sábado, 27 de septiembre de 2025

Tailandia, septiembre 2025

 

Ssi, Ssi, Ssi, nos vamos a Tailandia.


 




     El dinero se vuelve a ganar, el tiempo, no. Ahora o quizás nunca. Como cuando fuimos a Egipto, nos sumamos a un viaje organizado, con los agüelos y padres Tutmosis, Conchi, Isaac, Lola y Paco. Maca y Rubén. Viejos compañeros del Nilo, Paqui y José Antonio, Loren y Alfredo. Y buenos, nuevos compañeros con los que disfrutamos a lo largo de la ruta. Alfonso por la agencia de viajes y Dino, guía local, completaron el grupo. Más de 40 personas. Pero mi medio pomelo siempre será mi persona favorita, la suerte me hizo cruzarme en su camino y lo mejor, que ella quiere pasar la vida conmigo, es un regalo.





10.000 kms nos separan de casa. Tailandia está en el sudeste asiático, limitando al este con Camboya y Laos; al oeste con Myanmar (antigua Birmania) y el mar de Andamán; al sur con Malasia. Su superficie son 513,120 km², poco más que España. 72 millones de thais.




Su moneda, el baht, cambio 35/37 por 1 euro. Se puede cambiar en multitud de casas de cambio a lo largo del país. El local es mejor que el que te hacen en los bancos españoles.




Su bandera no siempre ha sido azul, roja y blanca, antes era roja total. La actual data de 1917, representando los colores, la nación, la religión y la monarquía. 1917? Revolución rusa. Llegada de los bolcheviques al poder con su bandera roja, la hoz y el martillo. Me da que los tailandeses, mucho país de la sonrisa, pero son unos bienquedas.






La diferencia horaria, seis horas más de octubre a marzo y de cinco, ahora, resto del año. Amanece antes de las 6 pero anochece también a las 6/7 de la tarde. A la llegada no sufrimos el jet lag, el programa apretado no nos dejó descansar, pero a la vuelta, sumando al cansancio, me dejó k.o.




Cuentan más de 1.430 islas y 35.000 templos, que pocos dejamos por ver.




El clima, caluroso y muy húmedo. La época de las lluvias, el monzón, de mayo a octubre. Tuvimos mucha suerte, llovió de noche. De día, solo tuvimos que sacar los paraguas un rato la primera y la última noche. De noviembre a febrero, la época más fresca, especialmente al norte. Entre marzo y mayo, la época más calurosa.





Ropa ligera, preferentemente lino, cubriendo la piel para evitar picaduras de bichos. Nos pusimos vacunas para hepatitis A y fiebre tifoidea. Hace tres años ya nos pusimos la del tétanos. Es aconsejable bañarse en repelente de mosquitos. En mi caso, soy repelente en mí mismo, no se me acercan.



La comida, cuidado, suele ser picante. Una cosa es la comida local y otra la que te sirven en los bufés. Abusan del arroz, pollo, salsas picantes, más arroz, más pollo, poca comida realmente local, ah, y arroz y pollo. El pad thai, plato típico, a base de tallarines de arroz frito, huevo, salsa de pescado, gambas y cacahuetes, lo probé dos veces. También especialidades para atrevidos, como el daeng, ensalada de hormigas rojas, o, malang tod, insectos fritos.




Y los mercados? Ir a Tailandia y no visitarlos es no haberse movido del hotel. Hay dos tipos. Los grandes, preparados para que los turistas compren de forma desaforada ropa, calzado, artesanía, etc. Y callejeros, cientos de puestos pestilentes en callejones oscuros repletos de artículos basura. Cualquier tiempo dedicado a recorrer mercados e ir de compras es tiempo perdido, hay mucho que ver para pasar horas entre pañuelos, figuritas y comida maloliente.





En Tailandia corre el año 2.563. Empezaron a contar a partir del 543 antes de nuestra era, fecha de la muerte de Buda.

 


En sus orígenes.

Ya hace 40.000 años hubo poblamientos continuados. Hasta nosotros han llegado restos de alimentos y cerámica que lo demuestran. Durante el primer milenio de nuestra era parece que a los tatatarabuelos de los tailandeses les dio por viajar. Los chinos no parecían muy contentos de tenerlos por allí así que prefirieron echar a andar hasta que llegaron al norte de Siam. Los Malaya, Mon y los Khmer también parece fueron para allá en el siglo XI y montaron sus propios reinos. Solo podía quedar uno.


Reino de Lanna.

A medida que avanzaban, se instalaban, montaban un reino y aguantaban hasta que alguien venía a empujarlos hacia el sur. El primer reino, Lanna, nació en Chiang Saen (muy cerca del Triángulo del Oro) a mediados del siglo XIII, bajo el reinado de rey Mengrai, quien unificó los pueblos de la región del norte de Tailandia y fundó en 1296 Chiang Mai, en tailandés «Ciudad Nueva», sucediendo a Chiang Rai como capital del reino.

No aguantaron mucho. Otros vecinos, los birmanos, con malas pulgas durante siglos, los echaron. Fundaron los reinos de Sukhothai y Ayutthaya, amenazados constantemente no solo por los birmanos sino también por Vietnam. Si no era suficiente, otros primos tailandeses y Laos les dieron caña. No le caían bien a nadie, parece. Los Khmer llamaron a esas tierras, Siam, que se utilizó hasta mediado el siglo XX.

 

14/09/25 y 15/09/25

 

Tras muchos meses de espera, empieza el viaje. Atrás queda la previa. Un viaje no son solo los días en destino, comienza meses antes, leyendo y empapándome de la historia, geografía, costumbres y curiosidades. Acaba cuando cierro la crónica, que quedará como recuerdo imborrable de nuestra experiencia. A partir de ahí, a pensar en un nuevo destino, la rueda de la vida solo parará cuando no quede más remedio.




Alfonso, de la agencia de viajes, nos acompañó de principio a fin, pendiente de facilitarnos el viaje dentro de los parámetros contratados pero con una cercanía y preocupación personal encomiable. Los viajes programados tienen ventajas. Ves muchas cosas, no tienes que pensar, ellos lo hacen por ti, te facilitan traslados y accesos a las zonas a visitar. Pero también desventajas, el precio suele ser excesivo para lo que recibes, abusan del autobús y te incluyen visitas comerciales para gastar, gastar y gastar. Pero cuando comienzas un viaje así, lo sabes, quejarse después no parece lógico. Sabíamos a lo que íbamos. Incluso instrucciones para mear teníamos.



13:00, hora de partida. Hacía tiempo que no nos íbamos de viaje sin madrugar. Recogida del autobús en Murcia, destino Madrid, cargados con dos maletas grandes, dos pequeñas y dos bolsos de mano, y no fuimos los más cargados. Paramos a comer algo en La Roda, en El Sueño de Jemik. Nos tocó un camarero surrealista que hablaba solo, se empeñó en ponerle cebolla cruda al bocata de IQ y en pensar como enfriar el pincho de tortilla de Lola, que no lo quería caliente.




En el aeropuerto, los trámites y controles para coger el vuelo, pesados. Nos pararon a ambos en el control de maletas, nos debieron ver cara de delincuentes. Tuvimos que coger sendos vuelos de Qatar Airways, con escala en Doha. Como soy incapaz de dormir en medios de transporte, se me hacen eternos. Cada vuelo duró casi siete horas. Los aviones eran grandes, cómodos dentro de lo posible, servicio a bordo de, si, arroz y pollo, para ir acostumbrándonos. Vi un par de películas, con doblaje mexicano. Escuchar a Tomás Crucero en Micción Impasible con ese acento no parece serio.




El aeropuerto de Doha es enorme, hasta salas de oraciones tiene. El transfer nos lo convalidaron con media maratón. Lujo a raudales, pero como somos piojuos, padre, no sabemos valorarlo. En el segundo vuelo, IQ me dio una pastilla azul, sospechosa, Era para dormir, no noté ningún efecto secundario adicional más que no poder mantener abiertos los ojos, me pesaban los párpados. Los ojos seguían funcionando y oía que Tomás Crucero hablándome a los cascos, “oíme, wei, debemos acabar con el malo malísimo”. Parecía dormido, pero no lo estaba.



A las 19:30 hora local llegamos a Bangkok, 14:30 en España. Conocimos a Dino, nuestro guía. Nacido en Tailandia, de origen chino. Con formas refinadas, escondía un carácter culto, sabe 7 idiomas, profesional en su trabajo, cumpliendo con los horarios y el programa a rajatabla. Cuando 9 días después nos despedimos, se iba con un grupo local a recorrer el norte de Italia y Suiza. No debe ser fácil su profesión, mucho te ha de gustar o mucho has de cobrar.



Nos subimos al autobús que nos trasladaría hasta la lejana frontera del norte en los siguientes días. Más de 1.400 kms de carretera. Hace años que pasaron sus mejores días, sin ser un cacharro, mejorable.



Pues ya estamos en el país de los siameses. Fue aquí en 1811 donde se dio a conocer el primer caso de nacimiento de personas pegadas. Se casaron unidos y vivieron juntos los cuatro, o los tres, o lo que fueran. A las doñas no les gustaba la situación. Decidieron irse a vivir por separado, bueno, las mujeres eran las separadas. Tres días con una, tres días con otra, y el domingo a descansar. Harían sus cositas con cada una, trio perpetuo, hasta que murieron en 1874.





Bangkok, capital tailandesa y la vecina ciudad de Pattaya, suponen el 50% del PIB del país. El resto lo suman las zonas turísticas del norte, los resort y las playas del sur. Lo demás, miseria.



Nuestro hotel en Bangkok, Asai Chinatown, edificio de nueve plantas, ocupaba la 5 últimas. En la entrada, galería comercial. Es cierto que estaban en el centro de Chinatown, pero seguro que había zonas mejoras. La habitación, correcta. El bufé, repetitivo. Felizmente los hoteles fueron mejorando con los días.




Primera cena tailandesa y salimos a situarnos en la zona. Chinatown en Bangkok es el barrio chino más grande fuera de China. Más de 500 m2 y 50.000 puestos. Muchos puestos callejeros de comida imposible. No solo en este barrio, la presencia china en todo el país es palpable, su invasión gradual en muchos países de forma silenciosa debería alarmar a Dumb Trump, que con su estilo faccioso y vocero no parece ver que los chinos les están reemplazando como economía de referencia mundial.





La ciudad es una mezcla de modernidad, con altos e iluminados rascacielos, y barrios tradicionales, con cables colgando por las calles, casas sucias y descuidadas, templos iluminados y hormigueo de coches. Si volviéramos dentro de 20 años, la ciudad se parecerá mucho a Hong Kong, lo clásico claudicará ante lo nuevo. Me alegro de que hayamos podido ver parte de la ciudad en su esencia clásica.




Que decir Bangkok es muy fácil, pero inténtalo con su nombre ceremonial. Krungthepmahanakhon Amonrattanakosin Mahintharayutthaya Mahadilokphop Noppharatratchathaniburirom Udomratchaniwetmahasathan Amonphimanawatansathit Sakkathattiyawitsanukamprasit". Menudo trabalenguas. El nombre significa: "Ciudad de los ángeles, gran ciudad de los inmortales, magnífica ciudad de las nueve gemas, sede del rey, ciudad de los palacios reales, hogar de los dioses encarnados, erigida por Visvakarman a instancias de Indra". Pero como se les hacía largo, Bangkok, que viene a ser algo así como Arroyo al lado de Islas.


Si bien es cierto que había muchos turistas occidentales, los orientales eran mayoría, especialmente japoneses y chinos. Y siguiendo con el turismo, está el sanitario. Si en Turquía van a ponerse pelo y operaciones de estética, Tailandia atrae al colectivo en busca del cambio de sexo. Por un 20% de lo que costaría en países occidentales, se pueden operar.




Dinos una vuelta, vimos algunos puestos, de repente una gota, dos, y empezó a llover con ganas. Cercanos al hotel, volvimos rápido para dormir la primera noche en Bangkok.






 

Reino de Ayutthaya.


El primer rey Ramathibodi I, impuso el budismo theravada ya como religión oficial para diferenciarse de Angkor y recopiló las leyes en un código oficial, Dharmashastra.

Los ayutthayos dominaron un espacio enorme, casi la superficie de la actual Tailandia. Los birmanos, que no sabían estarse quietos, no solo se habían apoderado de Lanna, si no que en 1750 comenzaron a invadir, un poquito, hasta conquistarlo todo en 1767.

El rey ayutthayo murió de hambre y su sucesor, Taksin, fundó al sur, casi en la costa, Thon Buri, hoy la orilla oeste de  Bangkok, en las orillas del río Chao Phraya su nueva capital

 

16/09/25

 

    Primer día completo en Bangkok. Inmersión en la idiosincrasia tailandesa. Dicen que son un pueblo muy sonriente, pero no tanto. Sí que en los hoteles son muy complacientes pero conocimos a muchos que no lo eran tanto, incluso rozando la mala educación. Dino nos dijo como se decía el saludo, pero a mí me sonó a ¡¡ sabandija ¡¡. El idioma, según también contó Dino, es menos complicado que el nuestro, sin conjugaciones, sin tanta frase hecha, ni giros del lenguaje, aunque con 32 vocales, que son como las nuestras pero con distintas entonaciones, dobles, diptongos, etc. Ya lo del alfabeto es de premio. Un montón de letras puestas del revés y dibujitos de niños.



Que hablando de siameses, también son famosos sus gatos, que pululaban por la ciudad. Consideran un gesto de buena suerte regalar a la novia un par de gatos siameses el día de su boda.




Nos subimos al autobús para la primera visita y en cinco minutos ya estábamos. Andando habríamos llegado antes.






Wat Traimit, Templo del Buda de Oro. 500 kilos de Buda de oro 18 quilates. La figura se cree del siglo XIII. En 1955, tras unas obras en el puerto, hallaron una enorme Buda de estuco. Cuando empezaron a moverlo, se resquebrajó y descubrieron el más grande Buda de oro existente en el mundo, que habían ocultado siglos atrás durante la invasión birmana.






A la entrada de todos los templos hay que descalzarse (nos llevamos unas calzas para no mancharnos) y en algunos templos o palacios, las mujeres tenían que taparse hombros y piernas. Como en la cultura musulmana, algo no les va bien en las cabezas cuando piensan que suponen una tentación irrefrenable.




Para dar suerte, has de darle la vuelta al Buda con el hombro derecho hacia a la figura. Cumplimos con el rito. Todos los templos son coloridos, llamativos, brillantes, en España diríamos horteras, pero hay que ubicar las cosas en su ambiente. No cuidan nada los alrededores, pegados a los templos, había coches amontonados y mercadillos.





    A la entrada de casi todos los templos, omnipresentes por todo el país, retratos del rey y de la reina de turno. El actual rey, Rama X, es de chiste. Va poco por allí, tiene cientos de residencias fuera del país. Habitualmente vive en Baviera. Se ha casado cuatro veces. Ha nombrado almirante a su perro favorito, Foo. Tiene cara de drogata, lleno de tatuajes. Cada día, a las 08:00 y a las 18:00, el himno nacional suena en las estaciones, mercados y lugares públicos de Tailandia a través de la megafonía. Los tailandeses frenan lo que sea que estén haciendo y se paran hasta que el himno termina. Está totalmente prohibido criticar a cualquier miembro de la familia real, para los tailandeses son como miembros de su familia. Ay, Emérito I, lo que te has perdido por ser español, corrupto, pero español y mucho español.





 

    Frente al Buda de Oro, un pequeño templo, menos suntuoso, pero tan cargado y colorido como todos, lleno de flores, entre las que destacaban las orquídeas, la flor nacional. A la salida vi unos puestos con figuras de Budas. Lo guardé en la memoria. Al otro lado de la carretera, el típico templo chino, bajo, rojo.







 

Empezó la retahíla de fotos, más de 1.400 nos trajimos. No me gusta posar, una cosa es hacerse viejo y otra es inmortalizarlo. Además de las fotos de postal, me encanta hacer fotos curiosas, que dan un recuerdo más personal a los viajes.





 

      Wat Phra Kaew, Palacio Real. Es un complejo de edificios rodeados por una gran muralla blanca que fueron la residencia de los reyes de Siam desde su construcción en 1782 hasta 1946. El rey anterior, Rama IX, fue el primero en dejar de vivir en este enorme complejo y marchó en otro palacio, la Villa Real de Chitralada. En su interior está el Buda Esmeralda, Phra Kaew, una figura muy pequeña, 66 cm, de jade, del siglo XV y se cree que su origen es Sri Lanka o India. Le cambian la ropa cada estación, que en Tailandia son tres, verano, lluvia e invierno. El rey o un representante suyo es el encargado, aunque desde Baviera, dudo mucho que Rama La X quiera o pueda.







El complejo contiene el Panteón Real, la Cúpula Dorada, ocho torres gemelas que hacen las delicias de los fotógrafos, guardianes gigantes y seis demonios que visten al estilo occidental. Nos veían, o ven, como demonios.








         Avasalla tanto brillo y colorido. Los templos y los palacios los mantienen muy bien cuidados, limpios. El interior de la zona palaciega era un ir y venir de turistas, que dan vueltas sin orden ni concierto. En los cuatro puntos cardinales del mundo estaré en alguna foto de algún turista que me inmortalizó en sus fotos, muy a su pesar.






 

         Tercera visita, templo Wat Pho situado cerca del Gran Palacio, famoso por albergar una de las estatuas de Buda reclinado más grandes del mundo.









     Tailandia es un país budista, más del 90% de la población. Más que una religión es una filosofía de vida. No creen en dioses. Buda no es divino, solo un maestro. Buscan la transcendencia, un estado de paz espiritual que llaman Nirvana. Han de superar el sufrimiento (dukkha) y el samsara (reencarnación cíclica). El camino hacia el Nirvana es la meditación, sabiduría, moral, evadirse del deseo, evitar el egoísmo y el sufrimiento. Creen que los hechos de cada vida influyen en las reencarnaciones posteriores. La filosofía de causa y efecto, karma, forma parte de lo que llaman la Rueda de la Vida. Ganan o pierden puntos por sus acciones.




Pues lo veo mejor, aun en el convencimiento personal que la muerte es el final. Me parece ridícula la creencia cristiana del arrepentimiento en el último momento. Toda una vida de joputeces, te arrepientes el último segundo, y autovía hacia el cielo. Toda una vida de santidad, un traspiés el último segundo, al infierno. Al menos los budistas hacen media a toda la vida.



Los tailandeses, creman sus cadáveres, no creen en la resurrección como los cristianos, sino la reencarnación hasta llegar al Nirvana. Los cuerpos son un mero vehículo vital. Así que no hay cementerios, sino columbarios donde depositan las cenizas.





Tiene distintos rituales como la ronda diaria de las limosnas. Los monjes salen a la calle al amanecer a pedir comida, porque solo pueden comer lo que les den como limosnas. Ir al wat, templo, al menos una vez por semana. Meditar. Aplicar pan de oro a las estatuas de Buda. Seguramente es la religión más auténtica, basada en el conocimiento interior. Es una filosofía de vida que muchos occidentales han adoptado para intentar dar sentido a una vida, que no la tiene. Carpe Diem.





   Entramos a ver al Buda reclinado. Religión muy medida, hasta las posturas del Buda tienen un significado. Cuando se le ve tumbado, es el momento de su entrada en el Nirvana. No hay tristeza, solo aceptación, liberación del sufrimiento y cierre del ciclo vital de reencarnaciones.




 

     Terminadas las tres visitas, comimos en restaurante Yor Yor by River, como la mayoría de los que visitamos, poco más que un merendero europeo decrépito, tipo bufé. Ains, pollo, arroz, arroz y pollo. Estaba situado en la orilla del río Chao Phraya (rio de los reyes), el más largo y caudaloso de Tailandia. Nace en Nakhon Sawan, confluencia de los ríos Ping y Nan. Este río Nan pasa por Phitsanulok, donde dormimos una noche. El Chao Phraya tiene 372 kms. No solo riega arrozales sino que es una importante vía de transporte tanto para personas como para mercancías.





        

    La ciudad está totalmente en obras, entre las líneas de metro que están construyendo y los rascacielos, estará así décadas. El tráfico es caótico, miles de motos se agolpan en cada semáforo, marea que te arrastra si no andas listo al cruzar.




         

    Por la tarde, crucero por el río subidos en un servicio público, no un costoso crucero marítimo. Para coger el barco, una tailandesa de todo menos simpática, nos hizo esperar demasiado. En la parte superior nos cocimos de calor pero tuvimos el gusto de compartir río con Fumanchú. El río es marrón, debido al clima lluvioso, aluvial, que arrastra tierra de las orillas. Habrá vida en el fondo, pero si te caes, te disuelves como un azucarillo.








         IQ se quedó de mercados, yo fui al hotel para ponerme los bambos y salir a correr. Compras? No, gracias.     Desde el hotel hasta Wat Saket, Monte Dorado, colina artificial de 80 metros de altura. 318 escalones de subida. Data de la época de Ayutthaya. Fue renovado y ampliado durante el reinado de Rama III. Durante una epidemia de cólera en el siglo XIX, el templo sirvió como lugar de cremación para miles de personas, añadiendo una capa de solemnidad a su historia. Llegué ya anocheciendo.







Correr por Bangkok no es fácil. Hay pocas aceras, mucho tráfico, poca iluminación y todo ello siguiendo la señal gps. Las escaleras se pegaron, pero mereció la pena ver la ciudad desde arriba. En la parte trasera, Budas de todos los colores.







         Los tailandeses son muy supersticiosos, raro es la persona que no lleva algún amuleto pero en eso no se diferencian en mucho a los europeos. Nosotros los llamamos manías.


   

    Recorrido nocturno para ver iluminados los mismos palacios y templos vistos por la mañana. Paré en la plaza con el Monumento a la Democracia, que con la tradición golpista del ejército suena a chiste.





       Wat Shutat Thep Wararam, su construcción se inició en 1782 bajo el reinado de Rama I y se completó en 1847 bajo Rama III, abarcando casi siete décadas. Es famoso por su colosal columpio rojo, el Salo Chingcha. 



        

   Desde allí, Wat Arun, que vimos desde el crucero. Templo del Amanecer (1768) al otro lado del rio, en el barrio de Thon Buri, nombre de la ciudad antes de llamarse Bangkok. En 1932 se unió a Bangkok por un puente y se integró en la ciudad en 1971.





        


    Ya de vuelta al hotel, pasé por Pak Klong, el mercado de flores y por Patpong, otro mercado, éste de imitaciones, Q3.




         


    Tras la cena en el hotel, llamamos a un par de furgonetas para ir a uno de los muchos roof tops de la ciudad. Los vehículos eran una discoteca. Sirocco, planta 64. Cuando salimos del ascensor, nos esperaban una decena de sonrientes thai. Las vistas eran espectaculares pero te perseguían para la consumición. De buena gana los habría mandado al guano, que marcaje, ni Sergio Ramos. Finalmente pedimos 17 euros de tónica. Por una copa de vino clavaban 35 euros. Una de aperol, 60. Que había que ir, que las fotos y vistas son espectaculares, que la cantante lo valía, pero menudo robo.





  



      Reino de Sukhothai


Algo cansados de tantos vecinos folloneros, en 1.238 se sublevaron del dominio Khmer (los tátara-tátara de los camboyanos) y establecieron el reino de Sukhothai. El masca fue el rey Ramkamhaeng, ansiaviva, responsable de la creación del alfabeto thai y de introducir el budismo theravada como religión. Fue palmarla y todo se fue al carajo, cayendo Sukhothai en 1365 en manos de otros primos thai, el reino vecino de Ayutthaya, nuevo masca de la zona hasta el siglo XVIII. 

 

17/09/29

 


 6:00, en pie camino de Ayutthaya, capital de Siam desde 1350 hasta 1767.





Durante el largo recorrido, Dino nos fue contando como la sanidad pública es casi gratuita, en torno a 1 euro por visita. Los días tienen su color. Miércoles, el día en curso, verde. Así iba vestido el guía. Jueves, naranja. Viernes, azul. Sábado, morado. Domingo, rojo. Lunes, amarillo. Martes, rosa. Todo se ve amarillo, el color del día de nacimiento del actual rey. Cada miembro de la familia real tiene su bandera, según su día de nacimiento. Tailandia, en vías de desarrollo desde hace 30 años, basa su economía 60% industrial, 25% turismo y solo 10% agricultura.






Wat Chaiwathanaram,  residencia real del poderoso imperio Jemer. Construido en 1630 por el rey Prasat Thong  para honrar a Buda y como recuerdo póstumo de su madre. Los birmanos lo destruyeron en 1767, dañando especialmente las imágenes de Buda. Restos de ladrillo rojo, mucho buda descabezado, que cuentan que no era por superstición, sino para venderlos en el mercado negro.







Wat Phra Si Sanphet   construido en el siglo XV por el rey Borommatrailokanat como parte del Palacio Real de Ayutthaya. También fue destruido por los birmanos en 1767, que estos chicos les daba por destruir y ahora están de guerra civil, a ver si destruyen más su país.







 

Abandonamos Ayutthaya y antes de llegar  Phitsanulok, paramos en Wat Muang, al pie del gigantesco Buda dorado de 92 metros de alto, amarillo descolorido, enorme. Al frente, un parque temático sobre los sufrimientos del infierno budista, horroroso. El complejo, de 1992. El país está construyendo muchos templos por todo el país para abrir más rutas turísticas.







  Comida en Siam Rose @ Chai Nat, en mitad de la nada, construido sobre canales, frondoso, fresco. Tailandia ha sido muchos años el primer exportador de arroz en el mundo, en tailandés comer se dice Kin Kao, literalmente Comer Arroz.






Tarde de autobús, agotadora, amenizada con música. Dino, amante del karaoke como casi todos los chinos, nos dio un recital de temazos de ayer, hoy y siempre, con Alejandro Sanz, la Potra Salvaje y Raphael. Emocionado nos cantó una canción romántica tailandesa, que se quedará como banda sonora del viaje. No me pude contener y le pedí Viva España de Manolo Escobar, y se me fue la mano.






   Paramos en cada ruta en estaciones de servicio, todas con su 7Eleven, 15,430 en todo el país. Dino nos contó como los tailandeses viajan a Europa para ver la nieve. Como colaboró con Telecinco en los reportajes del tema Daniel Sancho. Nos detalló que los medios españoles se excedían. La Cuatro usó drones para intentar grabarlo en su cárcel. Las autoridades locales les prohibieron seguir con el tema.




        


   Tras un paisaje totalmente llano, empezamos a ver las primeras montañas, algunos bueyes de agua, pero pocos animales sueltos.




    


        Topland Hotel & Convention Centre nuestro hotel en Phitsanulok. Bien gestionada la llegada, ambiente sesentero, colonial, antiguado, húmedo, pero buen bufé. Detrás del hotel, canal y mercadillo de comida. Menuda zorrera cogió la ropa. Nos sentamos en el hotel a tomar unas copas los Tutmosis con Paqui, José Antonio, Yolanda y Juan Carlos. Pronto a la cama, al día siguiente, más paliza.









        Tras años mirando a Occidente, Tailandia poco a poco ha vuelto la vista a su poderoso vecino chino, que disimuladamente y con muchos millones, se va ganando uno a uno a todos los países asiáticos. Dumb Trump castiga a Tailandia con 37% en aranceles, los chinos encantados, más negocio. Poco a poco se suma al grupo de los llamados Tigres Asiáticos, países emergentes que están disfrutando de un exponencial crecimiento económico, como Corea del Sur, Hong Kong, Taiwán y Singapur a los que se están sumando Vietnam y nuestra Tailandia.

 


La creación de Siam


Poco les duró la alegría a los malos birmanos. En 1782, Rama Ladindón I, de nombre Chakri, subió al trono. Fundó la actual Bangkok. Fundó su dinastía. Y fundando, echaron a los birmanos 18 años después, en 1790.

Y empezaron a llegar los europeos. Primero, los portugueses, que fundaron pequeñas ciudades comerciales para el tráfico de mercancías como el azúcar. Tras ellos, ingleses y franceses. Los primeros, se adueñaron de sus vecinos occidentales, India y Birmania. Los segundos, de los que llamaron Indochina, el actual Vietnam y Camboya.

 

18/09/25

 

5:30 suena el despertador. Tercer día y ya vamos mortimer.






Tempo Wat Phrasi Ratana Mahathat, construido en 1357 por el rey Lithai del Reino de Sukhothai. Antes de entrar, foto a un autobús lleno de pequeños budas. En el interior del complejo, templo con Buda dorado, donde no podías estar de pie. Hilera de budas en los pasillos.





Además de supersticiosos, no les gusta que les toquen la cabeza. La consideran la parte más importante del cuerpo, ni acercarse aunque sea un niño. Que no hay que ser tailandés y mucho tailandés, a mí tampoco me gusta que me toquen la cabeza, ni nada, que no se me acerquen.


Sukhothai, literalmente “aumento de la felicidad”. Alberga ruinas de la primera capital de Siam entre los siglos XIII-XV, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1991. La recorrimos en bicicleta, al son de la tópica banda sonora de Verano Azul. Nos paramos en varias áreas, con templos, lagos con lotos, sudor a raudales.







Para rellenar el recorrido nos pararon en el templo del buda blanco, Wat Sri Chum, con su Buda de 15 metros.







Comida en Kaan Kham, arroz, pollo, pero también lichis, rambután, plátanos pequeños.


Eterno recorrido camino del Lago Phayao, entre curvas, montes que podían ser escenario de una nueva entrega de Avatar y el rumor de Rambo huyendo por aquellas laderas. Bonitas fotos gracias a Paqui. En el enésimo punto de compras me ofrecieron una delicatesen, grillos y gusanos. No me lo pensé. Parecían poco más que frutos secos tostados y crujientes.






Final de día, Chiang Rai, The Heritage Chiang Rai Hotel and Convention. Al entrar por las calles de Chiang Rai, la vida es, más o menos, igual en todas partes. Gente saliendo de trabajar. Gente que va de fiesta. Gente de cena. Gente viendo la televisión. Gente que vive como nosotros, haciendo cosas parecidas. Buen hotel, cena justita. Chaing Rai, Tierra de Arrozales, fue independiente hasta 1900. Últimamente se han incrementado los movimientos independentistas, de igual forma que en el sur del país, de mayoría musulmana.

 

El siglo XIX


Las potencias coloniales Europeas amenazaron a Tailandia en el siglo XIX y a comienzos del siglo XX. Tailandia si cumplió con su palabra, no pasarán, pero fue a base de usar una de las miles de chaquetas que guardaban en sus armarios. Con los ingleses llegaron a acuerdos. Siam les cedió lo que hoy es Malasia y como agradecimiento, reconocieron su independencia. Con los franceses hubo menos suerte, tras una guerra con el trasfondo del control de las rutas del opio, les tuvieron que ceder el actual Laos. Es cierto, nunca fueron colonizados, pero un par de vecinos incómodos más, y el país sería hoy poco más que Cabezo de Torres.


19/09/25

 


   4:30 y nos despertamos por el ruido de la tormenta. Rayos, truenos, el diluvio universal. Fue una hora, pero cayó la mundial. La suerte nos perseguía, tras el desayuno, al autobús, no nos llovió nada. Hoy dos nuevos templos, modernos, pero imprescindibles.






         Wat Rong Khun, el Templo Blanco, se inició la construcción en 1997 y aún no está completo. Tiene fijada su fecha de finalización para 2070, para añadir nueve estructuras. Me viene un poco justo. El templo se construyó sobre las ruinas de uno antiguo. A través de un puente sobre unas aguas plagadas de manos representando almas en su eterno ciclo de vida, muerte y renacer, accedimos al templo. En la capilla central, sentada, IQ pidió y pidió, usando la fórmula adecuada, ¡¡Saaatu¡¡. En la mayoría de los templos hay lugares donde depositar monedas para ganarse puntos a favor. Lo del dinero ya parece más típico de las religiones de todo el mundo. Llamaban la atención los aseos dorados.










Wat Rong Suea Ten, Templo Azul, "Templo del Tigre Bailarín". Su nombre proviene de los tigres que solían habitar la zona, cruzando el río Mae Kok. Su construcción se inició en 2005 sobre las ruinas de un antiguo templo abandonado. Como otros templos, sus accesos son penosos, con coches aparcados. Dos carretes gasté.






Camino de la lejana frontera para ver Sop Ruak o Triángulo Dorado, comprende las fronteras de Tailandia, Myanmar (Birmania) y Laos, donde confluyen los ríos Ruak y Mekong. Su nombre, acuñado por la CIA, se refiere a una zona mucho más amplia que abarca las montañas de estos tres países donde se movía droga que hizo inmensamente ricos a los narcos. 






Nos subieron a ver el museo del opio. Dicen que la abuela del actual rey sustituyó el cultivo del opio por las fresas, pero bueno, que te van a decir. En la orilla laosiana florecen decenas de rascacielos, casinos y área de vacaciones de lujo para los chinos. La zona birmana, escasos edificios. Los tailandeses, se mantienen en su misma línea del sur.







Comimos en un restaurante que traducido era “compañeros de viaje”. Plato principal una mezcla de huevo, cebolla y masa de patatas que alguien dijo que era tortilla española. Las mujeres que lo gestionaban parecían unas madrazas, despidiéndonos como si fuéramos a volver.







Hacia Chiang Mai eterna carretera en reparación. Las estructuras de cemento la construyen en el sitio, atascos sin fin por una carretera de sube y baja, curvas, estrecha y mucha circulación. Para amenizar la ruta, otra vez karaoke, con un Alfredo estelar. Macarena, Pimpinela, más Raphael. Casi tres horas para llegar a Chiang Mai, antes del hotel, visita a otro templo.







Wat Phrathat Doi Suthep, uno de los templos más venerados de Tailandia, fue construido en el siglo XIV. La leyenda cuenta que el rey recibió la visión de un Buda dorado en sueños y ordenó la construcción del templo para albergar una reliquia de Buda. Parecía la Fuensanta, a las afueras de la ciudad, subiendo a la montaña, curvas de mareo, el autobús parecía fallecer. Cuando llegamos debimos ser los últimos turistas. Se sube en funicular. Todo dorado. Un lama nos lanzó una bendición, más bien, me caló con el agua de su bendición. Desde una zona balconada pudimos observar toda la ciudad, iluminada por sus luces nocturnas.






Chiang Mai, Ciudad Nueva, es la segunda más grande del país. Hotel Centara Riverside nuestro hotel, de largo, el mejor del circuito. Habitación muy amplia. Nos recibieron con muñecos de feliz cumpleaños y dos trozos de tarta. Pues no era nuestro cumpleaños, pero disfrutamos como si lo fuera. 




Tras la cena, un Bold (coche de alquiler) hacia el Gran Bazar, no había nada. De vuelta, un tuk tuk, carrera loca por aquellas calles. Otro objetivo cumplido. Nuestro piloto se debía creer Fernando Alonso, corrió mucho y más. Pabernosmatao.




Tuvimos mucho cuidado todo el viaje de no beber agua que no fuera embotellada ni comer vegetales lavados. Los thai creen que los occidentales somos demasiado limpios, que por eso nos ponemos enfermos cuando les visitamos. Algo de cierto hay. Cuando era pequeño, no había tanto control, tanto cuidado, tanto reglamento. Nunca pasó nada. Ahora, con tanta asepsia, hasta respirar nos enferma.

 

Comienzos del siglo XX


Fieles a su armario de chaquetas, navegaron por ambas guerras mundiales. En la primera, se aliaron directamente con ingleses y franceses, que en pago, les devolvieron algo del territorio que perdieron durante el siglo XIX.

En 1932, tras un golpe de estado militar, Siam pasó de monarquía absoluta a constitucional, con elecciones, bajo el mismo rey, Rama VII. Pero los militares no se estaban quietos y año sí, año también, dieron golpes de estado para hacerse con el país durante todo el siglo. En 1938, el teniente Plaek Phibunsongkram, filonazi, se hizo con el poder y se autodenominó “el Líder”.

En 1939 cambiaron el nombre del país, pasando a llamarse País Libre, Prather Thai, que los británicos tradujeron como Thai Land. Aquí añadimos dos letras, y ya tenemos Tailandia.

 

20/09/25

 

   Día completo en Chiang Mai, estresante. Tras tanto autobús, se pidieron al guía alternativas de ocio, que no todo fueran templos. En el programa, sendas visitas a un centro de fabricación y venta de joyas y otro de sedas. Dos horas totalmente perdidas para rentabilidad de la mayorista. Desde allí, al santuario de elefantes, establecido en 1990. Los elefantes viven en la ladera. Por la mañana los bajan al santuario. Los alimentan, los bañan, y por la noche de vuelta. Vaya buena vida se pegan, comiendo una media de 200/300 kgs diarios.





      Nos llevaron a una zona para preparar la comida de los elefantes a base de arroz, tamarindo, sal y productos medicinales. Los elefantes comen sin cabeza, Te alargan la trompa para que les pongas la comida y los plátanos que te dan en una cesta. Se las saben todas. Te rodean con la trompa y te dan un pringoso beso para foto. Te ponen un gorro y te lo quitan. Tras la comida, al rio a bañarlos y que beban mucha agua. Por la noche, en la montaña, se parten de risa recordando las caras de tal o cual turista.








    Comida en Baj Orchyd & Farm. Con un mariposario. Con una zona de cultivo de orquídeas de todos los colores. Con un buen bufé. En la semana bebí solo agua y chispa de la vida. Los demás probaban las cervezas local, Chang, u otras bebidas. Famosa en todo el mundo, la popular bebida energética Red Bull nació en Tailandia. Se basó en el Krating Daeng, bebida energética dulce y sin gas que se vendía en toda Asia desde 1976. En 1987, un empresario austriaco llamado Dietrich Mateschitz modificó los ingredientes para adaptarlos mejor a los gustos occidentales y así nació Red Bull. Se saltó las patentes y se hizo de oro.




        

     Cercano, el poblado de las mujeres jirafa. Son de origen birmano y se han establecido al norte de Tailandia huyendo de la guerra civil. El poblado es demencial, caminos de tierra sucia, casas destartaladas, suciedad. Muchas mujeres y niñas con los cuellos estirados mediante insanos anillos. Pero a la vez, vaqueros debajo de la ropa, móviles, tabletas, motos. Occidente es una sociedad decrépita cuando queremos ver algo así.






    Vuelta al hotel, masaje tailandés. IQ me dijo que la suya era floja pero la mía, que rozaba el milenio de edad, me dio tremenda paliza. No solo usan las manos, también codos, brazos, piernas, me dejó para denunciarla en el juzgado de guardia más cercano.



      Para la cena, espectáculo en un restaurante a las afueras de la ciudad. Pésima cena, pésimo espectáculo y pésimo estilo, venga a pedir dinero. Totalmente prescindible.







     Era un no parar. Lo siguiente, Muay Thai, el deporte nacional.  Un remedo de coche de bomberos nos llevó y  nos devolvió al hotel. Deporte de combate, se usan manos, piernas, pies, brazos. Vaya somanta de palos se metieron algunos. De repente vi subir a IQ para apadrinar a Superball, que se lo debió tomar en serio, noqueó a su rival. En el último combate que vimos, Siapo, tumbó al suyo. A la salida nos hicimos foto de grupo con el artista

 






Segunda mitad del siglo XX


En el comienzo de la segunda guerra mundial, nuevo cambio de chaqueta, hemos perdido la cuenta. Se aliaron con los japoneses, dado que los ingleses, franceses y alemanes les parecían muy lejanos. Envalentonados, le declararon la guerra a EEUU pero un hábil diplomático tailandés no llegó a entregar la carta de declaración, los estadounidenses se dieron por no enterados y cuando en 1945 se cambiaron las tornas, chaquetazo, se cambiaron al bando vencedor a tiempo.

En el año 1946 subió al trono el Rey Rama IX Ladindón, que se hizo eterno. 70 años de mocarca, solo le superaron el gabacho Luis XIV y sombreritos Isabel II, la británica. Más golpes de estados que elecciones. No fue hasta 1992 que se restauró algo así como una democracia.

Durante la guerra fría, para que nadie recordara sus veleidades projaponesas, fueron fieles sirvientes y lucharon abiertamente contra el comunismo en la zona, dejando manga ancha a la CIA para sus democráticas actuaciones habituales. 


21/09/25

 

     De vuelta a Bangkok, avión directo desde Chiang Mai. Poco más de una hora, escoltados por dos lamas. Desde el avión observé los alrededores del aeropuerto local, plagado de urbanizaciones y campos de golf que rodeaban arrozales como si fueran parques.






     Los tailandeses son bajitos y amarillentos. Como la mayoría de los asiáticos, están obsesionados por tener la piel lo más clara posible, lo que viene a ser un maiquelyason. Aunque en la calle hagan 40 grados, muchos tailandeses (sobre todo ellas) suelen ir bien tapados (incluso con guantes para no broncearse las manos). ¿Por qué? La piel oscura se relaciona con trabajos más humildes (campesinos o vendedores callejeros) mientras que la piel blanca es sinónimo de belleza y clase alta. 


     De vuelta a Asai Chinatown, con vistas a la zona empresarial. El planazo de la tarde era la visita al MBK, grandes almacenes de imitaciones. Algo habría pero me pareció un Corte Inglés baratero. Después, paseando, llegamos al pie del ManaHakon, loco edificio de Exin Castillos, con una terraza con suelo de cristal. No pude subir, lo tenían completo hasta una hora después.




         


     En un Bold nos acercamos a Khaosan Road, el barrio de los mochileros. Apretó la lluvia, tuvimos que sacar los paraguas mientras recorríamos infinidad de puestos con ropa y complementos, comidas raras como cocodrilo, escorpiones y culebras. Les preguntamos y nos reconocieron que ellos no lo comen. Son extravagancias para turistas. Espectáculos de música con Lady Boys, locas perdidas. Como apretaba la lluvia entramos a cenar en  Buddy Beer, con la banda sonora de un buen cantante que con su sola guitarra nos amenizó la velada.






