamente, en estas zonas de horror y dolor, no vi ni cruces ni estatuas de Juan Pablo II.
Durante muchos años, al estar al otro lado del rio, Podgorze fue una población independiente de Cracovia, convirtiéndose en ciudad independiente por mandato del emperador austríaco José II. En 1941 los nazis obligaron a los judíos que vivían en Kazimierz a cruzar el rio, instalarse en un reducido espacio de 16 manzanas, encerrándolos entre murallas, hacinados en pisos en los que habitaban el doble o el cuádruple de su cabida.
Pero es que lo que cuenta la película de esas calles es real. Son ciertos los asesinatos. Los crímenes contra la Humanidad.
Nuevamente la Plac Bohaterow Getta. Fue impulsado por el cineasta Roman Polanski, quien sabe si para intentar lavar su sucia conciencia.
En una esquina de la plaza, Apteka Pod Orlem (la farmacia bajo el águila), donde otro héroe, Tadeusz Pankiewicz (polaco católico), se mantuvo en el interior del gueto entre 1941-43 para proporcionar medicinas, ayuda y refugio a sus vecinos judíos.
Callejeamos sin un rumbo claro. Avenidas sin gracia, edificios en mal estado. Buscando el cementerio judío acabamos encontrando la Iglesia Sw Benedykta (San Benedicto), la más pequeña y antigua de Cracovia, que data del siglo X o siglo XI y se encuentra en mitad de un prau entre un colegio y el cementerio. Antes de entrar, pegado al colegio, había un pequeño parque infantil cerrado por un lateral por un recordatorio, un trozo del muro que encerraba el gueto entre 1941-4.
A su lado, el fuerte de San Benedicto, una torre de artillería defensiva que construyeron los austríacos a mediados del siglo XIX. Rodeado por una verja, con la vegetación desbocada, no pudimos entrar ni casi verlo.
Volvimos por nuestros pasos a través de una barriada con bonitas casas residenciales, por el Parc Bednarskiego, que ya había recorrido en mi ruta corriendo la tarde del lunes. Subimos juntos para que también lo viera IQ. Ya en dirección al rio, la iglesia Sw Jozefa (San José), fantástica en el exterior, con todo lujo de detalles, una torre exenta, un vía crucis en la roca, estatuas en un lateral, de estilo neogótico del siglo XIX. En cambio, el interior era insulso.
Cruzamos la plaza del mercado de Podgorze , la pasarela del Padre Bernatek, de día, sobre el Vístula.
Paseando por la vereda del Vístula llegamos a la Calle Krakowska, avenida que une el río con la colina de Wawel. Casi al principio, nos paramos a comer en Pierwszy Stopien, el mejor restaurante que conocimos. Además de un local muy acogedor con un decoración atractiva, muy buen servicio y comida estupenda coronada con la famosa tarta de queso polaca, Sernik.
Bien satisfechos por la comida vagabundeamos por las calles, con esa mezcla de historia y decrepitud que impregna muchas calles de la zona cercana al rio. Un ruido de coche, un sonido de bocina, y parecía que en cualquier momento un par de coches de la Gestapo pararían en seco delante de nosotros para llevarse a dos personas a quien sabe donde.
Rodeamos la colina de Wawel por la orilla del rio para visitar al dragón.
Compras, mas compras. Volvimos a entrar en la Basílica Dominikanow justo en el momento en el que unos veinte monjes atravesaban el claustro camino de la capilla para el canto de sus oraciones como seguro hacían hace siglos sus antecesores, un viaje en el tiempo a la Edad Media. Maitines. Laudes. Tercia. Sexta. Nonas. Vísperas sonaban entonces, sobre las siete de la tarde. Y les quedaban Completas, a las nueve y media de la noche. Busqué a Fray Guillermo de Baskerville, pero debía estar buscando el nombre de la rosa.
Paseamos de noche por la plaza del Mercado, Stare Miasto, el centro histórico y sin más, al hotel.
Jueves, 21/09/23
Ultimo día completo en Cracovia. Comenzamos pronto con las compras para poder centrarnos en la Basílica Sw Mariacka por la cual habíamos pasado varias veces pero todavía no habíamos entrado. En Maly Rynek (Mercado Pequeño), que estuvimos el primer día, habían abierto ese día un mercadillo callejero que recorrimos a la caza del regalito.
Sw Mariacka fue construida entre 1290-1300, en la misma ubicación que otra iglesia anterior. A lo largo de los siglos se le fueron añadiendo elementos pero fue en el siglo XIX cuando se terminó su interior. Su fachada es muy característica, con ambas torres asimétricas. Una mide 81 metros, la otra 69. Cuenta otra leyenda que cada torre le fue encargada a un hermano. Que uno al ver que el otro iba más rápido, le asesinó para que no le superase. El sobreviviente continuó con su torre pero roído por el remordimiento, acabó suicidándose.
