lunes, 15 de febrero de 2016

100

Hola, Madre.


Hoy se cumplen 100 días desde que te fuiste. 100 días desde que iniciamos el largo y difícil camino de las lágrimas.


Inocentes de nosotros pensábamos que todo se iría curando con el tiempo, pero nada de eso, cada día se hace más dura tu ausencia. Parecía que te habías ido por unos días, que en cualquier momento iría a tu casa y allí estarías peleándote con un guiso en la cocina o cosiendo a la luz del flexo o viendo esas teleseries tan malas pero que tanto te gustaban. pero, es demoledor comprobar que nunca más estarás aquí, a nuestro lado.


Podría decirte que te hemos hecho caso, que hemos caminado mirando hacia adelante, pero sabes que te mentiría. Hemos comenzado a pasar los primeros días, el primer cumpleaños, el primer santo. Y hemos hecho lo que pudimos.


Poco después de tu marcha, fue vuestro 51 aniversario de bodas. Es que no me puedo llegar a creer que tan solo un año atrás estuviéramos todos juntos y felices festejando vuestras bodas de oro. ¡Que bien lo pasamos¡. Seguramente fue nuestra última vez felices, ajenos todos a la mano negra que se cernía sobre la familia. Pero seguro que tu lo sabías, lo sabías y no dijiste nada, como siempre, antepusiste la familia a ti misma.


¿La navidad?. Pues la capeamos. Cada uno lo hizo como pudo. Siempre te teníamos presente pese a tu ausencia. Todos girábamos a tu alrededor. Todo saltó en pedazos. Final a la inocencia y bienvenidos a la cruda realidad, estamos de paso.


Nuestra larga infancia y juventud hecha añicos. Tu silla vacía nos recuerda que aquella felicidad, aquellos chocolates con churros en la playa, aquellas festejos navideños, aquellos días de azada en el campo, se fueron y por desgracia no volverán, nada será igual. Intentamos que quede tu espíritu, pero sin tí, no es fácil.


Llegó el carnaval y tu esquina estaba repleta de vacío. Tus hijas se pusieron donde tú tantas veces viste pasar a tus nietas, pero el silencio era atronador. No me hizo falta decirles nada para saber lo que tenían las tres en la cabeza. Ellas son las que peor lo están pasando.


Que sí, que seguiremos andando, que no nos queda otra, pero Madre, ¡¡¡es que te echamos tanto de menos¡¡¡.


Un beso, vela por nosotros, danos fuerzas y cuida de tu familia.










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