 

Comienzos del siglo XXI


En 2001 el empresario Thaksin Shinawatra se convirtió en primer ministro tras ganar las elecciones. En 2006 renovó su mandato, pero las fuerzas del Real Ejército Tailandés dieron otro golpe de Estado, que llevaban tiempo sin hacerlo, los pobres. Después de aprobarse la Constitución tailandesa de 2007, se celebraron elecciones generales, que dieron la victoria al partido vinculado a Thaksin. Otra vez en 2011 mayoría absoluta, Yingluck Shinawatra, hermana menor de Thaksin fue la primera mujer en asumir el cargo en Tailandia pero otro golpe de estado, 2014, la apartó del cargo. Tailandia tiene el record de golpes de estados militares con éxito, 12 de 20.

  

22/09/25

 

         6:00 del último día, a correr. La ciudad ya estaba petada de tráfico. En el Parque Lumphini un lagarto enorme. Corría en dirección contraria a la dirección de la mayoría pero me negué a darme la vuelta. Crucé calles, me crucé con infinidad de lamas descalzos camino de quien sabe ande, los niños llegando a sus colegios de alto nivel a las 7:00, los currantes comprando comida grasienta en puestos mugrientos, como desayuno.






      Charoen Krung, cerca del rio, una de las calles más antiguas de la ciudad, con sus casas decrépitas, hace un siglo era el barrio de los europeos. En la otra orilla, Iconsiam, otro centro comercial enorme. De vuelta, varias puertas monumentales tipo chino y una rotonda con un transformer en medio.








     Tras el desayuno, camino de un mercado flotante, que aparecía en la guía, lo comenté con Dino, pero no estaba. Un tuk tuk intentó hacernos la tres catorce, llevándonos al puerto para quien sabe que estafa. Nos bajamos, andamos, nos seguía, y finalmente saqué mi mal carácter. “Stupid”, se despidió. Adiós.





     Llegamos al fuerte Phra Sumen, construido tras la huida de los birmanos, restaurado en 1982. Nos encontramos con unas muchachas de Bilbao y Asturias que nos contaron que iban a pasar unos meses por el país, sin fecha de vuelta definida. Un hombrecillo se nos acercó, muy sonriente, contándonos no sé qué milonga que, oh, casualidad, hoy era el Día de Buda, cuando es el 15 de abril, hace 5 meses. Que si tal y cual. Un policía sentado detrás nos hizo gestos, era un estafador. Éramos extras en una película de Almodóvar.






     Bold, hacia el mercado de Klong Thom, que nos aconsejaron las muchachas. Basura variada, tecnología de hace 40 años. Paseando, al mercado de Patpong, para las últimas compras. Estaba reventado de regatear por lo que al cambio no llegaban a poco más de unos euros. Me harta regatear, es una estafa en toda regla, intentan venderte mucho más caro algo que ellos mismos saben que no lo vale. Si te la cuelan, punto para ellos. Me parece deshonesto y no coincido en absoluto con los que dicen que les gusta.




     Sabía que IQ quería unos Budas, así que la dejé con Lola y Paco y recordé aquel puesto del primer día, del Templo del Buda de Oro, y encontré los budas que ella quería a un precio irrisorio.





    Tras la comida, un masaje de pies, piernas, cuello y cabeza. Los masajes no son lo mío. Tampoco lo disfruté. Recogimos las maletas y al aeropuerto


 

Hoy en día


En 2014 el ejército dio un nuevo golpe de Estado, tomando el control del país el comandante en jefe Prayut, quien estableció una dictadura militar hasta convocar elecciones en 2019 y proclamarse primer ministro de Tailandia.

En 2024, una nueva Shinawatra, Paethongtarn, hija de Thaksin, sobrina de Yingluk, llegó a primera ministra con tal solo 38 años. La niña, es algo bocazas. La pillaron, grabada, una conversación telefónica hablando con el ex primer ministro camboyano, precisamente un país poco amigo, criticando al comandante en jefe del ejército lo que ha obligado al Tribunal Constitucional a cesarla. Primero la pasaron de primera menestra a menestra de educación y ahora, ya cesada del todo. El ejército calentando motores para el enésimo golpe de estado, al tiempo. Entre elecciones y golpes de estado, no ganan para disgustos. Lo llaman democracia y no lo es, yo no voté al rey.

 

23/09/25

 

   A las nueve de la noche del día anterior nos pusimos en ruta. Casi 26 horas de viaje. Nos despedimos de Dino y de Bangkok. No creo que volvamos. Hay mucho mundo. Sé que nos quedamos sin ver la zona de playas, Phuket o Ko Shamui. Me preguntó Alfonso al final del viaje, “Ves? No hacía falta la playa, habrías ido tras esto?”. Sin dudar le respondí: “Si, un par de días para descansar”. No pudo ser, pero no me arrepiento. Valió la pena todo lo visto. Al final me quedo siempre con lo bueno.




     De regreso, mismo recorrido a la inversa. Bangkok-Doha, demencial, encajonado en mi plaza, tuve que levantarme un par de veces cuando noté una pequeña crisis de ansiedad. Intenté revisitar Interstellar en mexicano, pero un pastillazo me dejó K.O un par de horas. En Doha, un rato de descanso en el aeropuerto.




     

  Cuando llegamos a Madrid a las 7:30, hacía frio. El viaje de vuelta en autobús, insufrible, no se puede ir más lento. Hasta las viejas en bicicleta nos adelantaban. Paramos en la Venta San José, donde disfruté de un pincho de tortilla tras muchos días de arroz, fideos y salsas.


  Finito. Tailandia es historia, bonita y ya nostálgica. Siempre la recordaremos. Esta es mi historia, mi opinión, mi experiencia, que puede no coincidir con el resto del grupo.


     Como los fumadores compulsivos, acabado un cigarro tengo que encender otro, sin destino de momento, pero eso es lo bonito. La incertidumbre, la búsqueda, la decisión, la preparación, que el ir el trabajo no sea nuestro único viaje. Acepto sugerencias.