

Semanas de terribles cifras. Poco a poco se fue viendo la luz, desgraciadamente luz que no volverán a ver miles de personas. Un buen día nos dieron permiso para salir a pasear, hacer ejercicio y deporte. Muchos desempolvaron las camisetas de publicidad de Mirinda y se encasquetaron las Adidas Nazareno. Tras la encerrona, lo cogí con más ganas que fuerzas. Las vueltas alrededor de mi garaje no sirvieron más que para mantener la cabeza ocupada. En la primera semana de entrenamientos, agujetas que tenía olvidadas hace años. El segundo paso, volver a la montaña. Perdimos la mejor época en Murcia, la primavera. Las primeras salidas ya anunciaban que el calor estaba al acecho. La naturaleza, a salvo de ese virus llamado hombre durante meses, había ido recuperando salud. Muchos de los caminos y sendas por donde solía entrenar estaban cubiertos de vida. Nuestra huella, casi desaparecida en poco más de dos meses. Somos el peor depredador de nuestro planeta.

Fueron pasando las semanas. Primeros planes macedonios. Primeros entrenamientos con Ricardo y Fernando. Todos fuera de forma. Me dí unas cuantas palizas. Un pasito p´alante y tres pasitos p´atrás. Decidimos buscar fecha para nuestro encuentro anual. La III Vuelta Macedonia al Mar Menor. En esta ocasión, diurna a petición del ala eslovena de la legión macedónica. La fecha escogida, el sábado 6 del mes 6 a las 6 de la mañana. Con luna llena. Y sonaron las trompetas.
Tras dos ediciones con cinco macedonios, en esta edición se animaron dos SR, Amalio y JJ; nuestro fisio de cabecera en su segunda edición de la Vuelta, Juan; el albano Antonio; y el gran Manolo Rico, un clásico de los bambos murcianos. Otro año más en que Fausto no disfrutó del encuentro anual. ¡¡Estás hecho un bosnio!!.
4:15, sonó el despertador. Que pereza. "Y si me hago el enfermo?". Las dudas duraron segundos. Como lo tenía todo preparado desde la tarde anterior solo tuve que asearme, hacerme un zumo de pomelo (la fruta, no soy caníbal), recogerlo todo y al coche a por el primo Pepe con el cual no corría desde el trail de Alhama ya hace muchos meses. De camino, recogimos a Manolo.
Viaje ligero. Sin tráfico, llegamos puntuales a la cita a las 5:45 en el punto de partida, el Molino de Quintín en Lo Pagán donde ya nos estaban esperando el resto de integrantes de la partida. Tras abrazos y parabienes, nos hicimos la foto de alineación. Ocho camisetas macedonias y dos azules, SR, infiltrados, que no quisieron ser macedonios por un día. ¡¡¡Si era gratis¡¡¡. ¡¡Macedonios por un día¡¡.
Puntuales, partimos a las 6 cuando empezaban a insinuarse las primeras luces del alba. Sensaciones contrapuestas. Calles totalmente vacías cuando en los años anteriores estaban abarrotadas. Todo tiene su gracia. El objetivo era único, salimos todos a la vez para llegar todos juntos. Mas o menos. Los ritmos fueron diferentes. Desde el galgo de JJ al diésel de Manolo.


Carrera peculiar. Hacerla a la luz del día cambia. Se ve hacia donde vas, el horizonte, los perfiles, los paisajes. La ausencia de la sensación de no llegar nunca como en las ediciones nocturnas. A medida que íbamos llegando a puntos destacados del recorrido, me decía a mi mismo: "Ya estamos aquí?".



JJ, comercial de Lexus, fue una de las incorporaciones de esta edición. El único al que no conocía. Con su cara de niño no aparentaba los 46 años que me dijo tener. Una liebre. Podía haber hecho el recorrido en mucho menos tiempo si lo hubiera hecho solo. Desconozco si llegó a desesperarse por tanta parada y por un ritmo muy por debajo del suyo pero el reglamento de la carrera es corto e inflexible. Salimos juntos para llegar juntos.
Km 5, Academia General del Aire en Santiago de la Ribera. Abandonamos la línea de costa para llegar a Los Narejos por la carretera interior. Vimos algunos coches de policía. Pese a ser un grupo de 10, corriendo mas o menos agrupados, ni nos pararon ni nos pidieron explicaciones. Zona de asfalto, con algo de circulación, invadida por la vegetación tras el año mas lluvioso que he conocido en mis 27 años viviendo en Murcia. Quizás la zona mas fea del recorrido.

Km 10, Los Narejos. Paseo, playa y casas de los 70. Como todas las de esta zona, arena oscura, poca gente, mar en calma chicha y chiringuitos cerrados. Sin separación visible, Los Alcázares, Playa de las Palmeras, Playa del Espejo y Playa Manzanares. Mas de lo mismo. La ausencia de gente facilitaba el trote. 15 kms, llegando a la Playa de la Concha y el Puerto Deportivo, ni un bar ni chiringuito abierto para tomar algo. Antes de salir había tomado un gel de sales a base de pan de centeno, chorizo pamplonica y queso untado. Mano de santo. Tanto correr, me hizo parar a balizar. Mano de santo 2, el retorno.

Manolo, sus labores con 71 años, tercer novato. A sus espaldas todas las aventuras del mundo. Decenas de carreras. Nos contó sobre la carretera de la muerte entre Málaga y Almería, otra de sus aventuras. Más de 200 kms que tuvo que abandonar a los 65 kms por unas inoportunas molestias.
La Desbandá.
(https://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2020/02/02/carretera-muerte-abrazo-huida-vida/1142866.html) rememora la ruta que siguieron, en los tristes años de la guerra civil los que huían de los fuegos de Málaga para caer en las brasas de los bombardeos sufridos por parte de las tropas nazifascitas alemanas e italianas. En memoria a quienes les fueron arrancados sus sueños, cada año se repite su ruta.


Pepe, bibliotecario camino de la jubilación. No se le pasa el arroz. Sigue y sigue corriendo. Un día empezó y hasta ahora, pero primo, hay que empezar a cuidarse. A él lo que le gusta es correr, lo de sufrir por la montaña, ya no. Todo lo que no sea acabar con una cerveza es un entrenamiento perdido.

Antonio, bancario, fue el cuarto novato, aunque ya albanomacedonio desde hace meses. Bregado en estas lides. Sin mucho entrenamiento, disfrutó de la ruta y el ritmo además de enseñarnos los múltiples negocios que tiene en la zona. Que callado se lo tenía. En los kms finales de La Manga se descolgó un poco pero mantuvo el ritmo.


Juan, nuestro fisio de cabecera. "Juan, me duele el gemelo", le pregunté en el km 20. "Que puedo hacer?". "Reposo¡¡". Tocateeeeee. Es la segunda edición en la que participaba. De hecho, es la segunda vez en que lo veo. Treintañero, otra liebre, pero con problemas ópticos. Las orillas de la Encañizada cada año la ve más alejadas.
Tras salir de El Carmolí tardamos un buen rato en reagruparnos. La luz del día me sirvió para que esta zona que en la ediciones nocturnas se me hiciera eterna, se me pasara muy rápido. Casi demasiado. Desde aquí hasta la entrada de La Manga se van alternando caminos de tierras, que este año eran pistas de agua y barro, con paseos al borde del mar. Manolo nos dio una clase magistral de patinaje sobre barro con caída incluida.

Km 25, Los Urrutias y Los Nietos, con sendos club marítimos gemelos. Ya empezamos a ver gente andando, paseando, corriendo o simplemente al sol. Dos meses encerrados no se olvidan. Este año las salinas de Lo Poyo estaban a reventar de vida...y de barro. Nos cruzamos con varios ciclistas que hundían las ruedas en el fango. Salva se hinchó a hacer fotos.

Salva, vinatero, bodeguero o alcoholero, como se quiera ver. Informático para mas señas. Nuevo cincuentón del grupo. Su vida ha cambiado en los últimos años de forma diametral. Se le ve feliz con lo que hace y como lo hace. Le gusta mucho hablar de política, lástima su borbonmanía, pero de todo se sale. Muy cariñoso, aunque no tanto, Salva, no hace falta tanto. Que corra el aire.
Al fondo ya se veía claramente Cabo de Palos muy cerca. Segundo avituallamiento. Mas chispadelavida. Me tomé una pastilla de sales minerales. Rellené la botella de agua. Mientras todos los demás optaron por la mochila, de hecho Manolo parecía el Inspector Gadget por la cantidad de cosas que llevaba, yo me arriesgué con el cinturón de hidratación para evitar el calorazo en la espalda. Y no lo eché en falta. Pensé, y acerté, que con un litro de agua, un bocadillo para la ruta y papel probalizamiento sería suficiente.
Fernando se fue inventando nombres. Islas Pequeñas y Mar de Vidrio hasta llegar a la Punta de Las Lomas donde nos hicimos la anual foto con el caballito de mar que a la luz del día luce desvaído, descolorido y todos los des que se os ocurran. Aún así, fieles a la tradición, nos hicimos foto de grupo. Salimos zumbando y Fernando a lo suyo con Playa Profunda y Playa Cielo.
Cada vez mas separados. A cola de pelotón Manolo, a su marcheta, como Dora la Exploradora, mochilaza, bastones, birra y bocatas. Inasible al desaliento. Por fin, La Manga, a la cual entramos por el km 2, 39 del recorrido. Estaremos de pandemia, pero ¿¿como estaba??, "¡¡¡abarrotá¡¡¡". Coches, playas y calles llenas de gente. Incluso mi compañero Carlitos pasó por allí en su cochazo, me imagino a echar el día con la familia.


Fernando, el pescatero del grupo, sudmacedonio, compañero de todas las aventuras, incluso de las que termina, con su filosofía pesimista de lo corta que ve la vida. Nos enterrará a todos. Fue haciendo la goma pero al final hizo meta con todos. Da igual lo que le diga, por donde lo lleve, no se arredra. Todoterreno.
Km 40 a 56. Todo el recorrido de La Manga, hicimos un 2 x 1. Dos corriendo, uno andando. El sol ya pegaba con fuerza. El gemelo me castigaba. Mientras corría, trotaba, era llevadero, pero al terminar el km andando, me costaba ponerme en marcha otra vez. Primeros kms. Plaza Bohemia y el Zoco, la zona con mas turismo. Playa del Tabal. No sabía que era peor si el calor o el gemelo. Urbanización de Las Gaviotas. Eurovosa. Mucho tráfico. A medida que los edificios se van dispersando, mejora el paisaje. Puerto de Tomás Maestre con el puente del Estacio. A lo lejos lo vimos levantado pero, ¡¡canallas¡¡, lo bajaron cuando llegamos para evitar una buena parada. Algo disgregados, Pepe y Manolo se quedaron muy atrás. Tramo final, urbanización Veneziola. Tercera y última parada en una terraza de las Aldeas de Taray. Esperamos durante mucho rato hasta la reagrupación. Nos dio tiempo a beber y reponernos. Cuando tuve que ponerme de nuevo en movimiento, arrastraba la pierna.
Ricardo, Plasticman, el benjamín macedonio. Buen zagal donde los haya. Siempre dispuesto, siempre disponible. La vida le ha puesto trabas pero las afronta y las supera. Fiel compañero de aventuras. Corredor con suerte. Da igual que entrene más o menos, siempre está en forma. O casi. Iba cargado como si la ruta fuera a durar tres día. Otro inspector Gadget.

Finito. La marca no fue ni importante ni significativa. Lo que si lo fue, fue lo que disfruté. No es solo una carrera, si no una ocasión para pasar un buen rato. Comida final. Gazpacho, berenjenas y arroz con leche. La III Vuelta al Mar Menor es historia. Ya esperando la cuarta edición para 2021. Os esperamos.
Legio Invicta Macedónica