Lo primero, subir a la torre, con sus 271 escalones de subida. Vale la pena, las vistas son insuperables.
Cada hora un trompetista toca cuatro veces, hacia las cuatro direcciones, una tonada inacabada, la Hejnal Mariacki (Trompeta de la Torre). Cuentan mas leyendas que durante la Edad Media, mientras un trompetista avisaba de un ataque tártaro, recibió un flechazo en el cuello que interrumpió su melodía. La leyenda se convirtió en tradición y cada día, cada hora en punto, el trompetista toca.
El interior de la basílica Sw Mariacka es espectacular por su colorido, por cada detalle, cada capilla, el órgano. Presidiendo el altar, el Retablo de Wit Stwosz en el presbiterio, con distintas escenas bíblicas con la Virgen María, los Apandado....esto, los Apóstoles, Jesucristo y el resto de la cúpula directiva. A las 11:50, la ceremonia de apertura del retablo, que nos cogió allí mismo sin haberlo planificado.
Dimos vueltas por la basílica, hasta pararnos en la capilla de San Lorenzo en la que empezaba un misa privada, parecían filipinos, con un cura que debía haber pedido la misa por uasá.
Por la tarde teníamos excursión, así que paseamos por el casco histórico. Pensaba como sería Cracovia en febrero. Cuando el turismo baje. Cuando haya pocos turistas. Recuerdo Santander en invierno, solo los de casa, sin madrileños varios. Será así? Allí con el agravante de un largo y frío invierno. Espero que toca alguna vez hacer un viaje al norte de Europa en pleno invierno.
A las tres de la tarde al autobús para ir a las minas de sal de Wieliczka. Están a una media hora de Cracovia pero un caótico tráfico lo convirtió en una hora. El turismo lo tienen muy bien organizado. La mayorista te lleva hasta la puerta. Allí te están esperando guías locales que te llevan en grupo, respetando espacio entre el grupo precedente y el posterior, dando la impresión casi real de estar solos.
Como dijo varias veces nuestra guía, el origen de aquellas minas de sal se remonta a hace 13 millones de años cuando el norte de Europa estaba cubierto por un mar y hielo salado. Tras la última glaciación, los hielos se fundieron, el nivel del mar bajó y emergió la tierra. En algunas zonas (Wileczka no es única mina de sal en centroeuropa) la sal se petrificó.
Ya desde muy antiguo la sal fue explotada principalmente por sus virtudes para la conservación de los alimentos. Siempre se cuenta que la palabra salario viene de sal, en época romana. Si y no. Es cierto que los soldados romanos recibían parte de su nómina en sal pero se la daban para que pudieran conservar sus alimentos. La mayor parte de su estipendio lo recibían en monedas.
La mina de Wieliczka tiene unos 300 kms de túneles y se visitan poco más de dos. Bajamos a una profundidad máxima de 135 metros y casi 900 escalones. La vuelta a la superficie, en ascensor. Era un dédalo de túneles excavados en la piedra salina. Y si, le di un lametón a una pared y era totalmente salada. Habían pasillos de madera blanca por que retenían la luz al contraste de las antorchas. Habían pasillos finamente excavados, otros toscamente delineados. Cada pasillo se abría a zonas mas amplias con estatuas de personajes como Casimiro III el Grande; santos como Santa Kinga o Santa Kunegunda; o escenas de trabajadores del campo o de la propia mina. Pero sin duda, la cámara con la iglesia de 35 metros de altura, esculpida en la sal es una de la obras mas impresionantes que hemos visto nunca.
Fueron tres horas de recovecos y fotos. Es una visita imprescindible si vais a Cracovia.
Vuelta a la ciudad no fuimos a cenar a Babci Maliny. Ultima recomendación de Josemi. Es un local pequeño en la superficie. Unas mesas en el exterior. Tres o cuatro en el interior. Es grande, aunque parece que no, hasta que bajas. Repleto de fotos, decorado, mesas. El restaurante prometía. Fracaso absoluto. En la ciudad empezaba al día siguiente un congreso de comerciales de Herbalife y Babci Maliny estaba atestado de italianos. Todos hablando a voz en grito. A eso se sumó que tras pedir, tuvimos que esperar 50 minutos a que nos sirvieran, habiendo tenido que ponernos muy serios. Nos invitaron al postre pero el mal estaba hecho. Una pena pero el recuerdo será malo. Ya se lo he hecho saber a Tripadvisor. Mi valoración fue totalmente negativa.
Volvimos para el hotel algo cabreados. Tocaba hacer las maletas. A las 6 de la mañana en pie. A las 10 despegamos. A las tres de la tarde ya estamos en casa. Hasta siempre Cracovia. No te olvidaremos.
Se acabaron los viajes por 2023, creo. Espero que 2024 nos vea partir de nuevo, quien sabe, Estambul, Irlanda, Tallinn, Suiza, Burgos. El hecho es viajar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario